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Una enfermera atiende a una paciente.
Mujer: llevas nueve días trabajando gratis; y así seguirás hasta final de año

Mujer: llevas nueve días trabajando gratis; y así seguirás hasta final de año

El salario medio de las trabajadoras europeas es un 16,3% inferior al de los hombres; es decir, a ellas les pagan 59 días menos. La brecha en España es aún mayor

Itsaso Álvarez

Martes, 10 de noviembre 2015, 01:47

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Si eres mujer trabajadora debes saber que desde el 2 de noviembre y hasta final de año estás trabajando gratis mientras tus compañeros varones siguen ganando su suelo. El salario medio por hora de las mujeres europeas es un 16,3% inferior al de los hombres. O lo que es lo mismo, las féminas trabajan 59 días al año de forma gratuita mientras que ellos continúan cobrando. En España, la situación es aún peor. La brecha salarial no solo es superior a la media comunitaria, sino que se ha agrandado en los últimos años. Según Eurostat, está en el 19,3%. Por tanto, las españolas no trabajan gratis los 59 días al año que dice la Comisión Europea, sino más, 70. Días trabajados, pero no cobrados.

El nuestro no es el país europeo con la diferencia más grande. Es Estonia donde mayor discriminación salarial hay (29.9%), seguida de Austria con un 23%, la República Checa con un 22% y Alemania (21%). En el otro lado del ranking, es decir en los países donde la brecha salarial es menor, están Eslovenia (3,2 %), Malta (5,1 %), Polonia (6,4 %) e Italia (7,3 %), mientras los que tienen una mayor diferencia a nivel de salarios entre hombres y mujeres son Estonia (29,9 %), Austria (23 %), la República Checa (22,1 %) y Alemania (21,6 %). Fuera de Europa, en Estados Unidos, por ejemplo, el índice es del 36%.

Para denunciar y dar relevancia a esta situación, desde hace cinco años el día de la Igualdad Salarial se conmemora en España el 22 de febrero. La Comisión Europea ha elegido el 2 de noviembre como la fecha en que las mujeres de toda Europa dejan de ser pagadas mientras ven cómo sus compañeros siguen ganando dinero hasta el 31 de diciembre. A tenor de esta última fecha, podría decirse que a día de hoy la mujeres españolas llevamos al menos nueve días trabajando gratis, y la situación se va a mantener así hasta que arranque 2016.

Conviene recordar que Europa cuenta con normas sobre la igualdad de salario, pero los Estados miembros no las aplican de manera suficiente y ha habido poco o nada de progreso en los últimos años. Estos días la Comisión Europea ha prometido que en el programa de trabajo para 2016 «se tomarán medidas» para «ayudar a los padres que trabajan y tienen hijos a su cargo y a las personas que cuidan de familiares dependientes a lograr un equilibrio entre esa dedicación y su carrera profesional», señalan el vicepresidente primero de la Comisión, Frans Timmermans, y las titulares europeas de Empleo, Marianne Thyssen, y Justicia, Vera Jourova. ¿Será verdad? Lo cierto es que la brecha es consecuencia de una serie de factores, y muchísimo más compleja que simplemente imaginarse a un jefe específico cortando parte del cheque de una empleada solo por ser mujer.

70 años para alcanzar la igualdad

Las decisiones tomadas por los empleadores a la hora de asignar recursos, contratar y ascender personal y diseñar políticas internas tienen mucho que ver, pero también las decisiones tomadas por las mujeres a lo largo de sus carreras (a causa o no de la presión social y las expectativas propias de las construcciones de género) juegan un papel fundamental en esta diferencia de sueldos. Muchos de estos factores podrían corregirse a través de cambios en las políticas públicas, pero otros son consecuencia de constructos culturales, y como tales, es probable que tarden muchos años en ser modificados. Es algo a lo que también se le ha dado una cifra. 70 años tardará la humanidad, como poco, para alcanzar la igualdad de género.

Por otra parte, los empleos que valoran más trabajar horas extra, como la medicina, por ejemplo, tienden a tener brechas más amplias, por cuanto la asignación desproporcional de responsabilidades en el hogar hace que las mujeres, como grupo, estén menos dispuestas a trabajar horas extra de manera habitual. No estamos hablando del pago de las horas adicionales en sí mismas, sino del aumento desproporcional del costo individual de esas horas.

Asimismo, las mujeres tienden a incorporarse en mayor número a profesiones y ámbitos peor pagados y a estudiar carreras que las conducirán a este tipo de trabajos (ésta es una de las causas detrás de las campañas para lograr que más mujeres se incorporen a los campos de la ciencia y la tecnología). Si bien esto no es una forma de discriminación directa por parte de los empleadores, sí es consecuencia de una discriminación estructural. En suma, la brecha salarial se incrementa con el transcurso de la trayectoria profesional de una mujer: para mujeres con 15 años de carrera, la brecha llega al 40%, debido, entre otras cosas, a las interrupciones profesionales debidas a embarazos y crianza de hijos, en general ausentes en la carrera de sus pares masculinos.

Si hay un sector en el que la mujer es más fuerte es en la enseñanza y las ventas. Pero en algunos países estas profesiones tienen peores salarios que otras que asumen más los hombres, incluso cuando para ejercer unas y otras hace falta el mismo nivel de experiencia y educación. Está demostrado que la disminución de la brecha salarial implicaría un incremento proporcional del producto interno bruto, lo que significa que ayudaría a estimular el crecimiento económico. Pero para poner coto a la brecha salarial habría que tomar medidas como reducir la doble carga familiar y laboral, extender la educación de 0 a 3 años, promover aún más la baja por paternidad y que las empresas ofrezcan flexibilidad en el trabajo: permisos parentales, horarios adaptables a las necesidades familiares, etcétera. Una utopía a corto plazo.

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