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Shenzhen, Barcelona, Londres y Melbourne se encuentran entre las 'ciudades perfectas'.
¿Existe la ciudad perfecta?

¿Existe la ciudad perfecta?

Barrios autosuficientes, buses 'verdes', huertos antirriadas... las urbes más sostenibles del mundo presentarán su labor en una conferencia en Euskadi

Octavio Igea

Martes, 1 de marzo 2016, 13:09

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Son lugares con otra energía, y la idea es que su ejemplo cunda a la mayor velocidad posible. Bilbao acogerá del 27 al 29 de abril la octava edición de la Conferencia Europea de Ciudades y Pueblos Sostenibles, que contará con la asistencia de más de un millar de representantes políticos de todo el continente. Habrá alcaldes, miembros de la UE, representantes de gobiernos nacionales y regionales... con el histórico acuerdo de París para luchar contra el cambio climático aún fresco en la memoria, los participantes refrendarán su compromiso con el medio ambiente y unas nuevas prácticas urbanas que den un respiro al planeta. Pero, por encima de todo, el evento servirá de una vez por todas para aclarar qué es una ciudad sostenible y cómo se puede llegar a serlo. Las pistas las darán los municipios más avanzados en eso de luchar contra los malos humos presentando los proyectos en los que llevan años trabajando. Un buen espejo en el que las urbes vascas quieren mirarse en la carrera por situarse a la vanguardia del ecologismo urbano. Estos son algunos de los referentes.

Barcelona

Calefacción urbana con la poda de los parques públicos

Una docena de edificios del sur de Barcelona y la cercana localidad de Hospitalet del Llobregat participan desde hace un par de años en la primera experiencia de calefacción urbana que se pone en marcha en España. El sistema ha requerido la construcción de una red de tuberías, por la que circula un fluido térmico, que distribuye a los vecinos implicados calor, aire acondicionado y agua caliente sanitaria.

La energía que requiere la calefacción urbana se genera en dos centrales, aunque la principal es la situada en la zona franca del puerto de la Ciudad Condal. Una gigantesca caldera permite allí generar vapor mediante la combustión de biomasa, principalmente poda procedente de los parques municipales. Se estima que 11.000 de las 28.000 toneladas de combustible que requiere el sistema se compensan con los residuos del mantenimiento de las zonas verdes barcelonesas. Si la implantación de las redes urbanas de calor y frío progresa en la capital catalana, está prevista la construcción de otro condensador que utilice el frío residual del puerto y su red de transportes para crear más aire acondicionado. En Europa hay ya 5.000 redes urbanas de frío y calor y en ciudades como Copenhague, Helsinki, Varsovia y Riga el 90% de los edificios públicos y comerciales ya están conectados a sistemas de este tipo.

Melbourne

Más árboles para combatir las altas temperaturas

Aunque un dicho local asegura que en Melbourne se pueden vivir "las cuatro estaciones en un día" y que "si no te gusta el tiempo que hace solo debes esperar 10 minutos para tener otro", lo cierto es que la ciudad australiana soporta altísimas temperaturas. Para que se hagan una idea, lo habitual es que el termómetro únicamente baje de los 10 grados un mes al año pero que se dispare por encima de los 30 con asiduidad. Sus máximos registros son más elevados que los de Sevilla o Córdoba. Cuando el 12 de enero de 2010, en pleno verano, se alcanzaron los 37 de madrugada las autoridades dijeron basta y buscaron un remedio natural para combatir la canícula.

La decisión del ayuntamiento fue duplicar los espacios verdes, que pasaron a ocupar el 7,6% del terreno urbano, y las copas de los árboles. La idea es enfriar la ciudad con métodos ecológicos unos cuatro grados, con lo que, además de combatir las altas temperaturas, se ha conseguido reducir la vulnerabilidad a la sequía. La plantación de 12.000 árboles nuevos ha permitido generar un compromiso vecinal con su cuidado, ha reducido la demanda de energía (aire acondicionado) y ha conseguido que bajen las enfermedades relacionadas con el calor.

Malmö

De la decadencia industrial a modelo de 'ecointeligencia'

Malmö es la tercera ciudad con más habitantes de Suecia, lo que la diferencia del resto posiblemente de casi todas las urbes del mundo es que la mitad de sus habitantes tienen menos de 35 años. Con esta previsión, las autoridades locales dieron un giro de timón al rumbo de la localidad en 2001 cuando, tras celebrar la Feria Europea de la Vivienda, diseñaron un ambicioso programa para construir la ciudad del futuro. La que se idealizaba en esa conferencia.

Durante 15 años los ciudadanos de Malmö han sido "bombardeados" con la necesidad de respetar el medio ambiente y el resultado es una urbe que se ha convertido en icono de "ecointeligencia". El epicentro de la nueva ciudad es el barrio de Västra Hammen, una antigua zona portuaria degradada y contaminada que las industrias fueron abandonando en la década de los 80. Actualmente es un moderno distrito de 600 viviendas que obtiene el 100% de la energía que consume de fuentes renovables que se sitúan en la zona: Hay 1.400 metros de paneles solares y 3.000 de tejados ecológicos, y los residuos biodegradables se reutilizan para generar el biogás que nutre las calefacciones. A todo esto se une una importante restricción del uso de los coches en favor del transporte público y la bicicleta.

Shenzhen

Autobuses 'verdes' en el gran hormiguero chino

En 1980 Shenzhen era un pequeño pueblo de pescadores del sur de China. Mil vecinos a lo sumo. Ese año el gobierno nacional lo declaró zona económica especial la primera del país y la industria se disparó. Y con ello, la demografía. Actualmente cuenta con algo más de 15 millones de habitantes y es una de las urbes que más rápido ha crecido en la historia, pero eso le ha pasado una importante factura al medio ambiente. ¿Recuerdan esa niebla de contaminación que a veces cubre el skyline de Madrid y que ha activado todas las alarmas? Pues en Shenzhen ocurre cada día.

Superada la fase de urbanismo descontrolado, el gobierno regional pretende ahora mejorar las condiciones de vida en el "gran hormiguero", el sobrenombre de la ciudad. A esos niveles las medidas deben ser, claro, a lo bestia, y la primera tiene que ver con el transporte público. En diciembre de 2013 Shenzhen introdujo una nueva flota de 6.000 autobuses ecointeligentes, la mayor flota de unidades con "emisiones cero" de todo el mundo. El proyecto aspira a completar el servicio con otras 35.000 unidades antes de 2017 y a crear "ecosistemas" sin contaminación. Es decir, zonas donde no pueda circularse con vehículos de motor. De momento, las emisiones de CO2 se han reducido en un lustro en 160.000 toneladas y la ciudad se sitúa ya entre las diez con mejor calidad de aire de China.

Almada

Cultivos ecológicos contra inundaciones... y el paro

A la ciudad portuguesa de Almada la baña el Atlántico y el potente estuario de la desembocadura del Tajo. Tal es la influencia fluvial que el municipio es uno de los más vulnerables del mundo a las inundaciones repentinas, especialmente tras las olas de calor. Como se prevé que los fenómenos extremos aumenten drásticamente para el año 2100, el municipio ha iniciado el proyecto "Multi adaptar" que promueve la construcción de cuatro huertos de gran tamaño y un bosque perimetral en la zona ribereña.

Además de dejar vía libre al río si se sale del cauce, se cree que los cultivos absorberán el agua de escorrentía y el calor, ejercerán de compartimentos estancos para almacenar lluvia y contribuirán a la seguridad alimentaria del entorno. Es decir, que se garantiza el acceso a productos básicos, y biosaludables, a todo el mundo en todo momento. Los huertos los costea el Ayuntamiento de Almada, pero su gestión y cuidado se ha encomendado a un grupo de 360 familias con problemas de acceso a empleos dignos.

Londres

Control férreo de las emisiones de CO2

Londres fue una de las primeras megápolis de Europa que vio la necesidad de poner coto a las emisiones de CO2 y reducir la dependencia de la ciudad de los combustibles fósiles, sistemas energéticos muy contaminantes y con una fecha de caducidad cercana si hablamos en décadas, claro. El Reino Unido tiene en vigor desde hace siete años un Plan de Transición al Bajo Carbono que pretende reducir para 2020 las emisiones de gases de efecto invernadero un 34%, por debajo de los niveles de 1990. Las medidas adoptadas son muy diversas y en algunos casos pioneras: aumento de los coches eléctricos y de la eficiencia en los vehículos de combustible, instalación de contadores inteligentes en los hogares, una amplia lista de subvenciones para favorecer el aislamiento térmico de las viviendas...

La carrera por no contaminar tiene más competidores: la pequeña localidad de Frederikshavn (Dinamarca) 25.000 vecinos abastece ya casi el 100% de sus necesidades con energía eólica, Phoenix (Estados Unidos) y Adelaida (Australia) calculan que podrían ser "ciudades neutras" entre 2020 y 2025 y en Växjö (Suecia) 80.000 habitantes se han propuesto abandonar totalmente los combustibles fósiles para 2050. Empezaron a adaptarse en la década de los 90 y en la actualidad dos tercios de sus necesidades energéticas se atienden con fuentes renovables. El bosque que rodea la urbe es su principal maná.

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