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Juan Echanove. E. C.
Juan Echanove: «Creo en la Constitución, incluido el 155»

Juan Echanove: «Creo en la Constitución, incluido el 155»

JUAN ECHANOVE | ACTOR ·

«Lo de Cataluña, si no fuera tan trágico, daría para una serie de televisión bastante cómica»

Arantza Furundarena

Miércoles, 25 de octubre 2017, 00:38

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A Juan Echanove las antiparras de Quevedo le hacen verlo todo más claro. Incluida la actualidad. A sus 56 años, el actor madrileño se mete en la piel del genio del conceptismo en ‘Sueños’, de Gerardo Vera, y casi le parece estar hablando del 155...

«La época oscura que estamos viviendo se asemeja bastante al Barroco, aunque no llega ni al veinte por ciento de la corrupción que había entonces», observa el actor. ‘Sueños’ o ‘El testamento de un Quevedo al límite en una época en la que no se podía soñar’ se representa en el Teatro Arriaga de Bilbao del 25 al 28 de octubre.

–Quevedo le persigue.

–Ojalá. Daría la vida por que me persiguiera y poder seguir haciendo Quevedo de aquí al final de mis días. Hay algo de denuncia, de claridad, de saber decir siempre lo que piensa frente al poder que convierten a Quevedo en un personaje muy interesante.

–¿Y eso arroja luz sobre esta época tan confusa?

–La época oscura que estamos viviendo hoy se parece a la barroca, pero todavía no hemos llegado ni al veinte por ciento en cuanto a corrupción. Nunca en la vida hemos vivido mejor, pero sí que es verdad que surge una reflexión. Y es que una de dos...

–O Quevedo era un visionario o no tenemos remedio.

–Efectivamente. La respuesta es que no tenemos remedio, estamos retrocediendo. Siendo una gran potencia cultural, tan rica en distintas épocas, en el arte, en el pensamiento, somos peligrosamente una sociedad que está escapando a grandes zancadas de la cultura. Y eso es lo que nos hace retroceder. Hoy estamos en la sociedad de la opinión y no de la información. Hoy a la gente le interesa poco la filosofía y eso nos pasa factura. El problema es muy grave. Somos una sociedad que se ha conformado con un tipo de opinión en 140 caracteres y no le interesa ni la reflexión, ni el pensamiento.

–¿España caería mejor si se estudiara a sus clásicos?

–El problema de ficción (porque esto ya parece una serie de televisión) de Cataluña frente a España no hay que buscarlo en Quevedo sino directamente en El Quijote, que en su segundo libro visita Barcelona y ahí hay un gran reconocimiento. Si algo me ha enseñado la vida es a no buscar desafectos donde hay afectos. Pero somos un país que tiene una caja de Pandora, que es la de las dos Españas. Y eso cuando se abre es algo que cuesta luego muchas décadas restañarlo. Esto que ha ocurrido es un acto de inconsciencia juvenil, de aficionados con el poder en sus manos.

–Póngales nombre.

–Puigdemont ha sido alcalde de Girona. No tiene tanto recorrido político como para erigirse en proclamador de una independencia de un país. En este momento en Cataluña estoy viendo cómo cantidad de amigos míos viven dentro de un conflicto familiar y de relaciones personales como no había visto yo en la vida. Me da miedo llamar a ciertos amigos porque no sé qué reacción van a tener. Esa es la caja de Pandora.

–¿Y quién la abierto?

–Los independentistas. Estoy absolutamente de acuerdo con Eduardo Mendoza. Ya estoy harto de ver cómo se utiliza la palabra para esconder lo que uno quiere decir. Yo no soy equidistante. Esto lo han provocado los independentistas catalanes, qué le vamos a hacer.

–Lo dice uno que no es del PP.

–Hombre, precisamente por eso, porque me he pasado la vida luchando por una España solidaria en la que había que construir la igualdad e interesarse por las lenguas y culturas de todos los países que la componen. Pero yo no me creo mejor que nadie y tampoco entiendo por qué algunos catalanes se creen mejores que los andaluces. Poner como pantalla la búsqueda de la libertad cuando nadie te la está coartando no tiene perdón de Dios. Es una vil manipulación.

–Serrat, Sabina, Mendoza... Ahora usted. ¿No deberían haber hablado antes?

