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Una historia de mujeres en busca de su lugar en el mundo.
'Las hermanas alemanas': Verdad intimista y pasión de género

'Las hermanas alemanas': Verdad intimista y pasión de género

El de Margarethe von Trotta es un retrato de testimonio, verdad e intensidad dramática que otorga una pátina de complicidad en la mirada al describir la relación y oposición entre dos mujeres, más allá y más acá de su entorno político

Guillermo Balbona

Jueves, 6 de octubre 2016, 18:34

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Como en toda creación iluminada por la necesidad de ir más allá de una simple narración, la tercera película de Margarethe von Trotta solapa texturas, miradas, intenciones y resultados. 'Las hermanas alemanas', quizás el filme que le proporcionó más fama pero hoy ciertamente olvidado, es en su primera capa una crónica social y un drama político. Pero también es un drama femenino y feminista, una historia de mujeres en busca de su lugar en el mundo. Fassbinder aseguraba que "las mujeres son más interesantes que los hombres, ya que les es más fácil salir de su rol". 'Las hermanas alemanas' en primera instancia ha pasado a la historia como un filme sobre el terrorismo, lo que su directora precisamente negaba.

En el contexto explosivo de la República Federal Alemana de un año pintado en rojo en los calendarios, 1968, las hijas de un sacerdote se significan por el combate, la reivindicación y la denuncia. Periodismo y lucha armada son las opciones sobre la mesa que expone la cineasta de 'El segundo despertar de Christa Klages' para, en definitiva, emprender la hoja de ruta vital y humana de las dos mujeres y sus respectivos conceptos de una biografía comprometida. Sin embargo, tras esa epidermis histórica y materialista cabe en el filme una reflexión sobre el dolor y sus dimensiones, se inclina por mantener las distancias con agilidad y sobriedad, y es una de esas propuestas que permanecen marcadas por la huella de las interpetaciones.

Vigor y energía, sin visceralidad ni sensiblería, al margen del duro trasfondo de la banda Baader-Meinhof, la directora, también guionista, se inspiró en la terrorista Gudrun Ensslin, con cuya hermana mantuvo una entrevista, para afrontar casi un intento de retrato generacional. Ensslin, miembro de la banda terrorista Baader-Meinhof, según la versión oficial de la policía, se suicidó en la cárcel especial de Staminheini (Stuttgart) el 18 de octubre de 1977.

El cine de Trotta, en su evolución, ha sido traicionado en ocasiones por la simplificación de la militancia feminista al abordar perfiles de personajes masculinos fundamentados en el estereotipo, sin aristas ni hondura. En 'Las hermanas alemanas' el foco reside en fundir su experiencia vital con los hechos históricos. El suyo es un retrato de testimonio, verdad e intensidad dramática que otorga una pátina de complicidad en la mirada que describe la relación y oposición entre dos mujeres. Las declaraciones de la directora en los ochenta aclararon aún más la intencionalidad del filme: "En esta película hay muchos elementos que tienen que ver conmigo misma, porque somos de la misma generación, vivimos de niñas la guerra, crecimos en los años cincuenta, años que experimentamos como la 'edad de plomo'".

Las transiciones temporales entre los recuerdos y el presente, y la superposición de fantasías, imaginaciones y lo real, caracterizan su visión galardonada con el León de Oro y el premio a la mejor actriz, Jutta Lampe, en el Festival de Venecia. El cuestionamiento ético, la necesidad de ponernos en el lugar del otro, la comprensión, que no la compasión, habitan en el núcleo dramático de un filme que transpira la memoria y el olvido, la conciencia de culpabilidad por el pasado nazi y el legado de la guerra.

Lampe, Barbara Sukowa, Rudiger Vogler contribuyen con sus interpretaciones a expresar esa atmósfera sobre la conciencia de los ideales y los movimientos más o menos comprometidos. Trotta, esposa del también realizador alemán Volker SchIondorff, con quien colaboró en la singular 'El honor perdido de Katharina Blum', en los setenta, traza aquí el germen y la esencia de lo que sería su cine: el sentido de independencia de las mujeres, y su afirmación e identificación con su lugar y posición. Tan irregular como coherente la cineasta de 'Rosa Luxemburgo' apuesta por la visibilidad de las mujeres, sus historias y aspiraciones, su ubicación frente a un mundo dominado por hombres. En su filme disecciona los lazos fraternales y la solidaridad femenina, que nunca ha dejado de estar siempre presente en su cine como reveló su reciente 'El mundo abandonado', atraviesa la columna vertebral de una cinta de conciencia generacional, verdad intimista y pasión de género.

El juego dialéctico, formal y estético, incluso, de dos formas opuestas de compromiso con el entono político y social desde la mirada femenina, ambas sujetas y mediatizadas por el dolor, configuran el eje sobre el que pivotan estas criaturas que discurren por las aguas pantanosas del terrorismo sin excesos en una especie de retablo donde también asoman las raíces, la niñez y la juventud de las protagonistas.

Admiradora de Saura, la cineasta germana combina en este filme una de las claves de su filmografía, el intento de una caligrafía que alterna lo exterior y lo interior, la colisión o fusión entre un contexto, en este caso convulso, y el íntimo, el de la búsqueda personal. El inventario externo e histórico, con sus concomitancias y paralelismos entre pasado y presente (entre los años 50 y 70) de esa Alemania que crece en fuga, en olvido o en recuerdo; y la reflexión interna discurre el flujo de un filme sensible, que huele a sinceridad y necesidad. Entre flashback y análisis, entre discusiones e intuiciones, entre el pasado y el presente, va creciendo la excelente descripción emocional de dos personalidades femeninas enfrentadas a una radiografía social donde se agitan el terrorismo, la traducción y la represión. Un diálogo muchas veces sordo entre la verdad oficial y la verdad personal.

Quizás 'Las hermanas alemanas' sea un buen espejo en el que mirarse ahora que la cineasta ha regresado con fuerza con su reciente retrato de 'Hannah Arendt' con idéntica exhibición de estilo y forma: un retrato femenino, un contexto histórico, una mirada documental al fondo y un vínculo de introspección y meditación.

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