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óscar b. de otálora
Domingo, 8 de enero 2017, 00:52
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'La rutina' es la palabra de argot que define el código que impera en el día a día de las prisiones. Quien conoce 'la rutina' sabe, por ejemplo, que si te prestan un paquete de cigarrillos, debes devolver dos. La televisión y el cine han creado una imagen terrorífica de la entrada en prisión que, según los expertos, no se corresponde con la realidad, aunque tampoco es un paseo por un jardín de rosas. En la serie de televisión 'The good wife', por ejemplo, hay un capítulo en el que una persona que va a entrar en presidio para cumplir condena recibe el adiestramiento de un profesional dedicado a entrenar a ciudadanos ajenos al mundo del hampa que se van a enfrentar a una larga estancia en un centro de reclusión. Esa figura es pura ficción pero en las cárceles españolas sí que está instituida la figura del interno de apoyo, un preso que se encarga de recibir a los nuevos internos y revelarles las interioridades del penal. Según un experto en instituciones penitenciarias consultado por este periódico, esta función ha sido clave en los últimos años en España, en los que la crisis y los cambios del Código Penal han enviado a prisión a cientos de personas sin ninguna vinculación con el mundo delincuencial. «Un ciudadano normal se va a encontrar con personas como él. Ingenieros o abogados que, bajo los efectos del alcohol, tuvieron un accidente en el que falleció una persona, por ejemplo. Y también muchos padres de familia alcanzados por la crisis que, para sobrevivir al paro y poder pagar los estudios universitarios de sus hijos, hicieron el tonto y aceptaron mover drogas», añade el experto. Estos son los consejos que reciben estas personas cuando atraviesan las puertas de una prisión.
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