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¿En qué situación quedan ahora los milicianos españoles que combaten al Estado Islámico?

¿En qué situación quedan ahora los milicianos españoles que combaten al Estado Islámico?

La operación contra los combatientes prorrusos abre incógnitas jurídicas que nadie se atreve a resolver

Melchor Sáiz-Pardo

Sábado, 28 de febrero 2015, 08:03

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El pasado enero este medio daba la noticia en exclusiva: al menos dos españoles se han enrolado en una de las unidades de los "peshmerga" kurdos que, desde suelo sirio, se enfrentan desde hace meses a las hordas de los terroristas islamistas que pretenden anexionar la región de Rojava, y su capital Kobanê, al califato e imponer la sharia en esta región del norte de Siria y fronteriza con Turquía. La iniciativa de los dos jóvenes comunistas fue aplaudida por muchos.

¿Pero, en qué situación jurídica quedan ahora los milicianos españoles que combaten en las filas kurdas a los terroristas Estado Islámico? ¿También se les podría acusar de cómplices de asesinato, tenencia de armas y explosivos como a los combatientes prorrusos detenidos este viernes? ¿Se les puede imputar un delito de violentar la neutralidad que España por poner en riesgo sus vidas por frenar el avance de las hordas integristas en Siria e Irak?

Esas tres preguntas se las hacían este viernes mandos de los servicios de Información y reputados jueces de la Audiencia Nacional, solo horas después de que la Policía capturara a los ocho combatientes españoles enrolados en las filas prorrusas en el conflicto de Ukrania.

Y es que las diferencias entre esos ochos arrestados y los españoles (por el momento solo se conoce la existencia de dos) que combaten al Estado Islámico no son tantas, más allá de la evidente: los primeros luchan contra un ejército regular de un país reconocido por España (Ucrania) y los segundos contra una ejército irregular considerado como organización terrorista por los países occidentales.

Pero el origen es el mismo: unos y otros, los milicianos españoles del este de Ucrania y los que combaten en Siria e Irakk proceden de círculos comunistas y aspiran a reeditar las brigadas internacionales que en España lucharon contra las tropas de Franco. Para los prorrusos, los fascistas ahora son los ucranianos. Para los milicianos enrolados con los "peshmerga" kurdos, la bestia fascista es el Estado Islámico.

Responsables de la Audiencia Nacional y de los servicios de Información de la Policía admiten que no saben qué pasará si los dos voluntarios españoles contra los terroristas del Estado Islámico regresan a España sanos y salvos. Lo novedoso de la operación de este viernes, sin precedentes en la Unión Europea, hace imposible hacer pronóstico, admiten unos y otros, quienes también reconocen que saber si irán adelante unas acusaciones cogidas con alfileres contra los milicianos españoles prorrusos.

El Gobierno anunció el pasado septiembre que quería que combatir en conflictos armados en el extranjero fuera considerado como un delito de terrorismo e incluido como tal en el Código Penal. Era la fórmula que el Ejecutivo estudiaba precisamente para frenar el reclutamiento en España de yihadistas por parte del Estado Islámico para luchar en Irak y Siria. Sin embargo, aquella propuesta no salió adelante.

Sorpresa

Los analistas de inteligencia supieron de la existencia de estos dos milicianos anti islamistas, los primeros españoles conocidos que luchan sobre el terreno contra los yihadistas, el pasado 29 de enero, cuando las redes de propaganda kurdas en internet difundieron por sus canales habituales un vídeo de poco más de siete minutos en el que aparecen los dos ciudadanos españoles acompañados de dos alemanes, uno de ellos una mujer, y un turco anunciando su incorporación a las denominadas Unidades de Protección Popular, conocidas como YPG, el brazo armado del Comité Supremo Kurdo del Kurdistán sirio.

Durante los tres minutos y medio en los que ambos explican sus motivaciones para unirse a la lucha en el terreno contra los terroristas aparecen totalmente embozados, vestidos con ropa militar y portando una cinta de la que parece colgar un arma. En ningún momento se identifican o explican su adscripción política más allá de la comunista, aunque al fondo aparecen con la bandera española republicana, junto a la enseña roja con la hoz y el martillo. Lo que sí que afirman es que se encuentran ya en Rojava.

En perfecto castellano y con acento español, el primero de los combatientes asegura haberse incorporado a los "peshmerga" porque «no podíamos quedarnos impasibles» viendo la situación de los kurdos en su guerra contra los islamistas. «Es una gran oportunidad de conseguir la libertad a pesar del gran enemigo que se alza, el Estado Islámico», afirma el miliciano.

«La bestia fascista ISIS (siglas en inglés del Estado Islámico en Irak y el Levante) va a acabar siendo derrotada», asegura el segundo de los españoles, quien insiste en que la «guerra en Rojava» es «un gran ejemplo para el mundo». Este mismo activista hace un llamamiento «a todos los camaradas del mundo entero» para unirse a la lucha contra los yihadistas de Abu Bakr al-Baghdadi.

Las fuerzas de seguridad sabían del apoyo, a veces también económico, de muchos grupos comunistas españoles a la guerrilla kurda, sobre todo a raíz del sangriento cerco a Kobanê el pasado otoño, pero no tenían constancia de que ningún nacional hubiera dado el paso de unirse a las milicias.

Hasta ahora, solo había confirmación de que otros siete occidentales se hubieran enrolado en las filas del YPG, un grupo que cuenta con ocho brigadas y unos 50.000 guerrilleros y que desde hace un año es la vanguardia de la lucha contra el Estado Islámico. Se trata de cuatro norteamericanos (tres de ellos exmilitares), de dos exsoldados británicos y de una mujer canadiense de origen israelí.

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