El Supremo permite 'cotillear' el Facebook de los hijos para evitar acosos

En el caso que dio lugar a la detención de Abel R.M., fue la madre de unas de las menores que estaban siendo acosadas por el pedófilo quien accedió al Facebook de su hija y conoció los hechos. Abel le envió a la adolescente, de 15 años, una petición de amistad por Facebook. Sabiendo que era menor de edad, «realizó distintas peticiones para que mantuviera relaciones sexuales con él», relata la sentencia, y «en tres ocasiones se desnudó ante su ordenador para que lo viera la menor». Una vez desnudo, «procedió a masturbarse ante ella».

Los hechos se descubrieron cuando la hermana entró de repente en la habitación y pudo ver al joven desnudo. Los contactos habían durado algunos meses, a lo largo de los cuales la menor le comentó a Abel la existencia de una amiga de 7 años, y él propuso que un día quedaran los tres. Se citaron en un parking, donde el acusado «besó en los labios a la pequeña y le tocó los genitales», según el relato de hechos probados recogidos en la sentencia dictada por la Audiencia de Tarragona.

Petición de nulidad

Abel había acosado por medio de Facebook a otras tres adolescentes, de edades comprendidas entre los 14 y los 16 años. A una le compró ropa interior para que se la pusiera y le enviara fotos, a otra le mandó imágenes suyas desnudo, y a la tercera le pidió fotografías en las que se mostrase desnuda o vestida sólo con prendas íntimas.

En su recurso de casación, la defensa del joven alegó que se había accedido al contenido de las conversaciones mantenidas a través de Facebook sin consentimiento suyo ni de la menor, lo que viciaba de nulidad esas pruebas de cargo. El Supremo está de acuerdo en que los menores tienen derecho a la intimidad, pero «esos espacios de privacidad e intimidad», afirma, «pueden ceder en presencia de otros intereses constitucionalmente protegibles, a la vista del carácter no ilimitado o absoluto de los derechos fundamentales».