Juego de Tronos 7x05: Desembarco en Barrika

A PARTIR DE AQUÍ, SPOILERS

Varios tosidos, jadeantes bocanadas para tratar de coger aire. Jaime Lannister y Bronn están vivitos y coleando. Y libres. Así de contundente comienza el 7x05. Han atravesado el lago tras la batalla del Campo de Fuego. «¿Qué cojones hacíais?», le espeta Bron al Matarreyes. «Intentar acabar con la reina». «¿Y no visteis el dragón entre vos y ella?», pregunta el mercenario con ironía. Y es que salvó al Lannister de acabar convertido en cenizas por la ardiente bocanada de Drogon. ‘Cliffhanger’ resuelto.

Jaime observa melancólico desde el otro lado del lago el humo de la masacre. Allí un cabizbajo Tyrion mira las cenizas de los suyos con sopesar. No le ha gustado al enano la decisión de Daenerys de derramar sangre. Su postura adversa a la Madre de Dragones se ve claramente cuando Tyrion pide clemencia a la Khaleesi para los supervivientes. Para ella solo hay dos opciones: arrodillarse o morir. Así es cómo Drogon convierte en cenizas al padre y hermano de Samwell Tyrel, el último linaje de su casa. Por la cabeza de su consejero ronda una pregunta: ¿el poder y el fuego enloquecen a la madre de dragones como a su padre, el Rey Loco?. Incluso Varys le pide a su vuelta a Rocadragón que controle a la reina. «Debéis encontrar el modo de que os escuche». «Soy su mano, no su cabeza», se justifica Tyrion.

Allí Jon Nieve recibe a Daenerys, que regresa a lomos de Drogon de la batalla. La bestia se encara con el rey del norte. El bastardo de Ned Stark no pierde la mirada al dragón y le acaricia con cautela para mostrarle respeto a pesar de que éste le enseña sus afilados y enormes colmillos. Khaleesi ve la escena incredula. Ambos siguen estrechando lazos. «Ser Davos dijo que por tu pueblo os dejasteis apuñalar en el corazón, ¿era una forma de hablar?», pregunta la reina. La llegada de Jorah Mormont -recuperado de su Psoriagrís- salva a Jon Nieve de dar una respuesta. El caballero vuelve a estar al lado de la Madre de Dragones.

Poco después llega una carta de Bran por la que Jon Nieve conoce la noticia de que él y Arya están vivos. La parte más importante de la misiva es otra. Los cuervos muestran al tullido Stark cómo los caminantes blancos y el Rey de la Noche se acercan al Muro, a Guardaoriente. Hay que actuar. Jon Nieve quiere ir a combatirlos, aunque Daenerys le recuerda que no le ha dado su consentimiento. «No necesito vuestro permiso, soy rey. He confiado en vos porque es lo mejor para todo nuestro pueblo», le responde. Ella asiente. Sin duda, hay complicidad entre ambos. Tyrion traza un plan para evitar que el enemigo pueda aprovecharse de esta circunstancia en la batalla: llevar a Cersei un caminante blanco para demostrarle que el peligro es real y conseguir una tregua.

Una misión por la que el enano viaja hasta Desembarco del Rey junto a Ser Davos. «La última vez que estuve aquí mate a mi padre con una ballesta», dice irónicamente cuando baja de la barca. El desembarco tiene lugar en la playa de Barrika, como ya contó este periódico durante la grabación de la serie en tierras vascas, e incluso en una de las tomas se puede ver el muelle de Gorliz, aunque con la recreación digital se ha borrado la carretera de acceso y cualquier construcción actual.

La única esperanza de que Cersei pueda acceder es a través de su hermano Jaime. Bronn organiza una reunión secreta entre ellos. Los Lannister se vuelven a ver las caras. Todo ha cambiado. Su relación se ha roto después de que el enano asesinara a Tywin y se pasara al otro bando traicionando a su casa. Jaime no está por la labor de negociar: «No hables de padre. Una vez le dije a Bron que si volvía a verte te partiría por la mitad». Tyrion intenta hacerle entrar en razón: «sabes que Daenerys ganará la guerra».

El enano y Ser Davos abandonan Desembarco del Rey con un nuevo aliado. Gendry (el hijo bastardo de Robert Baratheon) se una a sus filas después de haber vivido como herrero en la capital para pasar desapercibido.

Jaime acude a Cersei para informarle del esporádico encuentro. «Daenerys quiere un armisticio». Ella ya se había enterado de la estratagema de Bronn. La reina reconoce el momento de inferioridad en la guerra y admite que la tregua les puede ser beneficiosa. Sigue siendo cruel e implacable. «Todo cuanto se nos interponga lo destruiremos», dice con rabia. «Por nuestra casa, por esto». Y se señala al vientre. Está embarazada de su hermano otra vez. Dirá que Jaime es el padre. Le da un abrazo, pero le advierte: «no vuelvas a traicionarme». Y es que Cersei es mucha Cersei. Ya antes echó en cara a su hermano la placida muerte de Olenna Tyrrel.

Mientras en Invernalia ponen en duda a Jon Nieve y piden a Samsa que tome el control. Ella lo rechaza. «Jon es el rey». Arya le recrimina no defender de forma más incisiva a Jon ante los súbditos. Ambas han crecido, pero siguen siendo polos opuestos. Meñique hace de las suyas y trata de tender una trampa a la pequeña de los Stark. Precisamente rumbo al norte se encuentra Samwell Tarly, que abandona La Ciudadela después de que el archimaestre no creyese una misiva en la que Brand informa sobre los caminantes blancos. Poco antes su pareja, Gilly, le cuenta que un manuscrito revela que Rhaegar Targaryen anuló su matrimonio con Rhaella para casarse en secreto en Dorne. Un jugoso detalle que abre el debate sobre la posibilidad de la unión entre el rey y Liana Stark, la hermana de Ned. ¿Será una muesca de la teoría sobre la legitimidad de Jon Nieve al Trono de Hierro?.

Tyrion, Gendry y Ser Davos vuelven tras su misión en Desembarco del Rey. Estos dos últimos partirán junto a Jon Nieve y Ser Jorah hacia Guardaoriente para capturar a uno de los caminantes blancos. El rey del norte se despide de la Khaelesi. «Ya no tendrás que lidiar con el rey del norte». «Ya me he hecho a ello», le sonríe la Madre de Dragones. Saltan chispas. ¿Terminarán juntos?.

En el Muro les espera Tormund el 'Matagigantes', que ha conseguido capturar a la Hermandad sin Estandartes. Sus prisioneros no son moco de pavo: a Thoros de Myr1, Beric Dondarrion y el mismísimo Sandor Clegane (El Perro). Jon Nieve decide liberarles para que se unan a la expedición más allá del Muro. «Estamos en el mismo bando. Todos respiramos». Se abre la gran puerta. La ventisca les envuelve mientras los siete avanzan con paso decidido a la caza de los muertos.