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Víctimas del «arte urbano»

Miércoles, 11 de abril 2018, 09:06

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Como si de un lienzo en blanco se tratase, los recién estrenados convoyes de la Línea 3 han sido el objetivo número uno de los ataques «artísticos» de bandas grafiteras. Solo en los tres primeros meses se han registrado seis ataques de grupos grafiteros, y otros tantos se han evitado gracias a los sistemas contra intrusiones y a los vigilantes de seguridad.

Bajo el pretexto de arte urbano, estos grupos usan pasamontañas para evitar ser reconocidos y van pertrechados con botes de spray. Repasan los horarios durante semanas, conocen dónde están las cocheras, y detectan los lugares más vulnerables. Y en cuestión de segundos, en lo que dura una parada en una estación, empiezan a pintar los trenes, mientras alguien se encarga de filmar la acción. Luego celebran su maniobra en las redes sociales y lo suben a youtube.

Estas acciones clandestinas pasan una factura elevada a las arcas públicas. «Solo limpiar el lateral de un vagón supone un coste de 2.000 euros», asegura la dirección de Euskotren. Los trenes de la Línea 3 tienen una ventaja con respecto a los del resto de la red del suburbano: cuentan con una capa de pintura «antivándalica» de gran calidad. La limpieza es más fácil. Aunque la superficie exterior queda indefensa a la larga pueden volver a pintar la unidad con los colores originales. En los convoyes más antiguos había que decapar la superficie y repintar después de varios incidentes.

En algunos casos, cuando son descubiertos, la empresa sanciona a los autores de las pintadas con una multa de 1.700 euros o les obliga a realizar trabajos comunitarios. Los grupos casi siempre son los mismos, y repiten su firma en los trenes que circulan por Bizkaia. Algunos fueron detenidos gracias a las más de 700 cámaras de vigilancia que se encuentran instaladas en las estaciones. «Hay que concienciar a los grafiteros y a la sociedad de que están haciendo un daño que pagamos todos y que, incluso están poniendo en peligro su integridad física. Saltan vallas y, aunque lo más frecuente es que pinten en trenes parados por la noche, a veces lo hacen en algunos en servicio con el consiguiente riesgo de atropello», apunta un portavoz de la empresa.

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