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Fernando Fernán-Gómez, en uno de los primeros papeles de su carrera.
Vida en sombras

Vida en sombras

Una historia de pasión por el cine con una estructura circular, cuyo final es el principio de la historia

Boquerini .

Martes, 29 de diciembre 2015, 13:45

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Una película española insólita de 1948, durante años olvidada, único largometraje del catalán Lorenzo Llobet Gracia (19111976). Protagonizada por Fernando Fernán-Gómez y María Dolores Pradera, por entonces un feliz matrimonio, junto a Isabel de Pomés, Alfonso Estela, Félix de Pomés, Graciela Crespo, Fernando Sancho o Mary Santpere, es una historia de lo que denomina el cine en el cine, películas que se desarrollan en torno al Séptimo Arte.

Atención al argumento, que sorprende para una película española de los años 40: Como si el hecho de nacer en una barraca de cine de feria, cuando sus padres asisten a una primitiva proyección cinematográfica que mostraba el Moulin Rouge o como un tren avanzaba hacia unos atemorizados espectadores, hubiera marcado su destino, la vida de Carlos Durán (Fernando Fernán Gómez) se ve guiada por la ilusión de captar en el celuloide el testimonio del tiempo. Desde muy pequeño siente una gran pasión por el cine. Carlos y Luis Vidal (Alfonso Estela) son dos muchachos que sueñan con ser los héroes de las películas que ven como La moneda rota o que se ríen con la comicidad de las películas de Charlot, mientras que Ana (María Dolores Pradera), una amiga de ambos, es partidaria de los melodramas de Perla Blanca -Pearl White-. A Carlos le regalan una cámara Pathé Baby y hace películas amateurs protagonizadas por Luis.

Su primer trabajo es en una distribuidora de películas propiedad del señor Sancho (Fernando Sancho), el hijo del propietario de la barraca de feria en la que había nacido. Mientras ve Romeo y Julieta, de George Cukor en el cine Coliseum de Barcelona, declara su amor a Ana, sentada a su lado. Su trabajo como director aficionado sobre la exposición internacional de Barcelona de 1929 tiene suficiente calidad como para interesar al señor Sancho, que ahora se ha convertido en productor. Carlos comienza así a trabajar como operador de actualidades al tiempo que escribe artículos de estética cinematográfica para la famosa revista Films Selectos. Con los años se convertirá en operador de noticiarios cinematográficos contratado por el propio Sancho, pero mientras él filma las luchas callejeras del 18 de julio de 1936, su mujer es abatida por una de aquellas balas, lo que le hace obsesionarse con la idea de que fue su afición al cine lo que mató a su esposa y le hace apartarse de las películas. Carlos se alista en la aviación franquista considerando su vida acabada. Sumido en sus morbosos recuerdos no quiere volver a tocar una cámara. Sin embargo, años más tarde, después de ver Rebeca, de Alfred Hitchcock, proyección a la que le arrastra su viejo amigo Luis Vidal y la bella Clara (Isabel de Pomés), la hija de la dueña de la pensión en la que vive, renacerá su amor por las películas, y logra identificar su problema de culpabilidad con el del protagonista, logrando liberarse de él, pudiendo así dedicarse a rodar sus propias historias: Comienza a salir con Clara, y Sancho, su antiguo jefe le ofrece la posibilidad de dirigir una película, contando la historia de su vida, que es precisamente lo que narra el filme.

Adelantada a su época, Vida en sombras es una historia de pasión por el cine con una estructura circular, cuyo final es el principio de la historia, en la que hay mucho autobiográfico del propio director. Llobet había nacido en Sabadell en 1911 y, como el personaje de su película, debutó como director realizando un reportaje sobre la exposición Universal de Barcelona de 1929. Realizó películas de aficionado hasta que tras la guerra civil entra en contacto con Carlos Sarrano de Osma y Pedro Lazaga montando con ellos una productora en la que Llobet invirtió la herencia de su padre. La película iba a llamarse Bajo el signo de las sombras y cuando la filmación ya había comenzado, se le comunica que no se autoriza esa historia, debiendo parar y modificar el guión para que pudiese ser aprobado como Vida en sombras, insistiendo en imágenes que debían mostrar como el protagonista se pasa al bando nacional y lucha a su lado durante la guerra civil. Aun así la censura consideró la película como de tercera categoría lo que suponía la imposibilidad de estrenarse en cines de estreno o segundo estreno, siendo retenida durante cinco años. Cuando Llobet trabajaba en un nuevo montaje para mejorar el filme, fallece su hijo Carlos, lo que le provoca ataques de locura, siendo internado y tratado con electro-schock. Cuando salió de lo que entonces se consideraba manicomios, regresó a su vida normal, rodado películas como aficionado pero ya ningún nuevo largometraje profesional

Juego de espejos

La película contiene elipsis, encadenados, sobreimpresiones y planos (como aquel en el que Fernán Gómez da una patada a un gigantesco rollo de papel, para que ruede desenroscándose por una calle, para crear movimiento) absolutamente audaces, insólitos para una película española de posguerra. Además la trama muestra como el cine va siempre por delante de la vida del protagonista, en una especie de juego de espejos donde la realidad y su reflejo se intercambian los papeles continuamente para contar la vida de un cineasta convertida en pesadilla.

La rehabilitación de Vida en sombras llegó con la desaparición del franquismo, cuando jóvenes historiadores del cine español, sobre todo Ferrán Alberich, la descubre colocándola en un lugar primordial del cine de posguerra realizado en España. Es considerada la primera obra maestra del cine español, previa a Bienvenido Mr. Marshall.

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