Borrar
El agua de la piscina también puede dañar nuestro esmalte.
Comer muchas frutas y verduras destroza la dentadura

Comer muchas frutas y verduras destroza la dentadura

El consumo diario de cinco piezas o la toma abusiva de ensaladas desgasta los dientes en exceso si no se toman precauciones

Fermín Apezteguia

Jueves, 4 de agosto 2016, 00:29

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Los «alimentos saludables» destrozan la dentadura. El consumo diario de cinco piezas de fruta, como recomienda la Organización Mundial de la Salud, y el abuso en la toma de ensaladas, especialmente cuando se aliñan con excesivo vinagre, desgastan el esmalte hasta acabar literalmente con él. Los odontólogos han descubierto que la mayor parte de los casos de erosión dental que tradicionalmente se atribuían al bruxismo estaban producidos en realidad por una alimentación en exceso saludable, unida a una higiene dental aparentemente buena, pero inadecuada. Limpiarse bien la boca resulta tan necesario como llevar una dieta sana. Ahora se sabe que cepillarse los dientes inmediatamete después de haber ingerido abundante fruta multiplica y acelera el daño que el ácido de los alimentos provoca en el revestimiento dental.

«Conocíamos el efecto nocivo que tiene el consumo excesivo de refrescos de cola sobre la capa que protege los dientes, que es posiblemente el tejido más resistente del cuerpo humano», explica la especialista Eva Berroeta, que preside el congreso de la Sociedad Española de Prótesis Estomatológica y Estética (SEPES), que reunirá en Bilbao el próximo octubre a 3.000 expertos. «Durante tiempo, creímos que la principal causa de desgaste dentario era el bruxismo, que es la costumbre involuntaria de apretar los dientes. Pero ahora sabemos que no. Frutas y verduras son muy sanas añade la odontóloga vasca, pero su consumo debe ser equilibrado e ir unido a una higiene dental apropiada».

Estudio con 3.200 jóvenes

Los odontólogos están tan preocupados que uno de los mayores expertos del mundo en reconstrucción dental, el estadounidense Frank Spear, abordará la cuestión en la cumbre profesional que el próximo otoño tendrá lugar en el Palacio Euskalduna de la capital vizcaína. Una de las primeras voces de alarma sobre el asunto la lanzó precisamente un español, el catedrático Mariano Sanz, decano de la Universidad Complutense de Madrid, con el estudio que firmó hace unos años, entre otros, con David Bartlett. La evaluación de 3.187 jóvenes europeos con edades comprendidas entre los 18 y 35 años, procedentes de Francia, España, Italia, Reino Unido, Finlandia, Letonia y Estonia reveló que el consumo de productos con una alta acidez favorecía la hipersensibilidad dentaria.

En su lista incluyeron no sólo las frutas y el vinagre, sino también otros que ya arrastraban mala fama en la salud bucodental, como el tabaco y las bebidas energéticas; y algunos más sorprendentes, como los medicamentos para dormir y el vómito humano. «Las personas alcohólicas tienden a perder muchas piezas dentales por esta razón», explica Eva Berroeta. Al beber mucho, detalla, devuelven con mayor frecuencia y los ácidos de los alimentos regurgitados destruyen el esmalte. El mismo efecto produce el cloro de las piscinas. Si uno acude a ellas una o dos veces por semana, no pasa nada, pero los nadadores diarios se enfrentan con mayor frecuencia a este problema. «Lo estamos viendo en las consultas», corrobora la especialista.

¿Quiere todo esto decir que no es recomendable la fruta, ni la dieta vegetariana? «No, en absoluto», responde tajante la presidenta del congreso de la SEPES. «La recomendación para una alimentación saludable sigue siendo la dieta mediterránea, pero si queremos mantener la dentadura en perfecto estado el mayor tiempo posible será necesario adoptar determinadas medidas de prevención».

Puede evitarse

La primera decisión a tomar sería contener la ingesta de fruta. «No pasa nada por comerse dos piezas al día, que es un alimento muy sano». La segunda medida, como recomendación general, independientemente de la cantidad de frutas y ensaladas que se tomen, pasaría por adoptar una buena higiene bucal. Si se come fruta de postre, el lavado de la boca debería hacerse en principio sólo con agua y, en todo caso, acompañada de bicarbonato, para equilibrar el exceso de ph. El cepillado en ese momento sólo contribuye a dañar el esmalte.

Pasada media hora, podríamos cepillarnos ya los dientes, pero sin frotar excesivamente fuerte. El objetivo de esta maniobra es el mismo que el enjuague bucal: proteger la capa exterior de los dientes. La sensibilidad dental, que es un fenómeno al alza, se produce justamente por la pérdida paulatina del esmalte. Los especialistas recomiendan que esta acción se realice con cepillos de dureza media o suave y pasta fluorada. «Soy muy defensora de los cepillos eléctricos argumenta Berroeta porque controlan la fuerza del cepillado y se detienen o se enciende una luz roja si te pasas con él. Hay gente que se limpia los dientes con tanto vigor que acaba comiéndose las encías y dejando las raíces expuestas».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios