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Los fiscales jefes Josu Izaguirre (Álava), Idoia Zurriarain (Gipuzkoa), Carmen Adán (Bizkaia) y el Fiscal Superior, Juan Calparsoro.
Euskadi, con doce pulseras, es la comunidad con menos control electrónico de los maltratadores

Euskadi, con doce pulseras, es la comunidad con menos control electrónico de los maltratadores

Debido a los fallos, en España sólo se utilizan 700 de los 3.000 dispositivos disponibles, lo que obliga a recurrir a escoltas

Javier Muñoz

Miércoles, 30 de septiembre 2015, 01:37

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Las pulseras que protegen a las víctimas de la violencia de género de sus agresores han suscitado un debate en la Administración judicial vasca. Varios fiscales de la comunidad autónoma han advertido de que los fallos del sistema -una alerta a una operadora telefónica que se activa en cuanto el denunciado se acerca a menos de 500 metros- obliga a muchas mujeres a desistir de esa medida de protección, una formula en la que el Gobierno de Rodríguez Zapatero invirtió en su día 18 millones de euros y que muchas veces tiene que ser sustituida por la escolta policial.

La queja no es nueva, pero la volvió a formular ayer el fiscal jefe de Álava, Josu Izaguirre, durante la presentación de la Memoria de la Fiscalía de Euskadi, que confirma la caída de la criminalidad en Euskadi. El representante del ministerio público recordó que el problema con las pulseras no es exclusivo del País Vasco, ya que de los 3.000 dispositivos disponibles en toda España (en realidad son juegos de dos pulseras, para víctima y agresor, con un coste de 6.000 euros cada uno) apenas se están utilizando ahora mismo algo más de 700; y en la comunidad vasca, ni siquiera pasan de la docena, según confirmaron ayer Izaguirre y la fiscal jefe de Bizkaia, Carmen Adán. De hecho, agregó Izaguirre, «el País Vasco y Cataluña son las comunidades que menos las utilizan».

Los fiscales llevan bastante tiempo avisando de los inconvenientes de esa fórmula electrónica, que no impide que un maltratador pueda agredir o matar a su ex pareja si está decidido a ello. Los 500 metros de alejamiento entre la víctima y agresor hace que en algunas ocasiones, cuando ambos residen o se mueven en poblaciones medianas o pequeñas, uno de ellos tenga que salir físicamente del casco urbano. «No sé si las pulseras se han quedado obsoletas», dijo Josu Izaguirre, «pero saltan muchas veces». Esa reiteración suele cansar a las mujeres, que al fin y al cabo tienen que dar su consentimiento para que a su ex le pongan una pulsera. «Si ella no quiere, no la pueden obligar», resume Izaguirre.

A pesar de los problemas, el Fiscal Superior del País Vasco, Juan Calparsoro, defendió ayer esos dispositivos porque consiguen que el maltratador se sienta controlado. Explicó que a lo largo de 2014, en Bizkaia se aprobó el uso de 20 juegos de pulseras, que estuvieron activos en diferentes momentos del año. «Son útiles y necesarios, y la Ertzaintza coincide en ello», remachó, tras escuchar a Izaguirre. Según Calparsoro, son preferibles a tener la compañía permanente de un escolta, a lo que no todo el mundo «se acostumbra».

Menos diligencias

Debates aparte, los fiscales vascos confirmaron ayer la estabilización de los casos de violencia de género en Euskadi (2.207 procedimientos incoados en 2014 frente a 2.220 en 2013). Aunque más significativo es que el año pasado continuó el descenso de la criminalidad en general, por lo menos estadísticamente, una tendencia que se inició en 2011.

En 2014 se contabilizaron 109.000 diligencias en los juzgados vascos, lo que supone un 5,23% menos respecto al ejercicio anterior. Pero la gran novedad, según explicó Calparsoro, es que sobre el total de delitos, el pasado año también cayeron los del patrimonio (un 16,14%), incluidos por vez primera en mucho tiempo los robos con violencia y en viviendas. Por el contrario aumentaron los delitos contra la Administración pública, que engloban la corrupción. De hecho hubo un incremento espectacular de las desobediencias (negativas a ofrecer información solicitada por una autoridad, por ejemplo, de un Ayuntamiento).

Los fiscales destacaron que los menores aparecen implicados en menos robos (652, caída del 28%), pero aumentan las agresiones familiares (163, un 14% más). Gipuzkoa contabilizó seis expedientes de jóvenes con ideas suicidas o de autolesión, un fenómeno que las fiscalías de Bizkaia y Álava no mencionaron.

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