Todos se acercan al PIN sin remolonear

El PIN abrió sus puertas el pasado día 21, y tanto en esa jornada como en la mañana del jueves 22, la entrada estuvo restringida a los alumnos de los diferentes centros escolares de la ciudad. Acudieron en esas fechas más de 1.000 niños y niñas y para el responsable del parque infantil, Oliver Cuesta, «es una fórmula extraordinaria para que los chavales vean qué es lo que hay, con qué actividades van a poder disfrutar. Pasan un rato agradable y luego o bien repiten ellos mismos o se lo comentan a otros para que vengan. El boca a boca en este caso es la mejor propaganda posible».

Evidentemente los que ya tuvieron la oportunidad de conocer las ofertas de esta Navidad están espaciando un poco su regreso y de ahí que ayer la afluencia fuera algo menor. Aun sin datos concretos, se pudieron contabilizar entre 80 y 100 chavales tanto por la mañana como por la tarde. «Es un número que creemos que a medida que vayan avanzando los días de vacaciones se irá incrementando. Algunos comenzarán a repetir y otros acudirán por primera vez». El PIN ha arrancado bien pero será al final, el día 4, cuando desde Báltico Producciones, que es la empresa que ha vuelto a organizar el parque, se hará el balance definitivo. «Ya habíamos estado cuando se hacía en el Pabellón del Ebro, y ésta es la primera vez que organizamos la actividad aquí; un lugar mucho mejor».

Así lo cree porque las dimensiones del Multifuncional permiten disponer de más elementos y, además, con la calefacción es un espacio más agradable para todos». Reconoce también Oliver Cuesta que el pero que puede tener el lugar es el de encontrarse tan alejado del centro de la ciudad y no disponer de transporte público.

Para todas la edades

Este año los encargados de facilitar la diversión a los chavales han pretendido «definir muy bien las edades para las que se destina cada una de las atracciones» y, al margen de instalar las más habituales, las que nunca fallan, como son los hinchables o las videoconsolas, se ha apostado por ofrecer bastantes posibilidades a los que se encuentran entre los diez y los catorce años, «que es una franja de edad algo complicada». Para ellos se han dispuesto lo que Cuesta vino a definir como máquinas vintage, o lo que es lo mismo en este caso, «las recreativas de las de toda la vida de los bares».

Los más pequeños dispones de una ludoteca, no faltan los futbolines o los circuitos deportivos y para los mayores y más atrevidos, la atracción más espectacular es una bicicleta inmersa en una esfera que, pedaleando con fuerza permite que quien la monte de un giro completo.

Por supuesto se ofrecen también talleres de manualidades, de chapas, de pintura de cara, de dibujo y uno para escribir la carta a los Reyes Magos. Esos son los habituales pero los monitores, un total de catorce de modo simultáneo siempre hay al menos diez en la instalación de juegos, se encargan de organizar propuestas nuevas todos los días; habrá entre otras cosas, cuentacuentos, y también «actuaciones sorpresa. Con ese nombre como es lógico no queremos desvelar qué es lo que tendremos cada día». Ayer, por ejemplo, los que acudieron por la tarde tuvieron la oportunidad de pasar un buen rato con una sesión de magia que ofreció Linaje.

El pabellón es un ir y venir constante de niños y niñas de los que se encargan los monitores mientras sus familiares pueden observar tranquilamente desde el graderío.

Como es tradicional la asistencia es siempre mayor en horario vespertino; contribuye a que sea así el hecho de que por la tarde la instalación permanece abierta durante cuatro horas y hay que abonar 4 euros. Por las mañanas la diversión puede prolongarse ciento veinte minutos y el precio de las entradas para los niños es de dos euros.

Este año en el PIN se ha instalado también un árbol de los deseos. Allí ya son muchas las peticiones y, a buen seguro, alguno habrá pedido volver. Los mirandeses más pequeños podrán hacerlo hasta el próximo día 4 de enero. Queda por lo tanto tiempo para la diversión.