Borrar
Santiago Segura y Guillermo del Toro.
Guillermo del Toro: el triunfo del freak

Guillermo del Toro: el triunfo del freak

Su abuela lo exorcizaba de pequeño y dijo no a 'Harry Potter’. Así es el director mexicano, un enfermo del cine y los tebeos capaz de incluir guiños a 'Torrente' de su amigo Santiago Segura en 'La forma del agua'

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 5 de marzo 2018, 08:20

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Hasta hace no mucho, Guillermo del Toro (Guadalajara, México, 1964) viajaba siempre con tres maletas con 500 DVD en cada una. En Los Ángeles tiene tres casas: una para vivir con su mujer y sus dos hijas y otras dos donde acumula miles y miles de películas y cómics, toneladas de libros, juguetes y obras de arte. Hasta hay una habitación donde llueve todo el tiempo, como si fuera un parque de atracciones. A Del Toro su abuela le exorcizó dos veces siendo niño, porque creía que estaba poseído. A los seis años le enviaba al colegio con chapas de refresco en las botas para que le sangraran los pies y purgara el pecado original. ¿Recuerdan al villano de 'La forma del agua', que borda Michael Shannon? En una escena justifica por qué se lava las manos antes de orinar y no después. Exacto: es un guiño a nuestro Torrente, la criatura de su gran amigo Santiago Segura.

Del Toro es un freak y siempre ha estado orgulloso de ello. Un niño raro en un país donde los hombres tienen que ser machos y no demostrar sensibilidad, que se evadió de la realidad que le rodeaba gracias a los tebeos y el cine. Dirigió cortometrajes en su adolescencia, fue profesor de cine en la universidad, creó una compañía de efectos especiales (fue alumno del maquillador de 'El exorcista', Dick Smith) y escribió un libro sobre Alfred Hitchcock. Al final, pudo hacer realidad sus sueños de freak y convertirse en una factoría de fantasía. A la manera de su adorado autor de 'Psicosis', ha logrado que su nombre encabece siempre el póster aunque solo sea en labores de productor.

El autor de 'Cronos', la película que le puso en el mapa en el ya lejano 1993, entendió muy pronto cómo funcionaban las cosas en Hollywood. Las interferencias creativas que padeció en el rodaje de 'Mimic' le enseñaron que a partir de entonces tomaría las riendas de su carrera y haría siempre lo que le diera la gana. Nunca más nadie iba a decidir por él en sus películas. Junto a sagas como 'Hellboy' y 'Blade', Del Toro atesora proyectos más personales como 'El laberinto del Fauno', una originalísima mirada en clave fantástica a la Guerra Civil española que le proporcionó tres Oscar hace diez años y que avisó en Hollywood de su talento.

El cine del mexicano está poblado de seres alejados de la sociedad por su diferencia. Profundo conocedor de las fuentes del fantástico, de adolescente el director rodó un cortometraje en el que su madre era devorada por un feto gigante. Le apasionaba la biología -«una fuente de anarquía y horror»-, y encontró en el cine la manera de explorar el misterio más grande de la Naturaleza, «el hecho de que dentro de nosotros existe un universo». Lo tiene tan claro que hasta rechazó proyectos por los que cualquier otro director hubiera matado, como 'Harry Potter' y las 'Crónicas de Narnia'.

Guillermo del Toro jura que tiene 'total recall', recuerdos desde la cuna. A los dos años empezó a ver monstruos por culpa de un programa de la televisión, 'En los límites de la realidad', y por un episodio en concreto: 'El mutante', con Warren Oates. Se meó de miedo y su hermano le arropó. Pero poco después, éste se puso unos huevos fritos de plástico por ojos y una media de su madre en la cabeza y se asomó a la cuna. A partir de entonces, asegura, no ha dejado de ver monstruos.

Afable, culto y trabajador hasta la extenuación, Guillermo del Toro es tan buen tipo como parece. Su México lindo y querido no deja de dolerle, y no solo por las bravatas de Trump, a quien dedica ese hermoso canto a la tolerancia y la diferencia que es 'La forma del agua'. El realizador no pisa el país desde 1997, cuando secuestraron a su padre. Apareció vivo y la Policía dijo que había encontrado a los secuestradores muertos. Desde entonces el director vive en Los Ángeles.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios