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Sergio Morate, tras ser arrestado en Rumanía.
El asesino de Cuenca no puede ser condenado a prisión permanente

El asesino de Cuenca no puede ser condenado a prisión permanente

Sergio Morate confesó el crimen al excompañero de cárcel que le acogió en Rumanía, pero éste no le creyó. "Siempre decía muchas fantasmadas"

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Domingo, 16 de agosto 2015, 00:11

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Sergio Morate, el presunto asesino de Marina Okarynska y Laura del Pozo, las dos jóvenes halladas en una fosa en Cuenca, no podrá ser condenado a prisión permanente revisable, la nueva pena que incluye el Código Penal (CP) desde junio para responder, en teoría, a los delitos más graves. A no ser que se demuestre que abusó sexualmente de las fallecidas, algo sobre lo que no hay indicios, Morate no cumple los requisitos que estipula el CP para aplicar la cadena perpetua revisable: ni ha matado a más de dos personas, ni las víctimas tienen menos de 16 años, ni el autor pertenece a un grupo criminal.

A la espera de que España y Rumanía, país en el que fue localizado el supuesto asesino, pacten su extradición, ayer se supo que Sergio Morate habría reconocido que mató a su exnovia y a la amiga de ésta al excompañero de prisión que le alojaba en Lugoj (al oeste de Rumanía), aunque éste «no quiso creerle». «He matado a Marina», confesó directamente, tal y como recordó su amigo Istvan Horvath, en libertad con cargos, a la salida ayer del juzgado tras prestar declaración. «¿Qué pasó de verdad?», le preguntó la esposa del rumano, que sabía que había dos chicas desaparecidas en Cuenca. «La otra (Laura del Pozo) no tenía culpa», fue la respuesta del español.

La confesión no levantó sin embargo sospechas en Horvath, que aseguró que nunca supo que estaba alojando a un fugitivo porque su amigo solía «hacerse el machote» y «decía cosas que no hacía». El pasado lunes Morate le envió un mensaje al móvil que decía la he liado, pero ni con esas. «Lo decía mucho, la última vez cuando rompió la moto», insistió su excompañero de prisión.

«Ahí no cabe ni una aguja»

Horvath y Morate se conocieron en España cuando ambos cumplían pena de cárcel, el primero por un «homicidio imprudente» en un accidente de tráfico y el segundo por secuestrar a una pareja anterior. Trabaron tal amistad que Sergio iba a ser el padrino del hijo de Istvan, motivo que alegó para visitar Lugoj. El ciudadano rumano tuvo que desplazarse hasta Hungría para guiar a su amigo hasta su casa, y fue en ese desplazamiento en el que el presunto asesino confesó. Al parecer también reveló que «las había enterrado en la Palomera», lugar exacto en el que aparecieron los cuerpos el pasado miércoles. «Pero, ¿qué dices? Ahí no cabe ni una aguja, puro monte», insistió incrédulo Horvath.

Ayer seguía sin creerse la situación. «Marina y Sergio se llevaban bien, explicó ante los medios que le esperaban en el juzgado, «de vez en cuando tenían sus broncas, pero nada más». El ciudadano rumano también acompañó a Sergio Morate a hablar con el casero de su edificio, al que le planteó que el supuesto asesino de Cuenca estaba interesado en alquilar un estudio para quedarse a vivir «uno, dos meses o incluso un año».

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