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Solange Vázquez
Domingo, 28 de mayo 2017, 02:14
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Las apariencias engañan. Uno sale a la calle y ve niños, muchos niños, incluso demasiados niños. Lloran en los transportes públicos, sacuden pelotazos, atacan frontalmente con sus bicicletas, arrojan globos de agua justo al lado del banco donde uno se ha sentado... Pero, en vez de mirarlos con mala cara, deberíamos dedicarles una sonrisa porque esos niños tienen algo de rareza y llevan en ellos una esperanza de futuro. El año pasado, los nacimientos en Euskadi descendieron un 3,4%; una tendencia que se agudizó en el último trimestre, en el que la caída superó el 6%, según los últimos datos del Instituto Vasco de Estadística (Eustat). Esto supone que en el País Vasco vinieron al mundo 18.204 bebés, 647 menos que el ejercicio anterior. Por territorios, Bizkaia fue donde menos retrocedió la natalidad: un 2%, frente al 2,7% de Álava y el 5,9% de Gipuzkoa.
Según los expertos, a pesar de estas cifras, hay que huir del catastrofismo -el clásico '¿quién va a pagar mi pensión?' o el temor a una sociedad envejecida-, ya que, entre otras cosas, la natalidad baja no es un fenómeno irreversible: depende de muchos factores cambiantes. Estos son los principales:
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