–No. Que hablen los intelectuales catalanes... Hay una cosa que dijo Sabina y que me duele a mí también: ¿Por qué tengo que andar yo ahora convenciendo a amigos míos extranjeros de que España no es una dictadura? ¿Qué es esto de vender que España es una dictadura y que no se respetan los derechos humanos en Cataluña? Al final hacen ese vídeo de ficción en plan “¡Por favor, ayúdennos!” ¿Pero cómo que os ayuden? Que uno tenga que echar de menos a Duran i Lleida... ¡Manda narices!

–El discurso victimista ha calado en muchos catalanes.

–¿Pero de qué se tiene que defender Cataluña de nosotros? ¿Qué les hemos hecho? ¿El Estatut? Eso seguramente tiene que ver con que CiU ha apoyado a todos los gobiernos de derechas de este país.

–¿Y qué propone?

–Me interesa que en este momento personas sensatas no lancen a la calle a la gente a un enfrentamiento que quizá no tenga vuelta atrás. Cada vez que hago esta función noto dentro de mí que estoy lanzando un discurso dirigido hacia la gente y la gente lo agarra y lo devora. Porque lo necesitan.

–¿Cuál sería el espíritu de ese discurso?

–Tres versos: “¿Es que siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Es que nunca se ha de decir lo que se siente? Hoy, sin miedo que libre escandalice, puede hablar el ingenio, asegurado de que mayor poder le atemorice”. Eso es defender la libertad de expresión y de pensamiento.

–Eso lo coge un ‘indepe’ y lo aplica al encarcelamiento de los Jordis...

–Nadie ha encarcelado a los Jordis por cómo piensan. Los han encarcelado por lanzar a la gente a la insurrección y a la secesión. Son responsables de desórdenes callejeros de mucho calado. Y luego dicen que estaban allí para calmar a la gente... Hombre, por Dios, que esto no es Barrio Sésamo. Si no fuera trágico sería cómico. Sería una serie de televisión.

–Entonces, está de acuerdo con el 155.

–Si Puigdemont no convoca elecciones, sí.Yo creo en la Constitución, incluido el artículo 155. La gente tiene que entender que esto de los territorios no es un juego de rol. Tiene unas normas y hay que cumplirlas. Y yo soy el primero que quiere que se cambie la Constitución, hacer una reforma y someterla a referéndum, pero entre todos los españoles.

–¿Estaría Quevedo tan indignado como usted si viviera hoy?

–Quevedo estaría tres veces más indignado que yo. Estaría tirando de espada. Yo no llego a eso, pero creo que si estoy en el escenario todas las noches empleando este discurso tan veraz y tan directo como el de Quevedo, lo mínimo que puedo hacer es decir lo que pienso y no esconderme detrás de la excusa de que soy un actor y estoy hecho para contentar a todo el público.

–¿El escrache a Mónica Oltra es otro trueno de la caja de Pandora?

–Esa extrema derecha en Valencia ha estado siempre. Y no han querido verlo ni el PP, ni Ciudadanos, ni el PSOE. Ahora están más encendidos. El problema es que estamos dejando el sistema en manos de los antisistema. Mi padre era un socialista convencido... A veces le digo: algo bueno tiene que palmases antes de tiempo, porque si llegas a ver esto...

–Por cierto, ¿ha superado ya que lo mataran en ‘Cuéntame’?

–Yo no me acuerdo de Cuéntame. La gente dice que he trabajado en ‘Cuéntame’, pero le juro que yo no me acuerdo...

–Eso es que todavía sangra por la herida.

–No lo sé, cómo no me acuerdo... Estoy con un médico que me está tratando para ver si recupero la memoria.

–¿Se ha dejado de hablar con mucha gente?

–Con la amistad no puedes ser maximalista. A lo largo del camino he dejado muchos amigos. Pero he encontrado más. El saldo es positivo.

–‘Érase un hombre a una nariz pegado...’, escribió Quevedo. ¿A qué está pegado Juan Echanove?

–Sobre todo a mi familia, a mi mujer, a mi hijo, a mis amigos... A la vida. A mí dame un cacho de vida y me agarro como a un clavo ardiendo. Yo creo en vivir.

–¿Y cuáles son sus sueños?

–Que se acabe todo este temporal porque hay mucho que hacer. Mi sueño es vivir en una sociedad solidaria. Y luego... Que me toque el Euromillón.

–¿Qué haría usted con el Euromillón?

–¿Yo? ¡Teatro! Pero sin mirar las cuentas.

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