Uno de los acusados de violar a una joven en Sanfermines: «Follándonos a una entre los cinco»

El grupo de Whatsapp estaba formado por once amigos de Sevilla, cuatro de ellos detenidos en Pamplona, y se llamaba Manada. Al parecer, uno de los arrestados en la capital navarra llevaba en la pierna el tatuaje de un lobo con la frase El poder del lobo reside en la manada. Según informó ayer el diario digital Navarra.com, tras leer la hazaña en sus móviles, los amigos que se habían quedado en Sevilla contestaron con un punto de admiración. «Cabrones os envidio./ Esos son los viajes guapos./ Jajajajajajajajajaja».

«¿No serán ellos»?

Los miembros de la manada que se habían quedado en Sevilla comenzaron a dar muestras de inquietud cuando hacia las 13.30 horas del día 7 los medios de comunicacion informaron de la detención en Pamplona de cinco presuntos violadores. Los mensajes por Whatsapp se multiplicaron. «¿No serán ellos?», se preguntan. Incluso algunos empezaron a pensar en lo que habían leído horas antes, cuando sentían envidia de sus amigos. «Y que una tía folle con cinco», dice uno. «No es tan normal», admite otro.

Aquel viaje guapo del que hablaban fue la pesadilla de una joven madrileña de 18 años que denunció haber sido violada por cinco personas en un portal de Pamplona. Según el relato redactado por el juez, hacia las 3.00 horas del pasado 7 de julio J.A.P.M inició una conversación con la víctima en la plaza del Castillo y poco después, junto con J.E.D., A.J.C.E., A.M.G.E y A.B.F., la acompañó hacia el coche en donde la víctima pensaba dormir. El auto judicial detalla que en el camino, aprovechando que una vecina acababa de abrir el portal número 5 de la calle Paulino Caballero, J.A.P.M. mantuvo sin cerrar la puerta exterior y mientras agarraban a la joven por las muñecas la obligaban a entrar.

«Valiéndose de su superioridad física y de la imposibilidad» para solicitar auxilio u oponerse a sus pretensiones, los cinco, entre los que había un guardia civil y un militar profesional, «la sujetaron y obligaron a realizar y a realizarles» varios actos sexuales. Mientras tanto, sostiene el juez, A.M.G.E. «grababa con su móvil los hechos» con el consentimiento de los demás, «ya que estos se dirigieron en varias ocasiones a la cámara». En la grabación se aprecia «cómo los procesados se reían de la víctima». Según el juez, se jaleaban entre sí e incluso esperaban y reclamaban el turno.