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Atrapados en el jardín botánico

Atrapados en el jardín botánico

La pintura de Josué Pena propone una acogedora experiencia sensorial

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Sábado, 30 de diciembre 2017

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«Un día más me podría quedar sentado aquí, en este jardín extraño donde posponer una determinación, dibujar una elipse o esperar un eclipse». La última exposición de Josué Pena acoge al espectador y le proporciona cierta experiencia sensorial, la placentera sensación de que hay otro mundo fuera, pero que puede esperar. No resulta extraño que el autor proporcione un texto que denomina ‘Madre’ y nos invite a desandar y desaprender, a regresar a algo primitivo, a disfrutar de una invitación a los sentidos.

‘La sustancia visionaria. Poligrafía del regreso’ nos remite a ese ámbito en el que trabaja el autor, un lugar que ejerce de estudio, taller y jardín, que, según explica, no es tan sólo un espacio físico, sino también un estado mental. La apariencia orgánica de la muestra tiene que ver con esa cualidad casi matricial de las imágenes y la explosión cromática de las obras contribuye a la seducción de los visitantes, abducidos por una equilibrada composición que también juega con las escalas para proporcionar el juego envolvente.

El artista vizcaíno, ligado a la figuración o el realismo, recupera un periodo clave de su trayectoria, a mediados de los noventa, cuando consiguió sus primeros premios importantes y su trabajo fue expuesto en ferias como ARCO. «De alguna manera, es como recuperar lo que no había concluido entonces y continuar», afirma. También él ha desandado, ha vuelto al principio, con este proyecto que parte de la intuición, de las cosas encontradas, literalmente, en su vida cotidiana, y que él transforma, a través de la manipulación de dimensiones, en el hallazgo de claves internas, en un peculiar recinto donde crecen sus especies favoritas.

Quien se sienta atraído por este ejercicio de pintura sin ambages, una lección de formas y colores, puede sucumbir al encanto del exotismo peculiar de este invernadero. La atmósfera, su calidez y el lenguaje de las plantas encantan como melodías sutiles. El tiempo se detiene y, una vez más, nos disuade de tomar una determinación y quedamos irremisiblemente varados, atrapados, como una estatua en un jardín botánico.

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