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En su barrio natal.
Loquillo by Canet

Loquillo by Canet

El nuevo disco del artista catalán, 'Viento del este', surge de una fotografía tomada hace un lustro en Barcelona

Miguel Pérez

Miércoles, 4 de mayo 2016, 14:01

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En la vida profesional de Loquillo hay, al menos, cuatro personajes indispensables. El primero de ellos es, por su propia naturaleza, el más juvenil, el cantante que inició su carrera apenas antes de poder votar en las urnas, impelido por el doble juego del oficio de periodista musical y la vocación de ser músico profesional y la obligación de conseguir material para grabar un disco en cuestión de semanas tras tirarse un largo con una disquera. El Loquillo furioso y salvaje que luego firmó una época clave con los Trogloditas durante la revolución cultural de la post-transición.

Existe un segundo personaje, maduro, que tomó el camino de los poetas cuando un roquero no debía saber de poesía y empeñó lo posible y lo imposible en proyectos arriesgados como 'Mujeres en pie de guerra', banda sonora crucial en la historia de las BSO españolas. El tercer Loquillo es el que vino con 'Balmoral', un álbum de cambio, candidato al Grammy, que marcaba una nueva escala de madurez, nuevos parámetros sonoros y la sensación cierta de que el cantante catalán, con una banda bien engranada y Jaime Stinus en la producción, quedaba refrendado para siempre en la cúspide del rock patrio.

Después salió a la luz 'Código Rocker', disco súbito y volcánico, hecho prácticamente en secreto, como siempre de una idea personal, y nació el cuarto personaje; el artista que vuelve a galopar sobre caballos salvajes, ya sin Stinus en el estudio ni en la alineación, un perfil que queda corroborado con el actual 'Viento del este', en el que el Loco vuelve a entregarse a la producción más caliente, emocional y polirrítmica de Josu García y Mario Cobo (ambos también guitarristas del grupo). El giro le permite adentrarse en un nuevo territorio, con sonoridades diferentes que dejan claro que lo suyo no va por un hieratismo acomodaticio.

'Viento del este' suena de varias maneras: fresco y desprejuiciado ('Salud y rock and roll'), arriesgado ('En el final de los días', 'Limusinas y estrellas' o 'Me olvidé de vivir', cuyo primer intérprete fue Johnny Hallyday) y épico ('Acto de fe'). Pero, sobre todo, suena a rock de autor maduro y a la profundidad de un relato escondido tras los surcos. Porque, en realidad, este disco es la historia de una foto. Una imagen tomada por el genial fotógrafo Thomas Canet hace poco más de un lustro como parte de un reportaje y que muestra al Loco en su barrio natal del Clot, con las nubes negras detrás y absorbiendo la intensidad del viento del este, ese fenómeno que presagia siempre un cambio.

La imagen es perfecta. Como sucede en 'Balmoral', donde el cantante aparece en la famosa coctelería del mismo nombre ya cerrada, de la foto de Canet también han desaparecido ya los puentes situados a su espalda, derribados hace un año. «Trabajo en lugares que ya no existen, un país inexistente», reflexiona el artista. Está cómodo en este retrato en el Clot que, por cierto, ha sido la base del desarrollo artístico de la carpeta del disco. Canet es un profesional veterano con el que empatiza. Se conocen bien. Canet es un fotógrafo y retratista de alto voltaje, sensitivo, mirada fundamental del ecosistema musical actual. Y especialmente en el terreno del rock. Ha realizado cubiertas para discos y trabajado con publicaciones como 'Rolling Stone', 'NME', 'GQ' o 'Enquire'. Y en el caso de Loquillo, puede decirse que Canet sabe obtener la esencia del rocker, el crooner, el actor y el artista con una naturalidad aplastante. Así lo revelan las fotografías que acompañan este reportaje, realizadas en una sesión en Barcelona con motivo de la edición de su nuevo álbum.

«'Viento del este' es un disco que empieza con una foto que me hace Canet en mi barrio. Entonces compruebo que tiene una actitud muy parecida a la de 'El ritmo del garaje', barcelonesa, urbana y de raíz, mirando al futuro. Así que me digo: 'Tengo la foto, tengo la idea'. Me puse a darle vueltas, a colocar muchas cosas en su sitio y así salió 'Viento del este', el viento que anuncia cambio», ilustra el Loco, que define su nuevo álbum como una «gran obra» justificada en tres pilares: los compositores (han participado siete, incluyendo a Sabino Méndez, Gabriel Sopeña, Igor Paskual, Leyva y el escritor Carlos Zanón), una banda bien compenetrada y con la precisión de un reloj suizo que funciona como una gran familia («es la banda más perfecta del país y la más perfecta también para mí», subraya el Loco) y un trabajo de producción fuera de lo común. «Esta ha sido la ocasión en que más a gusto me he sentido en un estudio explica. He sentido mucho cariño y he visto mucha generosidad. En el rock and roll hay que saber ser generosos y trabajar en equipo». Si la política fuera rock and roll...

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