El etarra Antton Troitiño es detenido en Londres para evitar su fuga

Troitiño está aún pendiente de que el tribunal de apelación para casos de asilo vea en los próximos días el recurso que han presentado sus abogados a una sentencia en su contra. Los jueces británicos también deben decidir si el fallo en favor de la extradición será visto por el Tribunal Supremo, la más alta corte judicial en Reino Unido. Pero es muy improbable que tenga éxito en ambas vías.

El periplo judicial de Troitiño en Reino Unido se inició con su arresto a consecuencia de una orden europea de detención y entrega dictada por la Audiencia Nacional, después de que se estimara que había quedado en libertad por una interpretación errónea de la doctrina Parot para el cómputo de penas. A la anulación de aquella excarcelación le ha seguido una cadena de contradicciones y malentendidos, achacables a abogados y jueces.

El Supremo británico acepta ver recursos a sentencias del Superior cuando contienen alguna novedad con enjundia legal sobre la que el máximo tribunal debe dictar jurisprudencia. Ningún caso de extradición de etarras ha llegado al Supremo británico y la entrega para que responda a la acusación de pertenencia a ETA es un procedimiento convencional en el marco de la orden europea.

No es tampoco probable que el tribunal de apelación vea su petición de asilo con simpatía y, en el caso insólito de que se le diera asilo político, aún pende sobre Troitiño una orden de expulsión del país por la entonces ministra de Interior, Theresa May.

En esas circunstancias, la Fiscalía de la Corona pidió en nombre de la Audiencia Nacional que se le quitase a Troitiño el régimen de libertad bajo vigilancia en el que vivía hasta ahora en Londres. Permanencerá recluido hasta la resolución de su caso. Se trataría de evitar la repetición de una fuga como la de Iñaki de Juana, en 2010, cuando era inminente una sentencia por los tribunales de Belfast en favor de su extradición.