Borrar

La ciudad del diamante

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

Miércoles, 20 de junio 2018, 23:52

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

MUJAHID SAFODIEN - AFP
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.
La localidad de Kimberley, en el centro de Sudáfrica, se hizo famosa en el último tercio del siglo XIX gracias a la fiebre del diamante. A la sombra de «Big Hole» (el gran agujero), la mina que convirtió la ciudad en una especie de poblado del Lejano Oeste, florecieron las grandes explotaciones. También los pequeños mineros independientes, que se afanaban entre los restos y gangas de las grandes compañías. Hace un par de meses 800 de estos mineros, que aún tientan a la suerte fuera de la ley, recibieron permisos para operar en una vasta extensión de terreno cerca de Kimberley. Un acuerdo histórico para frenar el crecimiento de la minería ilegal, estimulado por el desempleo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios