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Jim Jarmusch.
Jim Jarmusch, el eterno cineasta 'cool'

Jim Jarmusch, el eterno cineasta 'cool'

Minucioso artesano de la imagen con un sentido de la modernidad innato, regresa con 'Gimme Danger', un documental sobre The Stooges

Ricardo Aldarondo

Jueves, 24 de noviembre 2016, 12:59

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Directores como Denis Villeneuve, Nicolas Winding Refn o Jeff Nichols son probablemente los que ahora desatan las pasiones, encienden las polémicas, representan lo 'cool'. Hubo un tiempo en que en ese status reinaba Jim Jarmusch, cuando el cine independiente americano, el que tenía verdadero sentido bajo esa etiqueta, ofrecía una alternativa pujante al cine 'mainstream', y sentaba las bases de lo que hoy sigue teniendo vigencia e influencia: un cine de autor de expresiones minimalistas y contenidas, pero nunca frías, dotadas de un cierto sentido del humor y perplejidad ante las contradicciones de la vida y con personajes singulares y fascinantes en su discreción. El recuerdo y la pertinencia hoy de películas que nos deslumbraron en su día como 'Extraños en el paraíso' ('Stranger Than Paradise', 1984), 'Bajo el peso de la ley' ('Down By Law', 1986), 'Mistery Train' (1989) o 'Noche en la tierra' ('Night On Earth', 1991) es irrefutable. Al mismo tiempo, las nuevas generaciones han ido descubriendo su capacidad de fascinación, como cineasta, como personalidad y como apasionado de la música, que siempre es parte fundamental de sus obras, imbuído como está desde su adolescencia hasta hoy en toda la cultura del rock en su sentido más amplio y rico.

Sin embargo puede parecer que Jim Jarmusch no tiene ya la pujanza de antaño. Algunos de los que le siguieron entonces le perdieron la pista o tienen la sensación de que Jarmusch no es lo que era, que ya no sorprende o no acierta como antes. Es cosa curiosa, y debe ser producto de la edad de unos y otros, porque el tupé de Jarmusch, ahora inmaculadamente blanco, sigue siendo tan 'cool' como antes. Su mirada, aún más perspicaz, y sus películas siguen siendo magníficas, cuando no magistrales, incluso con más capacidad de emocionar y trascender a través de sus personajes, caso de 'Ghost Dog, el camino del samurai' ('Ghost Dog', 1999) o 'Flores rotas' ('Broken Flowers', 2005), quizás su mayor acercamiento a un cine (aparentemente) convencional, con el gran Bill Murray al frente.

Tan parsimonioso y contemplativo como sus propios personajes al llevar su carrera, Jarmusch se toma con calma cada nuevo proyecto (catorce largometrajes en 36 años no es mucho, no). Es cierto que a veces se ha puesto demasiado críptico, caso de 'Dead Man' (1995) o 'Los límites del control' ('The Limits of Control', 2009), pero siguen siendo películas visualmente fascinantes y en las que nada queda al azar: Jarmusch es un minucioso artesano de la imagen con un sentido de la modernidad innato, pero alejado de cualquier espectacularidad, dueño del tiempo cinematográfico como pocos.

Sorprendentemente, en este año Jim Jarmusch ha entregado dos películas al mismo tiempo, que se estrenaron simulatáneamente en Cannes y están a punto de llegar a nuestros cines, 'Gimme Danger' hoy mismo, y 'Paterson', la que muchos consideramos la mejor película del año, el 7 de diciembre. Son dos filmes que corresponden a sus dos principales facetas, la musical, que tuvo su expresión más directa en la película sobre los conciertos de Neil Young en 'Year of the Horse' (1997) o en el trasfondo temático de la vampírica, rockera y romántica 'Solo los amantes sobreviven' (2013). Ahora en 'Gimme Danger' Jarmusch se da el gustazo de contar la historia de The Stooges, grupo a contracorriente en los años 60, avanzadilla imposible de lo que llegaría una década más tarde, crudo y peligroso combo con Iggy Pop al frente y su expresión salvaje del rock & roll que ni siquiera cuajó más allá del 'underground' en una época en que parecía que todo era posible. Jarmusch toma una entrevista actual con un Iggy Pop que mantiene su fibroso y animalesco cuerpo que tanto le ha gustado siempre exhibir y arrastrar por el escenario hasta sangrar literalmente, y todas las imágenes y documentación disponible del grupo y elabora un relato apasionado y apasionante en el que vuelca su admiración y transmite el asombro por lo que The Stooges lograron hacer con su actitud nihilista, atrevida y retadora.

Por su parte 'Paterson' es una pequeña maravilla. El argumento se puede resumir en un conductor de autobús y una chica que hace 'cupcakes', que se quieren y son felices. Él además escribe poemas en una libreta. Y Jarmusch cuenta su rutina durante los siete días de la semana. Lo asombroso es la cantidad de cosas que sugiere el cineasta a través de pequeñas conversaciones casuales de otros personajes, cómo entrecruza la vida diaria de una población que parece fuera del tiempo, sin salirse de esa pequeña rutina de la pareja, y trasciende lo anecdótico para hablar de todo lo importante desde su característico minimalismo.

Su ironía refinadísima y paradójica, sus citas cinematográficas, literarias y musicales exentas de pedantería, la perfecta medición de la estructura y de cada plano tan calculados y tan naturales al mismo tiempo y el encanto permanente de Adam Driver y Golshifteh Farahani, hacen de 'Paterson' un compendio magistral del genuino estilo de Jarmusch sin que nada aparezca reiterativo o gastado. Jarmusch sigue siendo el más moderno con esta delicadeza luminosa e inspiradora.

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