Borrar
La madre del surfista cántabro con leucemia atrapado en Bali dice que el «tiempo se agota»

La madre del surfista cántabro con leucemia atrapado en Bali dice que el «tiempo se agota»

Abrieron una cuenta solidaria para ayudar al traslado del joven a un hospital de Santander, aunque lo han suspendido temporalmente por la mejoría en los análisis y la posibilidad de viajar en un avión comercial en vez de uno medicalizado

nacho g. ucelay

Martes, 27 de junio 2017, 07:47

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Ya me habían dicho que no me lo iban a conceder». Pero, aún puesta sobre aviso, María, madre por encima de cualquier cosa, se presentó ayer lunes en una sucursal bancaria de Santander y pidió un préstamo de 200.000 euros para salvarle la vida a su único hijo. Sin más aval que el amor desmedido le dijeron que no y, desesperada, se echó a llorar formando un océano de lágrimas del que ha emergido una gigantesca ola solidaria para intentar traer a casa al surfista cántabro Cristian Bosco de la Mora González, enfermo de leucemia y varado en un hospital de Bali por culpa de la burocracia. Esto era ayer. Este martes se ha sabido que gracias a una mejora en los resultados de las analíticas, Cristian volverá a casa en un avión comercial con apoyo médico.

«Estoy perdiendo a mi hijo», justificaba este lunes su madre. «Cada día que pasa, le estoy perdiendo un poco más», repitía con angustia mientras rememora el calvario por el que atraviesa el muchacho. Llegado a Indonesia el 4 de mayo para cabalgar sobre las mejores olas, Cristian, de 29 años, ingresó el 18 de junio en el Sanglah Hospital por un fuerte dolor abdominal acompañado luego por una persistente hemorragia nasal que no conseguía detener.

La llamada de Cristian

  • Consciente y estable dentro de la gravedad del pronóstico (padece leucemia hiperleucocitósica aguda), el joven Cristian Bosco de la Mora González, que está recibiendo transfusiones de sangre, grabó hace escasos días un vídeo de 15 segundos en el que explicaba lo delicado de su situación actual.

  • Postrado en una cama del Siloam Hospital, donde le vigila un equipo médico local y le acompañan constantemente su tía Luz González Regato y su amigo del alma Nahum, el joven surfista cuenta que necesita dinero para conseguir un avión que le saque de allí porque la compañía aseguradora con la que contrató su póliza de viaje no está haciendo «nada» por él.

  • En la grabación, que abre con un saludo muy familiar (hi guys, hola tíos) y despide con una sonrisa ladeada, el chaval no aporta apenas detalles sobre su enfermedad pero, con enorme serenidad, sí precisa que no tiene demasiado tiempo «Ojalá encontremos una solución rápida», concluye Cristian. Por fin, la han conseguido.

Tras ser sometido a algunas pruebas le fue diagnosticada una leucemia hiperleucocitósica aguda, un tipo de cáncer de sangre y médula ósea que anula el sistema inmune de quien la padece y produce además inflamaciones agudas en órganos que son vitales, como los riñones o los pulmones. La gravedad de su dolencia aconsejó su traslado a otro centro médico, el Siolam Hospital, donde el chico y los médicos que le atienden iniciaron una carrera contrarreloj para intentar estabilizar la enfermedad, que tratan actualmente con transfusiones de sangre continuas a la espera de poder someterse a un trasplante de médula.

Surge, en este punto, el gran problema al que se enfrenta Cristian, ingresado actualmente en un centro médico en el que no es posible practicar esa operación. Acostumbrado a viajar, el muchacho había contratado un seguro de viaje con la compañía norteamericana Global Benefits Group (GBG), con la que, según asegura la prima de Cristian, Mercedes Fernández, «la comunicación ha resultado difícil desde el principio e inexistente al final».

Al parecer, la póliza contratada cubre el traslado al lugar más próximo en el que el joven surfista pudiera ser tratado de su enfermedad. Singapur, en este caso. Inicialmente disconforme con esta decisión los médicos aconsejan la evacuación de Cristian en un avión medicalizado y no en uno comercial como propone la empresa la familia del joven decidió en su desesperación aceptar la propuesta de la aseguradora, que, sin embargo, y por razones que se desconocen, «se ha echado atrás».

