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Es costumbre en Estados Unidos que, cuando los hijos adolescentes están escogiendo la universidad a la que irán –y por la que pagarán, de media, 60.000 euros más los correspondientes intereses de los préstamos universitarios–, se hagan 'tours' familiares y los padres acompañen a los estudiantes para ver los campus. La periodista Joanna Connors llevó a su hija pequeña a ver algunos. Todo iba bien. Y de repente el guía señaló una hilera de luces y habló de protocolos de seguridad… Y a ella le entró un ataque de pánico, que llevaba agazapado en su interior más de veinte años. Al ver aquello, fue consciente de cosas con las que había ido viviendo desde que era una mujer de 30 y, en una visita de trabajo, un tipo la había violado en el teatro vacío de la Universidad de Cleveland.
Por entonces, Connors era una mujer criada en los sesenta y setenta que, reconoce ahora, no conocía el miedo. La violación la cambió por completo. Pasó de ir libremente por la ciudad, de acudir tranquilamente a los sitios, de dormir plácidamente y de no prestar atención a los barrios más pobres y todas sus miserias –esos por los que pasaba habitualmente en coche sin preocuparse, pese a las estadísticas, como todo el mundo– a sentir miedo de todo y quedar paralizada. Llegó el silencio, todo lo que no se podía comentar, la huida hacia delante. Policía, hospital, juicio, algún intento de terapia; la idea de que si su marido, su madre, sus hermanas sufrían por ella, ella debía mantenerse firme y cuidarlos. Así que lo mejor, pasado el proceso, fue cerrar esa carpeta y mantenerla oculta durante 22 años.
Joanna Connors (Miami, 1954) es una periodista estadounidense que ha colaborado, entre otros, con 'Los Angeles Times' y 'Chicago Tribune' Vive en Cleveland. El libro 'Te encontraré. En busca del hombre que me violó' nació como investigación periodística. Lo publica Errata Naturae en castellano.
Antes de ese momento, Connors no quería tener hijos… y en tres años tuvo un par. La vida, se decía. A ellos no les contó lo sucedido hasta que aquel ataque de pánico le hizo plantearse toda su historia. Y darse cuenta de que como madre había sido ultraprotectora, pesada, controladora y hasta histérica, obsesionada por los pasos de sus niños y sus compañías. También había sido menos cariñosa de lo que le habría gustado, menos cómplice. Estaba demasiado ocupada pensando en todo lo que podía salir mal para hacerlo bien. De esa conciencia nació, hace ya una década, el empeño de abrir el fichero. Por una cuestión personal, pero también como un trabajo periodístico. Encontró en su periódico, en el que llevaba trabajando todo ese tiempo, el apoyo para afrontar una investigación que se convirtió en reportaje para su medio y el año pasado en un libro. Errata Naturae lo acaba de publicar en castellano. 'Te encontraré. En busca del hombre que me violó' es esa crónica.
Siempre hacia arriba
En ella caben las historias familiares, las suyas y las de su violador. Connors no busca razones, ni excusas: expone situaciones. Ella, nacida en Miami, hija de periodista y enfermera que pudieron ayudar a sus tres hijas a labrarse un futuro; siempre hacia arriba. Recuerda haber participado en la marcha por la igualdad organizada por Betty Friedan en 1970 en Nueva York, adonde se mudó la familia. Luego fue a estudiar a Mineapolis, conoció a su marido y se casó a los 22, se fueron a Cleveland, a trabajar al mismo diario. Él, Dave Francis, hijo de indio americano y afroamericana, y de la violencia, la droga, el abuso de todo tipo, el abandono; hacia el crimen, la cárcel, la enfermedad, la muerte temprana. Dos Américas frente a frente (y no son todas). En su camino de investigación, la periodista conoce a las hermanas de su violador… y se encuentra con dos mujeres que como ella han sido amedrentadas, golpeadas, utilizadas. Y se hacen amigas.
'Te encontraré' es la frase que su violador le dijo al despedirse y que la aterrorizó durante años. Lo que ella encuentra en su proceso de búsqueda es el relato de las zonas más depauperadas de su ciudad, el funcionamiento del sistema judicial y el protocolo de atención a las víctimas en la década de los ochenta –y comportamientos de policías y fiscales que hoy nos parecen escandalosos, pero que de vez en cuando aun son noticia–, y hace un poco de historia de la violación… El mismo año en el que la violaron a ella, los legisladores de países como el suyo habían recogido en los papeles la violación dentro del matrimonio. Actualmente, en muchos lugares del mundo un hombre puede abusar de una niña… y casarse con ella para que la deshonra sea menor para la familia.
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