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Alfonso Torices
Jueves, 17 de marzo 2016, 10:09
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El Gobierno consumó esta mañana su desafío al Congreso y puso en marcha la cuenta atrás para que se produzca un grave conflicto entre altas instituciones del Estado sin precedentes en la etapa democrática.
A las diez horas y un minuto se comprobó que el Ejecutivo cumplió con lo que ya había anticipado y el ministro de Defensa, Pedro Morenes, no compareció ante la comisión del ramo, que lo había citado para que informase al Parlamento de los acuerdos adoptados en la reunión de la OTAN de los pasados 10 y 11 de febrero en Bruselas y, en particular, de la operación naval en el mar Egeo contra las mafias que trafican con los refugiados y en la que participará España.
Se trata de un hecho inédito. Es la primera vez en la que el Gobierno ignora deliberadamente una citación oficial de comparecencia del Congreso a uno de sus miembros.
El Ejecutivo ya advirtió varias veces esta semana, la última vez ayer, en una carta de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, al presidente del Congreso, Patxi López, que su presidente y sus ministros no van a someterse a ningún tipo de control del Parlamento porque se trata de un Gabinete en funciones, sin capacidad de toma de decisiones políticas y que fue nombrado por el Congreso de la legislatura pasada, por lo que entiende que no tiene la confianza del actual ni debe responder políticamente ante la institución.
Todos los grupos políticos de la Cámara alta salvo el PP, en base a informes jurídicos del propio Parlamento, defienden exactamente los argumentos contrarios y por ese motivo ya anunciaron que si el Gobierno consumaba su negativa a dejarse controlar por los diputados acudirían ante el Tribunal Constitucional para plantear un conflicto de atribuciones con el Ejecutivo y para reclamar que le obligase a rectificar.
De hecho, la primera medida que ha tomado hoy el presidente de la comisión de Defensa, el socialista José María Barreda, es levantar acta de la incomparecencia de Pedro Morenés y ponerlo en conocimiento de la Mesa y la Presidencia del Congreso para que tomen las medidas que crean oportunas. Barreda, justo antes de entrar en la comisión, declaró que cree que el Gobierno se equivoca y que olvida que en la Cámara baja reside la soberanía popular y que, en democracia, todo poder tiene que estar controlado, está o no en funciones.
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