Francia descubre que ETA entregó solo 73 armas y no el centenar que constaba en sus listados
La Policía francesa revela que la banda no ha facilitado todo su arsenal, aunque califica de «muy importante» el depositado en los zulos
fernando iturribarria
Jueves, 13 de abril 2017, 14:13
El inventario policial del armamento entregado por ETA en Francia a través de intermediarios arroja una cantidad menor que la anunciada por los autodenominados artesanos de la paz y la reflejada en los estadillos publicados por los organizadores del Día del desarme el pasado sábado en Bayona. Según las cifras a las que ha tenido acceso este periódico, los investigadores han contabilizado un total de 73 armas, de las que 68 son cortas y cinco largas, frente a las 120 declaradas por el grupo de Louhossoa y las 106 que sumaban los listados dados a conocer por la banda tal y como recogió este periódico el domingo.
«El desarme no es total pero sí una entrega muy importante que representa una verdadera primera etapa con respecto a los simulacros que había habido hasta ahora aunque no supone una demostración definitiva». Es la valoración de los servicios antiterroristas franceses a la vista del inventario preliminar elaborado por los investigadores que devalúa el pregonado por los mediadores con el aval de la Comisión Internacional de Verificación (CIV). Las 73 armas recuperadas el sábado en ocho puntos geográficos del departamento de Pirineos Atlánticos se desglosan de la manera siguiente: en primer depósito, 19 armas cortas; en el segundo, 2 armas cortas; en el tercero, 5 armas cortas; en el cuarto, otras 5; en el quinto, 10 armas cortas; en el sexto, 7 armas cortas; en el séptimo, 3 armas cortas y 2 armas largas; en el octavo, 17 cortas y 3 largas.
Además de pistolas, revólveres y fusiles, en los escondites había cuatro granadas de carga hueca e importantes cantidades de explosivos, precursores, munición, sustancias químicas y componentes para la fabricación de artefactos. En total, el arsenal entregado a las autoridades francesas representa un volumen cercano a las tres toneladas y media según la estimación oficial comunicada el mismo sábado por el primer ministro socialista, Bernard Cazeneuve. Los materiales peligrosos o inestables ya han sido destruidos por los artificieros policiales.
Falta la mitad de Vauvert
El armamento y en especial el botín del robo de Vauvert constituyen el referente más fiel para calibrar el alcance del desarme. De aquel asalto perpetrado en 2006 en los almacenes de la empresa francesa Sidam, ETA ha devuelto ahora alrededor de medio centenar de pistolas y revólveres, todos de la firma estadounidense Smith&Wesson. Quedaban por recuperar 106 unidades tras restar las incautaciones policiales practicadas en los últimos diez años en detenciones y zulos en Francia y España. Por consiguiente, falta la otra mitad pendiente de restituir. De su paradero, solo hay hipótesis, entre ellas que se encuentren en escondrijos en el monte dados por perdidos por los propios etarras.
En los medios de la investigación consultados por este periódico se destaca que brillan por su ausencia los materiales y equipos con los que trabaja el aparato de falsificación, una de las pocas estructuras todavía operativas. En especial se echa de menos la devolución del remanente del atraco perpetrado el 5 de octubre de 2005 en Rivière sur Tarn (sur de Francia) en los locales de la empresa Fasver, especializada en sistemas de protección para documentos de identidad y bancarios.
Los ladrones se llevaron impresoras, plastificadoras, soportes, tarjetas magnéticas, tintas, barnices, catalizadores, láminas transparentes y películas de seguridad con las que fabricar 50.000 papeles falsos de numerosos países, incluidos los nuevos modelos del DNI español. Del botín, que pesaba una tonelada, apenas se han recuperado algunas firmas y tampones digitales en posesión de un comando y varios botes de tintas fluorescentes invisibles hallados en 2010 en un zulo descubierto por cazadores en Verfeuil (Gard) donde se identificaron huellas de la dirigente Iratxe Sorzabal Díaz.
En el antiterrorismo francés se valora que las imprentas de ETA conservan «reservas importantes, sobre todo para elaborar tarjetas magnéticas y los soportes de los nuevos carnés españoles». El hecho de que los falsificadores etarras no se hayan desprendido de esos equipamientos «puede querer decir que no renuncian totalmente a su capacidad de clandestinidad». Por otro lado, el material es muy codiciado por el crimen organizado o el terrorismo internacional y su comercialización resulta fácil en el mercado negro.
Fuentes judiciales de París desmintieron que se haya tomado declaración a los intermediarios y verificadores intervinientes en la operación de desarme del sábado. La única persona que ha declarado en la causa es el representante de la CIV que a primera hora del Día del desarme entregó en propia mano al fiscal de Bayona, Samuel Vuelta Simón, un conjunto de documentos con la localización y el contenido de los ocho depósitos de ETA. «De momento» no se prevé realizar más citaciones en la causa.