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Martes 13. Póster con las 20 setas comestibles más comunes en Euskadi.
Otoño, tiempo de setas

Otoño, tiempo de setas

Cuando se producen los brotes masivos también se dan, por desgracia, las consiguientes intoxicaciones

Plácido iglesias

Lunes, 12 de octubre 2015, 01:30

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En Euskadi existe una gran afición a las setas y cuando empiezan las primeras lluvias del final del verano llega la invasión por parte de los aficionados a los bosques, campas y todas las zonas donde prevean que pueden fructificar. Este año las lluvias se han hecho de rogar y además, debido a la pertinaz sequía que hemos tenido este verano, las setas han tardado en aparecer, produciéndose un brote a mediados-finales de septiembre, con la consiguiente proliferación de coches en todos los bordes de las carreteras cercanas a los bosques de Euskal Herria.

Cuando se producen estos brotes masivos de setas, al principio del otoño normalmente, por desgracia también se dan las consiguientes intoxicaciones, debidas en gran parte al desconocimiento de las especies tóxicas y también por inconsciencia de los recolectores. Los dos pósters que regalará EL CORREO mañana martes (setas comestibles) y el miércoles (venenosas), que he supervisado como miembro de la asociación Errotari, permitirán una aproximación al maravilloso mundo de la micología, no exenta de riesgos si no se tienen los suficientes conocimientos.

Servicio gratuito del Ayuntamiento de Bilbao para identificar setas

  • Mañana arranca el servicio público de identificación de setas que anualmente pone en marcha el área de Salud y Consumo del Ayuntamiento de Bilbao a través de la subárea de Sanidad Alimentaria. Dicho servicio se presta en la propia sede -situada en la calle Ugalde número 7-, los lunes y miércoles de 9 a 11 horas. Se prolongará hasta el 2 de diciembre.

  • El área de Salud y Consumo recomienda llevar varios ejemplares de cada especie recolectada (desenterrarlos con el pie completo y sin cortar) y también sin mezclar. Además, únicamente se han de recolectar ejemplares desarrollados y sanos, sin agusanar.

Por ello, vamos a citar en este artículo algunas de las especies tóxicas que se pueden confundir con otras comestibles y que son comunes en el País Vasco. También vamos a dar unas pequeñas recomendaciones para disfrutar de la naturaleza sin sustos y sin perjudicar demasiado a nuestro medio ambiente, bastante deteriorado, lamentablemente, por otras causas.

En primer lugar, debemos saber que los hongos (no confundir con hongos como nombre popular que les damos en nuestra zona a los cotizados Boletus) son muy importantes en el ecosistema, permiten que los árboles absorban los nutrientes del suelo y los protegen de patógenos, colaboran en reciclar la materia muerta, madera, hojas... devolviendo nutrientes al suelo. Y en el caso de las setas parásitas, ayudan a depurar, eliminando árboles enfermos y dejando hueco a otros más jóvenes. Por eso, cuando vayamos al monte a por setas debemos respetar todo lo que encontremos a nuestro paso, ramas, plantas, flores, animales (incluidos los limacos, que colaboran en la propagación de los hongos al comérselos). Como norma, no se debería notar que hemos estado.

No se deberían recolectar setas pequeñas, me refiero a setas que todavía están inmaduras. Esto es muy importante, porque recogiendo setas muy pequeñas es más fácil que nos confundamos con otras venenosas. Y también es relevante dejar que maduren para que suelten esporas y puedan propagarse. Tampoco se deberían recolectar cantidades desmesuradas; con una cesta es suficiente para disfrutar de un buen día y una buena comida con la familia. La mayoría de las regulaciones que se están haciendo inciden en la cantidad de setas permitidas, aunque en mi opinión es más importante el tamaño (pero esa es otra cuestión).

Ante la duda, no cogerlas

Si conocemos perfectamente la especie que cogemos, debemos cortarla y limpiarla antes de meterla en la cesta, también para ver si tiene larvas. En este último caso debemos dejarlas en el bosque. Es absurdo llevarse setas a casa que luego vamos a tirar a la basura; en el bosque cumplen una función y en la basura no. Si no conocemos la seta y queremos saber de que especie se trata debemos sacarla entera para que se vean todas las características y llevarla a una sociedad micológica o a un experto. Y por último, aunque las setas pueden ser un manjar, ninguna merece la pena si existe el menor riesgo. Ante la duda, dejadla en el bosque, y si queremos saber de que seta se trata, coged uno o dos ejemplares, no grandes cantidades.

A continuación vamos a ver las especies de setas que más intoxicaciones producen. Afortunadamente en el País Vasco hay bastante cultura micológica (en parte gracias a las sociedades micológicas), pero a pesar de ello todos los otoños hay casos de intoxicaciones por consumo de setas tóxicas.

La seta que más intoxicaciones produce es la entoloma sinuatum lividum. Es una seta carnosa con buen olor, buen aspecto y muy abundante en nuestros robledales. Normalmente es confundida por los recolectores con la clitocybe nebularis (pardilla). Debemos prestar atención a las láminas, escotadas y de color rosado cuando están maduras en la entoloma, y crema o blanco-crema y decurrentes en la pardilla.

Otra especie que es importante conocer bien es la amanita phalloides. Es una especie mortal y puede ser confundida con setas del género russula (urretxa, gibelurdin) de color verdoso. Debemos prestar atención al anillo y la volva en la amanita y no recolectar ejemplares jóvenes de russulas comestibles. Esto último es muy importante porque podemos cortar un ejemplar joven de amanita phalloides sin ver el anillo ni la volva.

Otra especie que produce una intoxicación bastante grave, aunque no mortal, es la amanita pantherina. Esta amanita es bastante abundante en otoño en encinares y robledales y se puede confundir con la amanita rubescens (ardotsu, lanperna galdakanesa), especie muy consumida en el País Vasco, aunque es tóxica en crudo. La principal diferencia entre ambas es que la pantherina tiene volva circuncisa (adherida al pie), muy marcada y regular, carne blanca al corte y en el sombrero restos del velo muy blancos y regulares. En el caso de la rubescens la volva es napiforme (con forma de nabo), no marcada, carne al corte de color vinoso y los restos del velo en el sombrero de color grisáceo.

Y por último, una intoxicación leve, que a veces ni da síntomas, es la del agaricus xanthodermus (champiñón amarilleante), al confundirse con el agaricus campestris (champiñón de campa). La diferencia principal es que el primero amarillea fuertemente al frotamiento, sobre todo en la base del pie, y desprende un olor a tinta, desagradable, cosa que no ocurre en el champiñón comestible. Me consta que es una confusión frecuente, pero en algunos casos no produce síntomas y en otros un simple dolor de tripas que se pasa bastante rápido, aunque conozco algún caso que ha acabado en el hospital, más que nada por la angustia de haber comido setas.

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