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Una joven pasa junto a una inmobiliaria.
Los vascos decididos a cambiar de piso se disparan al nivel más alto desde 2007

Los vascos decididos a cambiar de piso se disparan al nivel más alto desde 2007

Suman 37.452 personas que quieren mudarse de uno a cuatro años vista, lo que pone de relieve una recuperación de parte del mercado al abaratarse las hipotecas

Javier Muñoz

Lunes, 11 de julio 2016, 00:30

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La demanda de primera vivienda ha caído en Euskadi a causa de la crisis, pero nunca ha habido tantos vascos que ya tienen un piso y están decididos a irse a otro más ajustado a sus nuevos deseos o necesidades (llegada de más hijos, búsqueda de mejor accesibilidad y situación, conexiones de transporte, etc.). Es un colectivo de propietarios con expectativas de mudanza que se proyectan a corto y medio plazo -de uno a cuatro años vista como máximo-, y que se ha disparado hasta niveles récord en la comunidad autónoma. A finales del pasado año sumaban 37.452 individuos u hogares, lo que, según el Observatorio Vasco de la Vivienda -organismo dependiente del Departamento de Empleo y Políticas Sociales-, es la cifra más alta desde 2007, año en que la decisión de cambio la manifestaron 30.406 familias.

Una parte del mercado inmobiliario está marcando, pues, cierta tendencia al alza que los agentes de la propiedad atribuyen a que la financiación bancaria ha estado mucho tiempo restringida y ahora es más propicia a las operaciones con clientes solventes. Esa perspectiva, indican, podría estar animando a ciudadanos que han permanecido a la expectativa durante mucho tiempo. «Las hipotecas nunca han estado tan baratas. Las encuentras al 2,5% y 3% fijo, lo que sugiere que las entidades financieras esperan que los tipos permanezcan bajos durante un tiempo», dice José Manuel González Robles, presidente del colegio vizcaíno.

El Observatorio de la Vivienda no precisa cómo se reparten por territorios históricos los vascos dispuestos a cambiar de casa, aunque sí da otra indicación: representan una proporción cada vez mayor en el segmento de personas que reconocen necesitar objetivamente otro piso con independencia de que tengan medios o no para mudarse.

Ese grupo suele fluctuar y ha menguado recientemente. A finales del pasado año estaba formado en Euskadi por 53.133 hogares, de los que 7.185 viven de alquiler y buscan un inmueble en propiedad y, en menor medida, un arrendamiento más asequible. Se trata de la cota más baja de necesidad de cambio registrada en la comunidad autónoma en casi diez años, lo que se debe al drástico retroceso que ese problema ha registrado en Bizkaia (donde ha quedado reducido a 26.042 hogares). Mientras tanto, ha subido un poco en Álava (9.307) y con más claridad en Gipuzkoa (17.784).

Transformación

Todo ello indica una lenta transformación del mercado de la vivienda, en el cual empiezan a asomar potenciales compradores de pisos que ya tienen casa atraídos por los inusualmente bajos tipos de interés. Sin embargo, de esos tipos no pueden beneficiarse miles de jóvenes vascos que aspiran a emanciparse de sus padres. No reúnen la solvencia que el banco les exige hoy para concederles la hipoteca de su primera casa, circunstancia que está produciendo situaciones que a los agentes inmobiliarios les recuerdan las prácticas de los años sesenta y setenta del pasado siglo. «Se tiene que recurrir a la financiación proporcionada por la familia», resume José Manuel González Robles.

Según este agente de la propiedad, las entidades financieras buscan, por expresarlo de una manera resumida, parejas que ingresen tres mil euros al mes para concederles un crédito de 100.000 euros. «Sin embargo, esas parejas aspiran a más que esa cantidad; lo que piden son 200.000», explica. Es la pescadilla que se muerde la cola en el mercado de la vivienda.

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