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El daguerrotipo, fechado entre 1841 y 1845, es la primera fotografía conocida de Toledo
Una pieza histórica tirada en un cajón

Una pieza histórica tirada en un cajón

Una pareja de periodistas bilbaínos encuentra en una almoneda una de las fotografías más antiguas de España

Oskar Belategui

Viernes, 6 de enero 2017, 00:47

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Estaba en un cajón, oculta entre la quincalla. Una placa de cobre del tamaño de una cuartilla que José Valderrey tomó entre sus manos, sopló para quitar el polvo y contempló con satisfacción. El Alcázar en lo alto no dejaba lugar a dudas. En la panorámica de Toledo se distinguían las iglesias de la ciudad y hasta la ropa tendida al sol. En el reverso del daguerrotipo, un fecha que data la imagen: entre 1841 y 1845. De pronto, un paseo por San Sebastián con paradita en una almoneda se convirtió en un hallazgo histórico. Valderrey y su mujer, la periodista bilbaína Soraia Molina, habían adquirido la foto más antigua de la ciudad castellana de la que se tiene noticia.

De aquel hallazgo hace cinco años. Desde entonces, el daguerrotipo (el primer procedimiento fotográfico creado en 1839) ha estado en manos de especialistas. Hace unas semanas, la imagen se presentó por primera vez al público en los séptimos Encuentros de Historia de la Fotografía de Ciudad Real, que organiza la Universidad de Castilla-La Mancha. Un asterisco en el vértice superior izquierdo y el número 30 en la parte inferior son las pistas para dar con la autoría.

«El daguerrotipo era un objeto de culto que solo se podían permitir las clases más pudientes», explica este periodista eibarrés residente en Bilbao, un auténtico especialista en fotografía primitiva. Valderrey es feliz retratando toda la colección de armas para el Museo de la Industria Armera de Eibar o digitalizando cualquier documentación histórica que cae en sus manos. Ahora anda en el Ayuntamiento de Azkoitia, haciendo inventario de un armario donde han encontrado miles de negativos. «Es un trabajo arduo pero bonito», resume.

El de Toledo no es el primer daguerrotipo que obra en su poder, aunque sí el más antiguo. «No me considero coleccionista. Tenemos cosas en casa, pero no son una colección. Cuando viajamos a Londres o Barcelona visitamos anticuarios. Busco distintas técnicas: autocromos de Lumière para saber cómo se les va cayendo la emulsión, placas de linterna mágica coloreadas que se proyectaban en la época...».

Vapores tóxicos

Su daguerrotipo de Toledo no es solo una de las fotografías más antiguas de España, sino una verdadera rareza al representar la panorámica de una ciudad. «El tiempo de exposición era muy largo, una media hora; de ahí viene la frase el que se mueve no sale en la foto», ilustra su propietario. La pieza está rayada al faltar el espaciador que le separa del cristal protector. Porque el aire es veneno para la frágil emulsión de ioduro de plata de una placa que se trataba con tóxicos vapores de mercurio.

Valderrey no revela la tienda donde encontró este tesoro ni el precio que pagó por él. Su ánimo, remarca, es puramente investigador. «No creo que haya coleccionistas que quieran pujar por la foto, es un tema más de patrimonio. Yo estoy emocionado de ir aprendiendo cosas sobre ella. Y me gustaría que la disfrutaran los toledanos». El periodista, que confiesa no conocer Toledo, quiere visitar la ciudad y colocarse con una cámara en el sitio exacto desde donde fue tomada su fotografía. «Por las sombras se ve que es por la tarde», apunta. Su sueño: encontrar algún día un daguerrotipo de Eibar.

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