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La pasarela peatonal sobre el paso a nivel de El Crucero lleva años cerrada.

El Adif descarta también conectar este año el paso inferior de El Crucero con la N-1

La empresa pública se había comprometido en 2013 a culminar ya un proyecto que se arrastra desde 2008

salvador arroyo

Viernes, 13 de marzo 2015, 00:34

El proyecto de conectar el paso inferior de El Crucero con la N-1 viene cabalgando entre dos legislaturas municipales y ha sido relegado de forma sistemática por otros tantos gobiernos estos de distinto color, en Madrid. Ni la inversión es desorbitada (El Ayuntamiento se refiere a un pendiente de alrededor de 1.5 millones) ni la obra tiene una complejidad técnica extrema. Hoy existen un paso a nivel que no ha sido estrenado, y otro soterrado que no conduce a ningún sitio. El Crucero convive con ambos monumentos sin explicarse tanta dejadez. Y lo peor es que tendrá que resignarse a seguir así como mínimo, un año más.

«Lamentablemente nuestra previsión inicial al respecto no se ha podido cumplir y tampoco se podrá acometer esa obra en el ejercicio de 2015». Es la tercera respuesta negativa que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) da al Ayuntamiento sobre una actuación bloqueada desde 2008. La carta, firmada por Alfredo Cabello, director de Patrimonio y Urbanismo, salió hace poco más de una semana(el día 2) de la central de Adif. Y curiosamente tiene una redacción prácticamente calcada a la que en julio de 2013 firmó el entonces secretario general, Jorge Segrelles, anunciando que «nuestra previsión es que esa obra se pueda acometer en el ejercicio de 2015».

Un no de manual para una intervención de interés ciudadano puesto que se planteó como una solución definitiva para eliminar el riesgo potencial que existe para los más de dos mil residentes de este barrio periférico. El enlace del paso inferior sufrió primero el impacto de los tiempos administrativos se realizaron cambios en el proyecto original que tardaron casi dos años en plasmarse y, de forma más reciente, el de los recortes en inversiones públicas.

En la misiva del día 2, Adif se jacta como ya hizo en 2013, en los mismos términos de haber cumplido «todos los compromisos adquiridos en el convenio suscrito el 15 de febrero de 1999 y su adenda de noviembre de 2006». Tal y como ya ha reflejado este periódico, en abril de 2008 arrancó formalmente el proceso de contratación de esta última fase de las obras. Se licitaron en 1,7 millones de euros y se estableció como periodo máximo de desarrollo posible, los 8 meses.

La solución técnica planteada era la siguiente:salvar la vía mediante un paso inferior con un gálibo de 5 metros, una calzada de doble sentido con 3,50 metros de anchura en cada carril, y una acera. También, colocar una pasarela peatonal de 27,50 metros de longitud y 2,50 de anchura para «enganchar» la carretera hasta el barrio sobre el actual paso a nivel. Primer bloqueo. Un silencio de meses y el enganche con la N-1, pendiente.

En abril de 2010, el entonces secretario de Estado de Planificación e Infraestructuras, Víctor Morlán, proponía unir El Crucero con un carril de circunvalación sin necesidad de rotonda. Nada más se supo de esa fórmula hasta octubre de 2011. El Adif y la Dirección General de Carreteras consensuaron entonces la redacción de un proyecto que requería una inversión complementaria de 3 millones de euros. ¿El planteamiento? Construir una glorieta de distribución más grande que se emplazaría a la salida del paso situado en el punto kilométrico 455/500 frente al 314 de la nacional. Desde esta glorieta se accedería al casco urbano de Miranda pasando bajo las vías del ferrocarril.

A ello se añadirá un puente sobre esta vía que se situaría en el kilómetro 315+300 y cuatro ramales de acceso y salida de la N-1. Un trazado de carreteras más complejo, que se sustenta en conexiones elevadas; una opción con mayor periodo de vigencia porque permitiría absorber mucho más tráfico.

«Hay que poner en valor el hecho de que el Adif, conforme a este convenio, haya invertido en ese municipio la cantidad de 9.010.242,61 euros». Esta misma frase aparece también en las dos cartas. Pero hay una aseveración que sí estaba en 2013 e implicaba compromiso, y que desaparece en la redacción de 2015:«Adif se ha comprometido a reinvertir la totalidad de las plusvalías generadas con la recalificación de terrenos de su propiedad».

Y como mensaje final, el siguiente:«Seguimos confiando en que comprenderán la actual situación presupuestaria en que se encuentra esta entidad pública y su incidencia en la programación de los trabajos derivados del convenio citado». Exactamente el mismo que hace dos años. La historia, los argumentos y la redacción para intentar justificarlos, se repiten.

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