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solange vázquez
Martes, 2 de mayo 2017, 17:55
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Pasan los meses y tu bebé mira cómo corretean los niños de su edad sin intención de dar un solo paso. O no dice ni mu, aunque algunos de sus contemporáneos ya hablan por los codos. También puede ser que sus compañeros de guardería presuman de unas dentaduras esplendorosas y que él luzca unas encías desérticas cada vez que sonríe. O quizá es de los que se eternizan con el pañal, como si nunca se fuese a decidir a dar ese gran paso de la evolución humana que es usar el váter. El que haya tenido un niño 'tardón' en alguno de estos aspectos -hitos, como les llaman los profesionales de la pediatría- sabe que la leve inquietud inicial de los padres por la demora puede terminar siendo un agobio colosal, sobre todo, porque empiezan a surgir comparaciones con críos del entorno que han sido auténticos campeones de la precocidad en todos los campos. Y, claro, a las consultas pediátricas llegan los progenitores con mil dudas y temores sobre la 'normalidad' de sus retoños. ¿Hay que preocuparse?
«Es verdad que los padres de agobian, pero lo primero que deben saber es que la variabilidad en los hitos del desarrollo es muy grande», tranquiliza Valentín Alzina de Aguilar, director de Pediatría de la Clínica Universidad de Navarra. «Y lo segundo que deben tener en cuenta es que, cuando un niño tarda en hacer algo, hay que atender a dos factores: a los antecedentes -si ha habido prematuridad, sufrimiento fetal, si ha nacido con bajo peso...- y a la evolución que el niño ha tenido hasta el momento». Es decir, si un niño no anda y ya ronda el año y medio, es importante saber si cuando era más pequeño ha 'cumplido' con otros hitos, como darse la vuelta, sentarse o ponerse de pie, para comprobar que sigue una progresión. Si ha ido superando etapas y sumando 'logros', probablemente no haya ningún problema. Puede haberlo si, por el contrario, no ha ido realizando estos prolegómenos.
«Ante todo, tranquilidad. Porque hoy en día, con los controles pediátricos que hay, se va valorando la evolución poco a poco. Y un niño que tiene un problema de verdad ya ha presentado indicios previamente», apunta Alzina, quien aconseja a los padres a no plantearse «hitos con plazos muy rígidos». Además, no es conveniente presionar a los pequeños para que hagan cosas como andar, hablar o ir al baño. «Para animarles, lo primero es no agobiar, jugar mucho con ellos y darles cariño», indica. Sobre todo, porque la causa de la tardanza es ambiental, depende de la estimulación que reciben de su entorno, pero también genética y, por tanto, irremediable. Así que tranquilidad ante todo. Sin embargo, cuando se superan ciertos plazos -que son muy elásticos- sí conviene revisar que todo va bien para descartar posibles problemas. Estos son los baremos que los pediatras manejan con respecto a los principales hitos.
Además, la Clínica Universidad de Navarra plantea en su web algunas interrogantes sobre el desarrollo de los niños a distintas edades para los padres poco experimentados:
A los dos meses: ¿Va consiguiendo un sostén estable de la cabeza? ¿Succiona y deglute bien? ¿Manotea y patalea abundante y armónicamente? ¿Es excesivamente blando o rígido? ¿Sigue con la mirada? ¿Sonríe ante el rostro de las personas?
De los cuatro a los cinco meses: ¿Comienza a llevar las manos voluntariamente hacia los objetos que llaman su atención para agarrarlos? ¿Utiliza indistintamente ambas manos o, por el contrario, muestra particular preferencia por una de ellas? ¿Le interesan las personas y los objetos del entorno? ¿Vuelve la cabeza hacia el lado desde donde se le llama suavemente, o hacia el sonajero?
Siete meses: ¿Se mantiene sentado sin apoyo durante 1 minuto? ¿Es capaz de dar la vuelta completa en la cama? ¿Su balbuceo es abundante? ¿Hace ademán para que le tomen en brazos?¿Sonríe ante las personas?¿Sus ojos son paralelos, o se tuerce habitualmente alguno?
Diez meses: ¿Se mantiene de pie, aun con ligera ayuda, dando pequeños saltitos, sin excesiva rigidez de las piernas, sin cruzar las piernas, sin apoyar exclusivamente la punta de los pies? ¿Es capaz de coger un objeto entre el pulgar y el índice, en forma de pinza, o lo hace con toda la mano? ¿Utiliza por igual ambas manos? ¿Comienza a mostrar señales de extrañeza ante las personas ajenas a su medio familiar o es indiferente a ello? ¿En sus balbuceos, comienza a emitir algunos sonidos similares a los de la lengua materna?
Catorce meses: ¿Es capaz de caminar solo? ¿Arrastra la punta de algún pie al dar el paso? ¿Busca con la mirada un objeto que le apetece, aunque se le esconda de su vista? ¿Pronuncia alguna palabra refiriéndose claramente a una persona u objeto concretos?
18-20 meses: ¿Sabe usar la cuchara y el vaso? ¿Juega con objetos (coches, muñecas) 'como si fueran de verdad'? ¿Señala con el índice lo que quiere? ¿Entiende más palabras que las que dice? ¿Combina dos palabras diferentes?
30-36 meses: ¿Cómo corre? ¿Conoce 5 partes del cuerpo? ¿Intenta usar el lápiz? ¿Hace frases con sujeto -verbo-complemento?
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