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Iluminación en el Emiliano Bajo. AVELINO GÓMEZ
Miranda reduce un 67% el importe de la factura del alumbrado público en dos años

Miranda reduce un 67% el importe de la factura del alumbrado público en dos años

El coste de iluminar la ciudad ha caído desde los 584.373 euros pagados en 2015 a los 191.300 del pasado ejercicio

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Lunes, 30 de abril 2018, 23:32

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Miranda ha reducido en dos años un 67,26% el importe de la factura del alumbrado público de la ciudad. El ahorro logrado alcanza los 393.000 euros, al pasar de los 584.373 abonados por este concepto en 2015 a los 191.301 que se pagaron en el último ejercicio, el primero en el que todos los meses se han desarrollado bajo el modelo de gestión privada por parte de la UTE Ferrovial–Ferroser.

En 2016, periodo de funcionamiento mixto, con medio año de cargos a las arcas municipales y medio como responsabilidad de las firmas adjudicatarias del contrato de renovación, mantenimiento y abastecimiento se pagaron 393.977 euros. «Las lámparas LED, la optimización del alumbrado... han llevado a un ahorro importante. Ahí están los datos», valoró el concejal de Obras y Servicios, Adrián San Emeterio, al tiempo que destacaba que «las arcas municipales lo han notado».

Evidentemente, no solo ha bajado el importe a pagar; también lo ha hecho el consumo eléctrico durante los dos últimos ejercicios. En este caso, solo en un año se ha reducido casi un 62,5%, al pasar de un montante de 2.671.000 kilovatios a la hora, en 2016; a 1.004.000 en 2017. «Las lámparas LED consumen muchísimo menos y, además, el efecto multiplicador que hacen al sumar todos los días de un año hace que la diferencia sea muy grande», apuntó el responsable del área.

Pero el consumo energético del alumbrado público representa solo una parte de los números a tener en cuenta por el Ayuntamiento, por la prestación de distintos servicios y las necesidades de diversas instalaciones municipales. No obstante, a lo largo del 2017 la demanda de kilovatios hora llegó a los 11.486.000 (incluyendo luz, calor y combustible). Una cifra que marca un descenso del 13,37% en el uso de energía respecto al contabilizado en 2016.

De ese consumo global, buena parte se materializó en forma de electricidad. Se emplearon 6,7 millones de kilovatios hora. A estos hay que sumar otros 4,2 millones empleados para calefacción y 600.000, para transporte (todos los consumos se miden estadísticamente en la misma unidad, en kilovatios hora).

La caída del consumo energético también se acompañó de un menor desembolso económico. En 2016 se abonaron 1.608.107 euros, frente a los 1.372.787 de 2017, lo que supone un ahorro del 14,63%.

En lo que se refiere a la demanda eléctrica de los edificios públicos, ésta cayó el año pasado un 8,75% y el de gas se redujo un 7%, una caída que más que estar vinculada a cambios de contratos o a nuevos equipos más eficientes obedece en esta ocasión a «la variación climática anual. La semana en la que se arranquen las calefacciones en importante en los consumos», apuntó San Emeterio.

Entre los inmuebles municipales que más energía demandan figuran el polideportivo de Anduva, el Ayuntamiento, Casa de Cultura o el Teatro Apolo, tanto por las características de los servicios que prestan como por el tiempo que permanecen abiertos a lo largo del año. Aún así, comparativamente, también se pueden encontrar ahorros. Ese sería el caso de las instalaciones deportivas, en las que en 2017 se consumió un 9,63% menos respecto a 2016. «Anduvimos en 2015 sobre los 483.000 kilovatios hora, mientras que en el último ejercicio nos hemos quedado en 428.000», detalló el concejal.

Además, los colegios públicos, lonjas, garajes, la Fábrica de Tornillos, el Pabellón del Ebro o el Multifuncional... forman parte del listado de inmuebles en los que el Consistorio controla y vigila el consumo energético, pero en ellos las oscilaciones y las posibilidades de ahorro son menores ya que se trata de instalaciones que no funcionan la mayoría de los días del año.

De todos modos, desde la Concejalía, de manera coordinada con el asesor energético municipal, Arturo Acosta, se trabaja periódicamente para intentar reducir el consumo y, por tanto, también el gasto económico. «Estamos mirando cómo optimizar la demanda de gas en los edificios públicos. Se va a hacer un pequeño estudio para valorar qué mejoras podemos introducir, cómo minimizar demanda, ajustar horas...», apuntó San Emeterio; consciente de que «cualquier acción que se haga es importante porque el resultado se ve rápidamente».

Una de las opciones que se están barajando es la posibilidad de digitalizar los actuales contadores de gas, «aunque en principio esos equipos supongan un gasto es algo que se recupera por los ahorros que se generan a lo largo del año», concluyó.

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