la energía de la sexta

Alguien nos debería contar qué desayunan, almuerzan o cenan los presentadores de La Sexta para mantener esa energía en sus maratonianos programas. Ferreras, que ya lleva varios días (desde que se anunció la moción) acampado en la cadena verde, amaneció ayer con un especial informativo para seguir todo lo que ocurría en el Congreso de los Diputados. Allí estaba rodeado de sus contertulios habituales y de los múltiples cachivaches con los que hacen hipótesis y suman y restan alianzas. El presentador narraba con ímpetu cómo Pedro Sánchez regresaba a la Cámara de la que se ausentó hace meses y el modo en que Rajoy se defendía de los ataques de los unos y de los otros. Hasta ahí, todo en orden. Pero no cesaba ahí su vehemencia y brío, porque el periodista se dirige a los espectadores con idéntica fogosidad para comunicar que un presidente ha caído o que un diputado ha variado de gafas. Lo mismo le da. Uno está tan tranquilo pensando en sus cosas y de pronto la voz de Ferreras le devuelve a la realidad para anunciar una gran exclusiva. Que lo mismo luego no lo es tanto, pero a quién le importa.