«Llegaremos a poder arreglar el cerebro cuando se estropee»

- La revista Nature dice de usted que es uno de los científicos más influyentes del mundo.

- Dice eso porque tuve un papel significativo en la inspiración del proyecto Brain.

- ¿Qué es?

- Es un proyecto a lo grande, más que el del genoma humano, y ha sido escogido por Obama como el gran desafío de la ciencia y la tecnología del siglo XXI. El plan es involucrar a cientos de laboratorios para desarrollar en doce o quince años métodos nuevos para poder estudiar el cerebro de una manera más completa de lo que hemos podido hacer hasta ahora.

- ¿Se ha mirado alguna vez su propio cerebro?

- Solamente el bulbo y la médula espinal en el cuello, pero no me he visto nunca el cerebro entero.

- ¿No tiene curiosidad?

- Sí la tengo, pero los escáneres que me han hecho han sido por razones médica. Por ahora no tengo escáner de la parte de arriba, pero supongo que estará llena de cosas.

- ¿A qué lugar del cerebro iría primero si pudiera viajar por su interior?

- Eso ya lo estamos haciendo. Nos estamos metiendo dentro de la corteza cerebral de ratones vivos, incluso a través del cráneo podemos ver su actividad o su estructura. Ese sería el primer lugar al que yo iría, la corteza cerebral.

- ¿Por qué?

- Para mí lo más fascinante del cerebro es la corteza porque de ahí salen todas las actividades mentales y es un misterio enorme. La hipótesis que barajamos es que la corteza es una especie de supercomputadora que puede hacerlo todo; pensamos que la naturaleza ha encontrado la manera de fabricar un computador biológico que puede solucionar cualquier tipo de problema que tenga solución.

- ¿Llegaremos a conocer el cerebro por completo o siempre habrá algo que se nos escape?

- En la ciencia en general las cosas nunca se acaban de entender, siempre queda algo. Eso ocurre en cualquier rama de la ciencia, pero lo que sí hay es un momento en el que empiezas a entender por dónde van los tiros. Este es un nivel que no hemos alcanzado con el cerebro, no entendemos lo suficiente como para arreglarlo. Cuando se estropea tenemos las enfermedades mentales y muchas de las neurológicas. En el caso de la enfermedad mental no tenemos ninguna cura porque el cerebro es como una máquina que quieres arreglarla pero no sabes cómo funciona.

- ¿Lo sabremos algún día?

- Estoy convencido de que llegaremos a un momento, como ha ocurrido en todas las otras partes del cuerpo, en el que entenderemos lo suficiente del funcionamiento del cerebro como para poder arreglarlo cuando se estropea. Por ejemplo, enfermedades como la esquizofrenia, Alzheimer o autismo van a estar al alcance de la medicina.

- Una de las herramientas para ello es la optogenética.

- Esa es una de las herramientas, pero hay otras como la optoquímica, que no requieren genética, y estas se pueden empezar a utilizar en pacientes. En un experimento en Minnesota con ratas epilépticas les hemos podido parar las epilepsias con luz utilizando la técnica de la optoquímica, liberando neurotransmisores de una manera óptica.

- Si todo esto que dice se cumple será una revolución.

- Va a serlo. La especie humana se define a sí misma por la capacidad mental. Imagínese las posibilidades cuando acabemos de entender eso.

- Puestos a imaginar, ¿podremos mover objetos con la mente?

- Eso ya se hace, no es ciencia ficción. Se logra conectando unos aparatos que se llaman interfaces cerebro-computadora, que te leen la actividad cerebral con unos cascos conectados a una computadora que está conectada a su vez a brazos robóticos y puedes moverlos a base de pensar.

Descifrar pensamientos

- ¿Será posible la telepatía?

- Las señales eléctricas de un cerebro son demasiado débiles para que las puedas detectar desde otro. Lo que se necesita es una manera de registrar la actividad, que puede ser eléctrica u óptica, y pasarla a otro cerebro en el que tienes que generar actividad de una manera también eléctrica u óptica. La telepatía es imposible pero lo que sí se podría hacer es registrar la actividad cerebral.

- A mí lo que me interesa es saber lo que piensan los demás.

- Si se rompe el código que utiliza el cerebro para transmitir información es posible que se puedan descifrar algunos de los pensamientos de las personas. Por eso es importante la creación de comités éticos y legales para que los ciudadanos no se encuentren desprotegidos ante lo que viene en el futuro.

- ¿Qué mal uso podemos hacer?

- Se podría abusar de estas técnicas por razones económicas o razones militares o criminales, igual que con cualquier otra técnica que ha desarrollado la humanidad.

¿No tiene miedo de lo que puede encontrar al profundizar en el cerebro?

- De hecho es justo lo contrario, lo que tengo es un enorme espíritu de aventura y de descubrimiento. Tengo la sospecha de que el cerebro va a ser la parte más bella del cuerpo.

- ¿Es que ahora no lo es?

- Lo será cuando lo entendamos por dentro. Lo que yo espero encontrar son motivos de admiración hacia la evolución. Va a ser como abrir la puerta de un edificio maravilloso.

- ¿Y todo eso se verá en una pantalla?

- En principio sí. Ahora mismo, cada vez más todas las técnicas son ópticas y lo visualizamos directamente.

- ¿Ver todo el cerebro será como una película llena de efectos especiales?

- Un holograma. Lo que pasa es que vamos a necesitar también herramientas matemáticas para descifrarlo. Ahora mismo no entendemos lo que ocurre en los cerebros de ratón, vemos una gran actividad de neuronas que disparan con una especie de corrientes de actividad que fluyen por el cerebro, pero no hemos podido descifrarlo.

- ¿Nuestro cerebro se está buscando a sí mismo?

- En realidad está intentando entenderse a sí mismo. Más que nuestro cerebro es nuestra corteza cerebral, que como puede que sea una máquina biológica capaz de resolver cualquier problema, está intentando resolver el problema de cómo funciona ella misma.