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Lo que debes saber si vas a ser avalista... y quizá no te cuenten

Lo que debes saber si vas a ser avalista... y quizá no te cuenten

Más de la mitad de las hipotecas firmadas por jóvenes cuentan con cláusulas de afianzamiento que acarrean graves consecuencias para los fiadores en caso de impago. Algunas sentencias empiezan a anularlas por «abusivas»

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Lunes, 21 de mayo 2018, 01:45

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Más de la mitad de las hipotecas firmadas por los jóvenes, según estimaciones de las asociaciones de consumidores, llevan una carga de relojería en su interior: las llamadas cláusulas de afianzamiento, donde se recoge -aunque en términos incomprensibles para la mayoría de los ciudadanos- de qué forma puede actuar el banco contra los avalistas, generalmente los padres del titular del préstamo, que ponen sus bienes como garantía... Aunque en la mayoría de los casos desconocen hasta qué punto se han expuesto. Y si todo va bien y los titulares del préstamo abonan las cuotas, nunca lo sabrán. Pero, si las cosas se tuercen y hay impagos por motivo que sea (desempleo, un divorcio, un enfado)... entonces sí que recordarán el día en echaron esa firma para convertirse en fiadores y cuyas gravísimas consecuencias nadie les advirtió.

«Ante todo, la gente debe saber a qué se está comprometiendo», indica Iñaki Velasco, responsable del servicio jurídico de EKA/ACUV, la asociación de Personas Consumidoras y Usuarias Vasca. Según denuncia, los bancos, «que son los primeros que deberían explicar los riesgos de estas cláusulas», no lo hacen porque «van a piñón fijo, sólo quieren que en su cuenta de resultados a final de año no haya impagos». Y los notarios, presentes en la firma de toda escritura, tampoco se aseguran de que se entiende lo que se firma porque «han caído en cierto automatismo». Aunque, afortunadamente, «esto es algo que ya está cambiando» y hay profesionales que se toman a pecho lo de dejar las cosas claras. ¿De qué deberían alertar unos y otros a los posibles avalistas? Estas son los puntos principales que toda persona que esté valorando convertirse en fiador debería tener en cuenta antes de dar el paso.

  1. ¿Sabes que pueden ir a por tus bienes antes que por los de tu hijo?

«El que firma un aval o esa garantía solidaria se compromete exactamente igual que el prestatario. Si se incumple o no se paga el préstamo, el banco se puede dirigir a él directamente», advierte Iñaki Velasco, responsable del servicio jurídico de EKA/ACUV, la asociación de Personas Consumidoras y Usuarias Vasca. La mayoría de los avalistas creen que la entidad bancaria sólo recurriría a ellos «en una situación hipotética o si no llega con los bienes y con la casa de hijo, es decir, en último caso... y no es así». Según apunta el experto, en algún punto de las escrituras aparece una «coletilla» en la que el avalista «renuncia a los beneficios de orden y exclusión... etc». Es decir, esto significa que autoriza al banco a que haga uso de todo su patrimonio en cuanto el titular del préstamo deja de pagar. «No se lo explican bien a la gente -asegura-. Y por ahí van los tiros de algunas sentencias que últimamente han declarado estas cláusulas abusivas porque no se ha dado la información debida a los avalistas».

  1. ¿Te han dicho que el impago de unas pocas cuotas ya basta para que vayan a por ti?

Está muy extendida la idea de que para que una entidad financiera recurra a los avalistas el prestatario ha tenido que dejar un 'boquete' enorme en su deuda con ellos. Pues no. Un ligero traspiés económico pone en marcha la maquinaria: «Con dos cuotas que se dejen de pagar ya podrían actuar», alerta Velasco. «Hay que tener en cuenta que otra de las cláusulas que se están incluyendo en los préstamos y que algunos tribunales están anulando son las de vencimiento anticipado, que poco más o menos da la potestad al banco de resolver el contrato por impagos mínimos. Pero se está declarando nulo, ahora empiezan a exigirse cuotas mínimas para declarar vencido el préstamo». Según explica, lo que la OCU defiende es que la responsabilidad de los fiadores «debe ser subsidiaria de la obligación principal y no convertirse en una resposabilidad principal y personal igual que la del prestatario». «Entendemos que esas cláusulas de aval y de responsables solidarios generales pero con responsabilidad personal ilimitada son abusivas porque al final se está firmando una escritura de préstamo en la que ya aparece una vivienda como garantía. Así, los avalistas deberían ser lo que todo el mundo entiende que son, el último recurso del que se podría tirar si no se pagan las cuotas y con la vivienda no fuese suficiente... lo que no se puede convertir es una responsabilidad directa en cuanto no se pagan las cuotas», argumenta.

  1. ¿Te han explicado que tendrías que pagar las cuotas... o quedarte sin casa?

La mayoría de los avalistas que pasan a primer plano tras unos impagos se quedan atónitos cuando reciben la carta del banco en la que les anuncian que van a ir a por sus bienes si no empiezan a abonar las cuotas. Pero, primero, se quedarán con el piso de la hipoteca, ¿no? Pues no, si pueden evitarlo. Y pueden, si se han firmado las cláusulas. «Para el banco es más fácil ir a por los avalistas que a por la persona que no paga. Les resulta más sencillo que meterse en un proceso de ejecución hipotecaria y quedarse con una vivienda. No les interesa, les interesa el dinero -detalla Velasco-. Para conseguirlo, juegan con que los avalistas suelen ser personas mayores, que tienen miedo a perder su casa... y les amenazan con ello. Ante esa tesitura, los fiadores hacen el esfuerzo y van pagando como pueden».

  1. ¿Sabes que si llevas el caso a los tribunales no hay garantía de éxito?

Si los avalistas consideran que se está cometiendo un abuso con ellos porque nadie les avisó de las consecuencias de lo que firmaban, pueden recurrir a la Justicia... pero hay sentencias dispares sobre las mismas cláusulas. «Aunque empieza a haber más a favor del afectado, también las hay en contra», advierte Velasco, quien, no obstante, señala que desde las principales asociaciones de consumidores se anima a llevar estos casos a los tribunales para intentar declarar abusivas las cláusulas de afianzamiento. Eso sí, aconseja que, antes de meterse en un juicio, los afectados deben asesorarse y recurrir a profesionales que estudien el caso y les informen de las posibilidades de éxito. «Que nadie venda la moto de que está ganado de antemano, porque no es así», añade.

A las oficinas de la asociación de Personas Consumidoras y Usuarias Vasca llegan «muchas consultas». Según indica Velasco, desde EKA/OCU llevan algunos casos gratis, pero los afectados también pueden recurrir a bufetes privados de abogados, a quienes los afectados deben pedir «por escrito y por adelantado que les detallen cuánto les van a cobrar». Sean los profesionales de la EKA/OCU quienes lleven el caso u otros letrados, el avalista ha de tener en cuenta que el proceso suele durar «un año y medio» hasta obtener una sentencia en primera y segunda instancia. Y, si hay recursos y llega al Supremo, el tiempo puede alargarse hasta «los tres años», avanza el experto de la OCU.

«Hay personas que están muy mal psicológicamente»

¿Por qué la gente sigue avalando a pesar de que cada vez salen a la luz más casos dramáticos sobre fiadores que se quedan arruinados? «Unas veces la gente no sabe el nivel de compromiso que adquiere y otras se ven presionados, ya que a la hora de conceder hipotecas, el banco esgrime una posición de dominio», apunta Velasco. Es decir, o la persona que les pide la hipoteca lleva avalistas o no se le concede. Por ello. según destaca, desde EKA/OCU abogan «por un cambio normativo o legislativo» para evitar que desde las entidades financieras puedan hacer uso de esta práctica, que consideran «abusiva» y que, además, genera auténticas hecatombes familiares. «Hay personas que están muy mal psicológicamente, asustados por perder la casa, que es lo único que muchos tienen. Son dramas», indica.

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