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cristina ortiz
Lunes, 29 de junio 2015, 12:01
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Acaban de dejar el desierto para disfrutar de sus vacaciones en Miranda. Cuatro niños saharauis van a convivir durante dos meses con su otra familia dentro del programa Vacaciones en Paz, una iniciativa que desde hace 18 años lleva a cabo la Asociación Burgalesa de Amigos del Sahara, que va invertir en esta iniciativa 27.000 euros para hacer posible que 35 niños y niñas pasen dos meses en la provincia.
Aquí, en la ciudad, van a tener su destino uno menos que en 2014, cuando llegaron cinco. De esos tres repiten y a ellos se incorpora uno nuevo, que vuela a España por primera vez. De hecho la mayoría repite, solo son primerizos 4 (de 10 y 11 años) de los que van a permanecer en localidades burgalesas. Pero incluso para ellos, el hecho de poder expresarse en español supone una ayuda de entrada para favorecer su adaptación,
De momento, el lunes llegaron 27 a Villanubla y los 8 restantes lo hicieron el viernes, a Madrid. Uno de ellos, se alojará en Miranda. Cuando el grupo esté al completo, aunque la ciudad reciba uno menos, la asociación habrá logrado traer a 3 más que en 2014. Un crecimiento moderado pero que el presidente del colectivo, Antonio Ibáñez, confía que marque una tendencia al alza.
Y no solo por el aumento, también porque ha sido más sencillo contar con familias dispuestas a acoger a estos niños en su casa. «Creo que ya hemos tocado fondo. En los últimos años el programa ha ido un poco hacia abajo», reconoció; que ahora mismo cree que en 2016 podrán traer al menos 40. Esa es la propuesta inicial, porque «familias han aparecido».
Ocio y salud
Antes toda garantizar el bienestar, la salud y la diversión de los que acaban de llegar o van a hacerlo en breve; aunque, a nivel administrativo, siempre «hay un montón de pegas. Hay una directiva del Gobierno que sale todos los años para los niños saharauis y este no lo ha hecho hasta el pasado día 12. Sale tarde y andamos mal para entregar la documentación. Hasta que la subdelegación del Gobierno no da su visto bueno, la embajada española en Argel, no da los visados». Y, cada vez, «nos piden más cosas».
Una vez aquí, el proceso a seguir siempre es el mismo. Más allá del tiempo de ocio, cada familia inscribirá al niño en la Seguridad Social con su tarjeta, para que a todos se les pueda someter a una revisión médica general. Además, se realiza un chequeo oftalmológico, otro odontológico y un más de audición. Sin olvidar que, en el caso de necesitar gafas o audífonos los pueden recibir de manera gratuita, a través de distintas fundaciones. También, recordó Ibáñez, «suelen regresar con algunos kilos de más, entre 3 y 5».
El suyo no es un problema de desnutrición, si no de malnutrición; a pesar de que el Gobierno saharaui hace algo más de un año que está comprando frutas y verduras frescas para que la población pueda mantener una dieta más equilibrada. También en algunos campamentos de Tinduf se está poniendo luz ahora», apuntó.
En toda la región, aterrizarán 251 menores desde los campos de refugiados del Sáhara Occidental. Un grupo al que se sumarán otros 48 niños y niñas de Ucrania y Rusia. Estos menores, que llegan de la mano de 19 entidades, permanecerán hasta finales del mes de agosto en familias de las nueve provincias, que previamente han mostrado su interés en acogerles de forma temporal. Nueve de esos niños disfrutarán de sus vacaciones veraniegas en Ávila; 51 lo harán en Burgos; 29 en León; 47 en Palencia; 48 en Salamanca; 17 en Segovia; 16 en Soria; 37 en Valladolid; y 45 en Zamora.
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