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'Barravento', de Glauber Rocha, una de las principales obras del 'cinema novo'.
'Cinema novo', el movimiento que colocó el cine brasileño en el mapa

'Cinema novo', el movimiento que colocó el cine brasileño en el mapa

Nació en los 60 como oposición a una visión hollywoodiense del país y muy influido por la 'nouvelle vague' francesa y el 'free cinema' británico

Boquerini .

Jueves, 21 de abril 2016, 11:50

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De la misma forma que las nuevas cinematografías europeas hacían eclosión al inicio de los 60 (La 'nouvelle vague' francesa o el 'free cinema' británico), al otro lado del Atlántico, un poderoso movimiento cinematográfico buscaba plantarles cara, de igual a igual: se trata del 'cinema novo' brasileño, que nace como oposición a una visión hollywoodiense del país y muy influido, precisamente, por esa nueva articulación del lenguaje cinematográfico procedente de Europa.

El movimiento surge en principio en forma de relevo generacional. Durante los años 40 y 50 del pasado siglo, el cine brasileño vegetaba con una producción dependiente de modelos extranjeros, en base fundamentalmente a comedias y con folclorismos acomodaticios, pero van a surgir una serie de nuevos directores con Nelson Pereira dos Santos, Glauber Rocha, Ruy Guerra, Carlos Diegues, Gustavo Dahl, Joaquín Pedro de Andrade o León Hirszman, decididos a romper con todo lo anterior, y a contar la realidad del país, con sus tremendas desigualdades sociales. Estos directores, que venían de la universidad y de los cineclubs, interesados en hacer un cine culturalmente brasileño, defendían que los medios de producción eran inseparables del lenguaje (que explicaron en dos manifiestos, 'Estética del hambre' y 'Estética del sueño') e hicieron popular una frase: 'Una cámara en la mano y una idea en la cabeza'. Glauber Rocha afirma: "El 'cinema novo' es una cuestión de verdad y no de iluminación. Para nosotros la cámara es un ojo sobre el mundo, el travelling es un instrumento de conocimiento, el montaje no es demagogia sino la puntuación de nuestro ambicioso discurso sobre la realidad humana y social de Brasil".

Precedentes

El 'cinema novo' tuvo un precedente: la película de Lima Barreto'O Cangaceiro' (1953), una especie de 'western' a la brasileña que seguía a un grupo de 'cangaceiros' o bandidos, perseguidos por las fuerzas del gobierno. La película logra un premio en el Festival de Cannes y el cine brasileño empieza a tener visibilidad en el mundo. El filme fue fruto de las ideas renovadoras del italiano Alberto Cavalcanti, (uno de los nombres del neorrealismo, que vivió en Brasil entre 1949 y 1954), que lo produjo a través de su productora Veracruz. Cavalcanti dirigió en Brasil dos películas notables, que contribuyeron a mostrar que otro tipo de cine era posible: 'O canto do mar' (1953) y 'Mulher de verdade' (1954). Y en 1955 Nelson Pereira Dos Santos dirige 'Rio, 40 graus', que es considerada como guía e inspiración del 'cinema novo'.

La gran eclosión del movimiento llega en 1962 con 'Barravento', de Glauber Rocha, y 'Os cafajestes', de Ruy Guerra, un director nacido en Mozambique e instalado en Brasil. La primera mostraba a un hombre culto negro que regresaba a su pueblo de pescadores natal para liberar a la gente del misticismo, y en particular la religión candomblé, que él considera un factor de opresión política y social, con resultado trágico. En 'Os cafajestes', Ruy Guerra sigue a un chico de familia acomodada que quiere salvar a su padre de la bancarrota. Su plan es chantajear a su tío, un hombre rico, fotografiando a su amante desnuda en una playa. De modo que le encarga a un amigo suyo de mala vida que engatuse a la chica y la lleve a la playa. A partir de ahí, nada saldrá como había planeado. Curiosamente una película brasileña de la vieja escuela, 'El pagador de promesas', de Alfredo Dias Gomes, logra la Palma de Oro de Cannes. La historia de un pobre hombre de una zona rural de Brasil, que únicamente tiene a su burro. Cuando éste enferma, el hombre reza por su recuperación y promete a Dios que irá a la capital del estado si se recupera. Aunque estéticamente en las antípodas del 'cinema novo', la película contribuyó con fuerza a la visibilidad del cine brasileño en el mundo.

