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Fernando Canales, con Luca en brazos y Tommy de la mano. Jordi Alemany
La mascota de... Fernando Canales: «Proyectar cariño hacia un perro nos hace felices»

La mascota de... Fernando Canales: «Proyectar cariño hacia un perro nos hace felices»

El cocinero tuvo con 13 años tuvo su primer perro, Popi, y con 20 se apropió de Fanny, una bobtail que en principio estaba destinada a su padre. «¡Era espectacular!», la recuerda

Carlos Benito

Domingo, 18 de marzo 2018, 01:31

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Al llegar a casa de Fernando Canales, te recibe algo parecido a un torpedo, un ser alborotado y expectante que parece moverse demasiado rápido para la vista humana. Se trata de Tommy, el bodeguero andaluz de la familia, que en solo unos segundos ha saludado con entusiasmo a las visitas, se ha desplazado mágicamente a puntos muy lejanos del jardín y ha partido como un misil detrás de la pelota que le acaba de lanzar Fernando. Es, por cierto, una bola de golf, y el cocinero la ha propulsado con una raqueta: «Con las pelotas de tenis se aburre», comenta a modo de explicación. A Luca, en cambio, hay que buscarla: la hembra de bichón maltés, ya viejecita y sabia, ha decidido ocultarse detrás de una butaca, para ver si hay suerte y se ahorra la tarea de mostrar a los extraños su infalible repertorio de monerías. A veces resulta duro ser tan encantadora.

Hubo un tiempo en el que Luca reinaba en solitario. Fernando quería que sus dos hijas creciesen «con perro», pero su esposa era más reacia a meter un animal en casa. Su resistencia duró hasta el día que Fernando introdujo a Luca de contrabando, dentro de un bolsillo: nadie habría podido rechazar aquella bolita blanca, cálida y de mirada profunda. «Luca ya lo sabe todo. Es tremendamente lista, zalamera, y está superadiestrada: me salta por encima, hace el circo, aprenderá cualquier cosa que le enseñes», la describe Fernando. Pero Luca se había convertido, sobre todo, en la perra de la hija mayor, así que la pequeña exigió una mascota más propia: ella misma buscó por internet y dio con el bodeguero, uno de esos perros especializados en atrapar las ratas que mordisquean las cubas. «En Andalucía no les tienen gran estima porque no pueden con ellos: ¡es increíble su energía! Tommy ya no es un cachorro, pero conserva la misma vitalidad, y mira qué musculatura, ¡si parece Conan!».

150.000 matices

Tommy, que procede de un cortijo granadino, costó veinte veces menos que Luca. ¿Cómo es? «Hiperactivo, infantil, un poco tontito, buenísimo y muy cariñoso. Tiene ciento cincuenta mil matices de expresión emocional. Si lo dejas solo, rompe algo, y después nos recibe diciéndonos con su gesto lo que ha pasado». Parece improbable que Luca y Tommy se lleven bien: al fin y al cabo, ella muestra cierta altivez de dama aristocrática y él es lo que parece, un auténtico torpedo de la pradera. «Efectivamente, se llevan muy mal -se ríe el chef del Etxanobe-. Ya de cachorro, Tommy le bufó a la perra y dejó claro que era el primero en todo. Luca no quiere saber nada de él: cuando le reconocemos a ella algún privilegio, como venirse con nosotros a algún sitio, se la ve encantada».

Luca y Tommy

  • Raza: ella es un bichón maltés. Él, un bodeguero andaluz.

  • Edad: 14 y 5 años.

  • Peso: ella pesa cuatro kilos y medio. Él, unos doce kilos.

  • Carácter: Luca es inteligente y zalamera. Tommy, hiperactivo, expresivo y un poco ingenuo.

  • ¿Alguna manía? A Tommy le fascinan las vacas del vecino.

¿Qué aportan los perros a la vida? «No somos lo que recibimos, sino lo que proyectamos, y cuando proyectamos cariño hacia un perro somos realmente felices. Te hacen compañía y te quieren siempre: llegas a las 12 de la noche, tras un día duro, y ahí están. Con ellos, los niños pueden desarrollar la afectividad, la capacidad de querer a alguien. Lo de los perros es impresionante, son dioses», analiza. De todas formas, Fernando Canales sabe resumir en una sola palabra lo que más le gusta hacer con ellos: «¡Jugar!». Y se coloca a cuatro patas para que Luca, que tampoco hoy se va a librar del 'show', le brinque por encima, mientras Tommy persigue su pelota en una veloz ida y vuelta a alguna región de la estratosfera.

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