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lorena gil
Lunes, 28 de septiembre 2015, 02:13
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Familiares, allegados y representantes políticos recordaron ayer en el cementerio de Zarautz a Juan Paredes Manot, Txiki, y Ángel Otaegui, cuando se cumplen cuarenta años de su fusilamiento por el régimen franquista.
Aquel 27 de septiembre de 1975 Txiki fue condenado a muerte por un atraco en una sucursal del Banco de Santander en el que, a causa de un tiroteo, murió Ovidio Díaz López, cabo primero de la Policía Armada. Mientras, Otaegui fue juzgado junto a José Antonio Garmendia Artola por el asesinato del cabo del Servicio de Información de la Guardia Civil Gregorio Posadas Zurrón, y fusilado por cooperación necesaria. Ambos reconocieron en sendos consejos de guerra ser miembros de ETA, pero negaron su participación en los hechos que se les imputaban.
Fueron dos de los cinco últimos fusilados de la dictadura, en una macabra lista que completaron Xosé Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García, militantes del FRAP. El acto de ayer también estuvo dedicado a ellos. «Luchadores antifranquistas que combatieron con las armas contra un régimen que también llegó al poder por las armas», dijo Martxelo Álvarez, portavoz del colectivo Ahaztuak 1936-1977.
El homenaje arrancó a mediodía con una ofrenda floral en la tumba de Jon Paredes, que estuvo encabezada por su madre, María Manot, y su hermano, Mikel Paredes, entre otros familiares y amigos. En representación del Gobierno vasco asistieron a la señalada cita la directora del Instituto de la Memoria, Aintzane Ezenarro, y la directora de Víctimas y Derechos Humanos, Mónica Hernando. Tampoco faltaron diferentes cargos de Sortu como Pernando Barrena, Rufi Etxeberria o Joseba Permach, así como la exdirigente de la antigua Batasuna Itziar Aizpurua, quien advirtió en su discurso que «solo con la verdad de una parte del conflicto» no se podrá construir «una paz basada en la justicia» ni lograr «la normalización de este pueblo».
Víctimas de distinto signo
Al cementerio de Zarautz se acercaron también la viuda de Juan Mari Jáuregi, Maixabel Lasa; Gorka Landaburu, periodista víctima de ETA; así como Pili Zabala, hermana de Joxean Zabala, miembro de ETA asesinado por los GAL en 1983. En declaraciones a los medios de comunicación, Mikel Paredes, hermano de Txiki, se congratuló de que este año acudieran al homenaje «personas que no habían estado nunca» y pese a que, según destacó, «puedan estar o no de acuerdo con las cosas que se han dicho». «Estamos recorriendo un camino lento, pero seguro» hacia la libertad, consideró Paredes. Y es que, según señaló, «el camino es, precisamente, que a un homenaje vengamos con el corazón y porque lo sentimos, no porque el partido o lo que sea te obligue».
La jornada se completó con un acto celebrado en el frontón de Zarautz que clausuró el exresponsable de Gestoras Pro-Amnistía Juan Mari Olano, quien defendió «seguir luchando por un Estado vasco independiente» frente a quienes apuestan por «naciones forales», en alusión al PNV.
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