Un año después el boom del nuevo cine brasileño es ya imparable: 'Vidas secas' (1963), de Nelson Pereira Dos Santos, la historia de una familia muy pobre en una zona rural del Brasil de los años 40; 'Los fusiles' (1963), de Ruy Guerra, un drama social que gana el Oso de Plata del Festival de Berlín, que cuenta cómo, en un pueblo del Nordeste brasileño, asolado por el hambre, las supersticiones pseudo religiosas y unas estructuras económicas de dominio de los ricos para con los más humildes, el Gobierno envía soldados para prevenir posibles levantamientos de la población hambrienta; 'Ganga Zumba' (1963), de Carlos Diegues, la vida de un esclavo fugitivo que se encuentra con el Quilombo dos Palmares, una comunidad rebelde de esclavos brasileños. Y de 1964 es 'Dios y el Diablo en la tierra del sol', de Glauber Rocha, ambientada también en la década de los 40, narra la historia de un vaquero que, cansado del maltrato que recibe de su patrón, lo mata y huye con su esposa recorriendo el norte del país combatiendo el terror físico y espiritual que parece haber poseído a sus gentes

La dictadura

En 1964 se produce en Brasil un golpe de estado que da paso a una dictadura militar que supone el principio del fin del 'cinema novo'. En estos primeros años los temas principales que se abordan en las películas son la miseria de los campesinos del nordeste brasilero, el hambre y la violencia, la marginalidad económica, la desigualdad y la explotación, y la mitología y la alineación religiosa. Poco a poco, el cine se va volviendo más críptico. La mayor parte de los filmes analizan la nueva situación política, la actividad y los errores de la dictadura militar y de la política desarrollista, y la derrota de las izquierdas y los intelectuales de forma muy elíptica.

En 1965 llega 'La fallecida', de Leon Hirszman, el drama de una mujer obsesionada con la muerte que quiere que el suyo sea un entierro de primer nivel, e incluso se compra un ataúd lujoso de antemano. También de 1965, es 'El desafío', de Paulo Cesar Saraceni, sobre un periodista que atraviesa una crisis personal, agravada por su romance con la esposa de un industrial, que no quiere abandonar su hogar debido a su hijo y por su locha contra la censura.

De 1966 es otra de las cumbres del 'cinema novo', 'Terra em transe', de Glauber Rocha, ambientada en un país ficticio latinoamericano (ya no se podía hablar directamente de Brasil) donde vive un idealista, poeta anarquista y periodista. En ese país, dos políticos, uno populista y el otro conservador, luchan por el poder en esta compleja realidad tropical donde nada es lo que parece.

La última gran película del 'cinema novo' es de 1969: 'Antonio das mortes', de Glauber Rocha, que es premiado como mejor director en Cannes: el protagonista es un matador de cangaceiros, destinado a aplastar a una comunidad de campesinos guiados por una 'santa', que atraviesa una suerte de crisis moral entre el poder y los oprimidos. Tras este filme, Rocha se exilia, trabajando en diferentes países. En España, por ejemplo, rueda 'Cabezas cortadas', con Paco Rabal, sobre un antiguo dictador que delira en su castillo esperando de un momento a otro la venganza de sus víctimas. Aún 'Os heredeiros', de Carlos Diegues, y 'Macunaima', de Joaquim Pedro Andrade, ambas de 1969, se pueden considerar 'cinema novo', pero el movimiento desaparece impuesto por la realidad sociopolítica, después de haber asombrado al mundo y haber puesto a Brasil en el mapa cinematográfico del mundo.

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