Borrar
Urgente Retenciones en la A-8 en Rekalde por un accidente entre dos vehículos en dirección San Sebastián

Regreso a la escuela

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Domingo, 20 de mayo 2018, 19:14

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Athit Perawongmetha - REUTERS
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.
Un grupo de sexagenarias, con uniformes rojos y blancos, sonríen en el autobús que les conduce a la escuela. En Ayutthaya, una provincia de Tailandia, el país que envejece más rápido junto con China, hace no mucho tiempo los ancianos vivían con sus familias y eran cuidados por sus hijos. Pero el progresivo abandono del campo para trabajar en las ciudades ha hecho crecer el número de mayores que viven solos. Escuelas como la de Ayutthaya, ubicada 80 kilómetros al norte de Bangkok, que ofrecen clases semanales durante tres meses, son la manera como el gobierno proporciona alivio a la envejecida población contra el estrés de vivir solos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios