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El rapero y actor El Langui ha detenido dos autobuses que no le permitieron acceder con su silla eléctrica.
«El autobús me dejó tirado con la silla de ruedas, no hizo ni amago de bajar la rampa»

«El autobús me dejó tirado con la silla de ruedas, no hizo ni amago de bajar la rampa»

Personas con discapacidad de Bizkaia exigen «mejoras» en la accesibilidad al transporte público: «hay rampas que no funcionan, el espacio entre el andén y el vagón de los trenes es enorme...». Y aplauden la iniciativa de El Langui, que ha parado dos vehículos en Madrid que no le dejaron subir. Bizkaibus garantiza que su «flota es cien por cien accesible»

Yolanda Veiga

Jueves, 25 de febrero 2016, 01:27

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«Lo que está haciendo El Langui parando autobuses en Madrid lo teníamos que hacer todos también en Bizkaia». Pero Iñaki no tuvo opción porque aquel día el conductor arrancó antes de que le diera tiempo siquiera a reaccionar. «Había ido al Carrefour y regresaba a casa. Llegué el primero a la parada de autobús, a la línea A3129, que une Santurtzi con Cruces. Luego llegó más gente y tres mujeres con sillitas de niños. Todos subieron, el conductor me vio pero no hizo ni amago de bajar la rampa. Simplemente arrancó y me dejó tirado allí». Iñaki Blanco, vecino de Santurce de 48 años, en silla de ruedas, no tuvo más remedio que esperar media hora al siguiente autobús. Y poner una reclamación en Bizkaibus. «La única explicación que me dieron era que los sitios estaban ocupados. En el metro la normativa es muy clara, la preferencia es de las personas con discapacidad, luego de los mayores y, finalmente, de las sillas de bebés. ¡Pero es que incluso las mujeres se ofrecieron a plegar las sillas para que cupiéramos todos!». La normativa dice que se debe respetar «la preferencia de las sillas de ruedas» frente a los carros de bebés y que en caso de que no haya sitio para todos «se podrá viajar con el niño en brazos y el coche plegado», detalla la directiva europea.

En otra ocasión se topó con un chófer más considerado, aunque no es consideración, es su obligación. El caso es que el conductor bajó la rampa, pero el mecanismo se quedó a la mitad y bloqueó el autobús, que no pudo proseguir la marcha, así que Iñaki tuvo que coger otro. No quedó ahí la cosa, porque en el viaje de vuelta la rampa se atrancó también. Era otra vez la línea 29. No es cuestión de demonizarla, es casualidad. Una casualidad que no es tal sino «falta de mantenimiento», denuncian en la Federación Coordinadora de Personas con Discapacidad Física y/o orgánica de Bizkaia (Fekoor). Bizkaibus ha respondido asegurando que «el cien por cien» de su flota «es accesible». «Los 334 autobuses de Bizkaibus están dotados de plataforma elevadora los interurbanos de Clase II suelo alto. Y de rampa, los urbanos de Clase I suelo bajo», han advertido.

No es así en Madrid, y en Fekoor aplauden la iniciativa de El Langui, que en una semana ha parado en Madrid dos autobuses (de la línea 412) en la carretera porque no le permitían subir con su silla de ruedas eléctrica. Ayer inició una recogida de firmas en Change.org para exigir al Consorcio de Transportes de la Comunidad que sus vehículos cumplan los compromisos de accesibilidad de los servicios públicos. Ayer por la tarde tenía ya casi 90.000 apoyos: «Parece que vamos mendigando la accesibilidad, es un derecho», ha dicho el rapero y el actor, que utiliza «una scooter que cumple todas las normas para poder ser transportada».

Cuestionados por este asunto, en el Consorcio de Transporte argumentaron que «muchas veces la tecnología va por delante del desarrollo normativo y, en este caso, dado la variedad de modelos de sillas motorizadas (más pesadas o menos, con carrocerías de mayor o menor tamaño), no se ha establecido aún una regulación concreta bajo la que operen todos los modos de transporte por igual». No obstante, «el tema se está estudiando para que, a la mayor brevedad, este tipo de vehículos se incluya dentro del reglamento de viajeros» y hoy el consejero de Transportes, Pedro Rollán, se reunirá con El Langui para «darle las explicaciones oportunas».

El problema al que ha dado voz (y altavoz) El Langui es generalizado y afecta también a la red pública vizcaína, que es «buena pero mejorable», califica Iñaki Blanco, que preside la Asociación de discapacitados de Santurtzi. «Los chóferes están obligados a bajar la rampa, pero algunos se escaquean y dicen que no funciona. Otras veces el sistema es manual y les obliga a abandonar la cabina, y unos lo hacen con amabilidad pero otros refunfuñando. Y falta mantenimiento, dicen que los badenes estropean las rampas, pero no me lo creo». Peor son las condiciones en los autobuses interurbanos, denuncia Blanco. «Los interpueblos son, en general, más altos, algunos tienen tres escalones para subir. En los autobuses que van de Mungia a Bilbao o de Zalla a Santurtzi, por ejemplo, no todas las unidades están adaptadas con rampa, así que si te toca uno sin adaptar tienes que esperar al siguiente».

Habilitar un vagón en medio

Iñaki es usuario habitual de autobús y metro, un transporte moderno que también tiene sus pegas. «Hay estaciones, especialmente aquellas situadas en curva, en las que la distancia entre el andén y el vagón es demasiado grande, queda un pequeño precipicio por el que alguien en silla de ruedas no puede acceder solo. Y ese hueco es más grande precisamente en el primer y último vagón. El otro día tuvimos que ayudar a subir a una compañera en la parada de Berango, por ejemplo. Una solución sería habilitar alguno de los vagones centrales para personas con discapacidad, carritos, etc», proponen desde Fekoor, e Iñaki da fe de que sí, de que el hueco a veces es enorme, «aunque los conductores ayudan siempre». Eso está bien, pero no es el objetivo. «Las personas con discapacidad tienen que poder acceder al transporte de manera autónoma», insisten desde Fekoor.

Un odisea en el caso de algunas líneas de tren. Iñaki no lo coge porque le da «miedo», pero María Luisa Goikoetxea lo necesita para ir a rehabilitación a Bilbao, tres días por semana. No puede montarse sola en la estación de Orduña, donde vive, porque no está adaptada (hay un escalón y un espacio entre el vagón y el andén), y ha iniciado una recogida de firmas también en Change.org que ya va casi por las 112.000. «La solución es sencilla. En Bilbao me consta que ya hay una plataforma elevadora para largos recorridos, solo haría falta poner otra en Orduña». En Fekoor coinciden en que el tren es el transporte con más carencias -«la distancia a los vagones es demasiado grande, en algunas estaciones hay escaleras mecánicas pero no ascensores...»- y ponen como ejemplo el tranvía de Bilbao, «aunque el recorrido es limitado».

Así que el reproche va para todos. Ya se lo han hecho llegar a algunos, y hace tres años organizaron una jornadas de formación para los conductores de autobús de Bilbao, medio millar de chóferes, a los que trasladaron sus quejas y sugerencias. «Hay autobuses que solo tienen máquinas para validar los billetes en la parte delantera. ¿Cómo lo hace una persona en silla de ruedas que sube por la parte de atrás si el autobús está lleno? También se podrían poner pulsadores en las marquesinas para advertir a los conductores que hay esperando una persona con discapacidad». Además de un recital de recomendaciones obvias, como que se mejoren los accesos a las paradas y se eliminen obstáculos como papeleras, árboles, señales...

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