Problemas con el seguro

Primero «me decían que estaban recabando información del caso». Luego ya, directamente, «han dejado de contestar a mis llamadas». Mercedes, que se ha hecho cargo de esta gestión en concreto por su dominio del inglés», sospecha que la compañía que aseguró a su primo «está haciendo todo lo posible por no hacerse cargo».

Dada la posición de la aseguradora con la que piensan ajustar cuentas más adelante y apremiados por el tiempo, que vuela en su contra, la familia y los amigos de Cristian se lanzaron a la búsqueda del dinero que costaría traerle a España, más concretamente al Hospital Marqués de Valdecilla de Santander, donde el Servicio de Hematología estaría ya preparándose para recibirle a su llegada.

Plegados a la solidaridad de quienes en algo aprecian al muchacho, los familiares que el joven surfista tiene en México pusieron en marcha hace solo unos días una campaña de crowdfunding a través de una plataforma para recaudar fondos (https://donadora.mx/projects/cristian-de-vuelta) que esta mañana ya ha ingresado más de 73.000 euros reunidos de pequeños gestos solidarios. Ahora, los familiares han pedido que se suspendan temporalmente las donaciones, a la espera de conocer el coste que tendrá su traslado en un avión comercial con apoyo médico.

La ayuda de Revilla

Los padres del chaval, María y Juan que se han desplazado desde México hasta Santander para seguir desde aquí el devenir de los acontecimientos sobre su hijo también escribieron una carta urgente al presidente del Gobierno regional, Miguel Ángel Revilla, explicándole el brete en el que se encuentra la familia y rogándole una ayuda que el jefe del Ejecutivo no tardó en prestarles. Muy interesado en este asunto, el jefe del Ejecutivo abrió ayer lunes todos los canales a su alcance los institucionales y los personales obteniendo de ellos respuestas muy distintas.

Del primero no logró casi nada. «Sé que hay un avión del Ejército que en su momento trajo a España a aquel hombre que estaba enfermo de ébola», recordó Revilla refiriéndose al religioso García Viejo. «Así que he llamado a la ministra de Defensa (Dolores de Cospedal), pero me han dicho que estaba ocupada, y después he llamado al de Exteriores (Alfonso Dastis), y también me han dicho que estaba ocupado», dijo el presidente crispado. «Claro, como yo no soy Puigdemont...», ironizó.

Pero del segundo, en cambio, sí. Aprovechando su enorme tirón mediático, Revilla, que tiene millones de seguidores en las redes sociales, sugirió a El Diario Montañés la posibilidad de abrir una cuent en beneficio del chico que él personalmente se encargaría de estrenar y posteriormente 'agitar'. Horas después de esa sugerencia, este periódico y la Obra Social la Caixa abrían con 1.000 euros esa cuenta solidaria a la que Revilla aportó luego 200 euros y su partido, el PRC otros 1.000.

Una vez efectuada su aportación, el presidente de Cantabria hizo «un llamamiento público a todos los ciudadanos de bien de Cantabria y del resto de España a que contribuyan en una causa justa y lo hagan de forma urgente porque cada minuto que pasa se reducen las posibilidades de Cristian».

Abrumada, y muy emocionada, la familia del joven surfista agradeció el gesto del presidente y los cientos de personas de toda España que se han subido a cabalgar la ola solidaria que se ha levantado sobre el océano de lágrimas creado por María a las puertas de la entidad bancaria a la que acudió por la mañana a pedir un préstamo para intentar salvar la vida de su hijo. Este martes, la familia, muy agradecida por las donaciones realizadas por miles de personas cuando comenzó la campaña para poder contratar un avión privado que lo trajese de vuelta a casa, solicita ahora que se suspendan, de momento, las aportaciones.

«No se imaginan lo que agradecemos todo esto que están haciendo por nosotros», asegura María. «Y mi chiquillo... ¡Ay, mi chiquillo», suspira la mujer aferrada a la generosidad de quienes, sin conocerle, oran por un pronto regreso a casa del joven surfista.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios