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El Padre Ángel dedica su vida a ayudar a los necesitados.
«No veo voluntad política para arreglar la crisis de los refugiados»

«No veo voluntad política para arreglar la crisis de los refugiados»

El Padre Ángel, sacerdote fundador de Mensajeros de la Paz, se declara convencido de que «nunca hubo tanta solidaridad como hay ahora»

macarena tejada

Lunes, 23 de mayo 2016, 01:47

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Su iglesia abre 365 días al año y 24 horas al día. Lleva medio siglo dedicando su vida a las personas necesitadas y a pesar de que califica como «vergonzosa» la labor de la comunidad europea en la crisis de los refugiados, está convencido de que «hay esperanza». Ángel García Rodríguez, más conocido como el Padre Ángel, acaba de impartir la conferencia 'Momentos de Esperanza' en el salón de actos de Kutxa de San Sebastián.

Es el ángel de la guarda de miles de personas.

Cualquiera puede ser un ángel de la guarda. Un empresario, por ejemplo, es el ángel de la guarda de muchos. De todas formas, sí me siento feliz y gustoso de ser un medio para poder ayudar a mucha gente.

¿Cómo decide alguien dedicar su vida por completo a otros sin pedir nada a cambio?

Todos tenemos una vocación o una ilusión. Cuando eres niño, llega un momento en el que sabes qué quieres ser de mayor. Siempre dije que quería ser sacerdote, como el de mi pueblo, La Rebollada (Asturias). Cuando vi las necesidades que tenían unos jóvenes de mi tierra decidí que iba a ayudarles. Esto sucedió en el seminario, cuando tenía unos 24 años. Llevamos así ya medio siglo. En esta vida, lo que me hace sentir bien es estar convencido de que puedo ayudar a mucha gente y estar con ella. Esto te da cierta felicidad, sin duda alguna.

¿Somos lo suficientemente solidarios?

Nunca en la historia de la humanidad hubo tanta solidaridad como ahora. Nunca hubo gobernantes, políticos o incluso partidos que se preocuparan tanto por los desfavorecidos. Una imagen es la de los embajadores de España en el extranjero. Antes solo eran el representante del país, pero hoy en día lo primero que hace un embajador cuando llega a un pueblo en vías de desarrollo es la cooperación internacional, preocuparse por la gente que no tiene ni casa o ni qué comer. Quien dice embajadores dice alcaldes o gobernantes, aunque solo sea por ganar las elecciones.

Hace poco que estuvo en Lesbos. ¿Qué está pasando en el mundo?

La comunidad europea no ha dado el do de pecho en esto. Todos dicen que se avergüenzan y yo creo que no hay voluntad política de arreglarlo. Estos días empieza a haber un poco de ganas de mejorar la situación y a uno eso le hace feliz. Vamos a seguir exigiendo a los políticos que hagan lo que han empezado a hacer.

¿Llega tarde esta voluntad de arreglar las cosas?

Los políticos han llegado tarde, pero ojalá lleguen. Lo peor sería que siguieran en sus trece o haciendo uso del decreto ese que han hecho los 28 de querer enviar a todos los refugiados a Turquía. Ha sido una barbaridad, una vergüenza y un escándalo lo que hemos hecho con ellos. Es el momento de cambiarlo.

¿Qué vio en Grecia?

Vi soledad, miseria, desesperanza... Vi personas que no están ahí para hacer negocios, sino para huir de la guerra y de la muerte. Algunos no les ayudan porque ven en ellos terroristas, pero los malos de la película son los gobernantes, ellos son los causantes de lo que está pasando en Siria.

¿Se puede tener esperanza?

Sí, la esperanza no la podemos perder nunca. Hay esperanza. Hay que ser positivo. Esto tiene que tener solución. Hemos esperado demasiado, sin duda alguna habrá solución.

¿Es posible terminar con la desigualdad?

No. Cristo decía que «a los pobres los tendréis siempre entre vosotros». Es casi ley de vida. Sí se va a acabar con la hambruna, con algunas enfermedades o con el agua no potable. Los últimos años se ha conseguido que muera menos gente.

La modernización de la Iglesia

Su iglesia, San Antón, abre 365 días al año las 24 horas. ¿Quién va a la iglesia a las 4.00 de la madrugada?

Es una iglesia al estilo del papa Francisco, donde pueden entrar los unos y los otros, sobre todo los que a veces hemos apartado. Es una iglesia para todos. A la noche suele ir a San Antón la gente que trabaja a esas horas, o los que han ido a tomar algo y después les apetece entrar a sentarse y recogerse, a hacer una oración. Siempre hay gente que está entrando en la iglesia, mucho turista...

Y se puede confesarse vía Ipad.

Así es. Tenemos un sistema que la Once nos ha puesto para quienes llevan sonotones. De esta manera el sonido no les molesta. Asimismo, hay una tablet para la gente que escucha mal. Así no hay que dar voces para que te oigan, sino que a través de una de las aplicaciones uno puede decir sus pecados y puede leer los consejos que el cura le da. También hay wifi, café, bocadillos, servicios... Una iglesia debe ser la casa de Dios, pero también la de todos. La de los bautizados y la de los no bautizados.

¿Hasta qué punto es necesario que la Iglesia se modernice al mismo tiempo que la sociedad?

El modernizarse siempre es bueno. Uno no puede seguir escribiendo a máquina o a mano cuando existen ordenadores. Debemos usar los inventos modernos.

¿Está ocurriendo esto con el papa Francisco?

Sí. Este papa sigue con los mismos zapatos que tenía antes de ser papa. Abraza, besa, toca... Dice cosas que no gusta escuchar, pero las dice. Ha llegado a la gente. Sabe estar con las personas que a veces sufren tanto.

Salvador de los pobres y amigo de los ricos.

La Iglesia debe estar a favor de todos. Los ricos también tienen alma y necesitan consejos. Alguien que esté cerca de ellos. Hay que decirles que hay que compartir. Los que tienen mucho tienen que ayudar a los que no tienen nada.

¿Mantiene contacto con los políticos?

Hablo con los políticos, con los obispos, con los comerciantes, con los que duermen debajo de un puente... Queremos estar donde está la humanidad. Los ricos y los políticos tienen corazón, piernas y son de carne y hueso, como el resto de las personas.

¿Qué opina de la situación actual del país?

Estamos en un momento precioso, un momento de vida. La política llegó a estar muerta, solo había unos que mandaban y unos que obedecían. Ahora debemos dialogar todos. Es una riqueza. A algunos les asusta. A mí me emociona que se haya quitado eso de 'yo mando y tú obedeces'.

¿Qué tal lleva ser tan mediático?

Si cuando doy la mano o me saco una foto hago el bien, es estupendo. Me siento feliz. Para mí es más un privilegio que un trabajo.

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