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Manifestacion de los trabajadores de Productos Tubulares de Tubos Reunidos en Sestao para protestar contra los despidos. Jordi Alemany
Errores

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Perder el miedo a la deuda es una actitud letal ¿Qué sucederá cuando los tipos de interés suban, algo que ya se atisba por el horizonte?

Ignacio Marco-Gardoqui

Domingo, 22 de abril 2018, 00:54

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Esta semana han sucedido varios acontecimientos que muestran muy bien los errores de apreciación que cometemos y que están en la base de muchos de nuestros problemas estructurales. El primero de ellos surge alrededor de la complicada situación empresarial que atraviesa Tubos Reunidos. Como usted recordará, ante la escasez de demanda y la necesidad de recomponer la competitividad, la dirección planteó un ERE importante en su filial Productos Tubulares que suscitó una respuesta sindical inmediata en forma de huelga. El pasado miércoles, la dirección dio marcha atrás en su plan y retiró el ERE.

Como no le extrañará, esta decisión ha sido calificada como un triunfo por la parte sindical. Pero, ¿un triunfo sobre qué y para qué? En este tipo de procesos hay siempre dos bienes a proteger. Por un lado, los trabajadores tienen perfecto derecho a temer por su puestos de trabajo y a defender sus condiciones laborales. Máxime si trabajan en un lugar con escasas posibilidades de encontrar un nuevo empleo, como es el caso del Valle de Ayala, castigado por la crisis con severidad. Por el otro, la empresa tiene el derecho particular y la obligación social de buscar su salvación y perdurar, aunque sólo fuera para mantener el máximo posible de actividad, empleo y pago de impuestos y, si es posible, de rentabilidad para sus accionistas.

Si la empresa olvida los derechos de sus trabajadores se producen huelgas. Si los trabajadores olvidan los derechos de la empresa se producen, habitualmente, cierres. Por eso, el auténtico triunfo no es imponerse unos a otros, y el único objetivo que debe mover a ambos es mantener ese máximo de actividad en la empresa que provoque el mínimo perjuicio en las personas. Este es un objetivo común para todos, salvo para aquellos que prefieren la confrontación a la salvación. Que también los hay y son muy poderosos.

El segundo asunto está en relación con los daños causados por las crecidas del Ebro. El Gobierno de Aragón, en un arrebato de generosidad, ha prometido pagar a los agricultores afectados las pérdidas que no cubran sus seguros. ¿Alguna protesta? Ninguna, claro. Pues aquí queda la mía.

Una cosa es ayudar a la gente, que está muy bien, y otra desincentivarla, que está muy mal. Si se envía el mensaje de que va a dar igual tener o no seguro y tener o no suficientemente asegurada la cosecha, ¿por qué razón deberíamos ser previsores y gastarnos el dinero de las primas que habilitan las reparaciones? No he leído ni oído en ningún lado que se hayan introducido matices en el planteamiento gubernamental, pero si los hubiera me retracto de antemano.

Por último, el tercero, viene a cuento de las declaraciones efectuadas por la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, que además de aplaudir el crecimiento de la economía española nos advierte del nivel de la deuda que mantenemos y del abandono de las reformas que necesitamos. Si han seguido el debate entorno a los Presupuestos del Estado habrán escuchado innumerables referencias a los insufribles recortes y los insensibles ajustes que contemplan. Es el discurso monolítico de los partidos de la oposición y la justificación omnipresente de su rechazo a las cuentas.

Vale, pues vamos a los datos. Esta misma semana hemos conocido que la deuda española ha crecido en 42.000 millones de euros en los últimos doce meses, llevándola a un nuevo máximo de 1,1 billones de euros. Gracias, o por culpa del Banco Central Europeo y su política de tipos de interés inexistentes, estas prácticas son ahora indoloras puesto que nos financiamos prácticamente gratis. Pero perder el miedo a la deuda es una actitud letal. ¿Qué sucederá cuando los tipos suban uno o dos puntos y se coloquen en una situación más razonable y habitual, algo que ya se atisba por el horizonte? ¿Dónde encontraremos los 10.000/20.000 millones que serán necesarios para pagar los intereses? ¿Qué ajustes y qué recortes acometeremos entonces? ¿Hay alguien en el Gobierno preocupado por el pago de la deuda, por la terrible losa que dejamos a los siguientes...?

No le pongo las respuestas por que usted ¡se las sabe de memoria!.

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