Borrar
El castillo de Brousse le Château se eleva sobre el resto del pueblo.
Un viaje al Medievo a través del río Tarn

Un viaje al Medievo a través del río Tarn

Gargantas y frondosos bosques pirenaicos crean un paisaje espectacular al fundirse con castillos y pequeños pueblos construidos en la Edad Media a lo largo del afluente del Garona, en la región del Midi-Pyrénées, en el sur de Francia

Gabriel Cuesta

Jueves, 1 de diciembre 2016, 01:59

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Al sur de Francia, en la región del Midi-Pyrénées y los montes de Cevennes, las aguas cristalinas del río Tarn atraviesan 381 kilómetros dibujando un paraje natural único, lleno de frondosos bosques y obsequiando a sus visitantes espectaculares paisajes a través de sus abruptas gargantas. Desde Ambialet hasta Sainte Enimie, sobre su cauce se alzan solemnes castillos y poblados construidos en la Edad Media, algunos de ellos considerados de los más bonitos del país galo.

Para los visitantes procedentes de España resulta más cómodo comenzar el viaje desde Ambialet, a unos 95 kilómetros de Toulouse en coche y a 20 de Albi, aunque el recorrido se puede realizar perfectamente a la inversa. Presidida por un convento de monjes benedictinos del siglo Xl, las pequeñas casas de Ambialet esquivan un meandro del Tarn, creando un paisaje digno de ver.

Las aguas del río llevan después a Brousse-le-Château. El nombre hace honores a su castillo medieval, núcleo de donde nacen las pequeñas y coquetas casas medievales vestidas con rudimentarias piedras. La visita al interior de la fortaleza -con calabozos, una imponente muralla y cinco torres de defensa- acerca a los viajeros a una infraestructura que en su día perteneció a los Arpajon, una poderosa familia francesa. Sus calles empedradas, su puente románico y su iglesia del siglo XV han presenciado acontecimientos importantes de la historia de Francia, como la Guerra de los Cien Años.

Siguiendo el Tarn aparecen otros lugares dignos de mencionar como Ayssènes, un pequeño pueblecito con un fantástico mirador. También la poderosa cascada junto a Saint Rome de Tarn. Una visita imprescindible es Peyre, un pueblo completamente peatonal. Calles estrechas y pequeñas casas trogloditas sobre una roca colosal. A sus pies, descansa una pequeña iglesia de base románica y fortificada en el siglo XVII.

A tan solo siete kilómetros se encuentra Millau, una de las localidades más importantes de la zona. El viaducto por el que se accede rompe la estética pirenaica con el estilo moderno y vanguardista del arquitecto británico Norman Foster. Es el reflejo de una población que ha experimentado un gran desarrollo de su industria, sobre todo la del guante. Durante la guerra de los Cien Años cayó bajo dominación inglesa en 1361 y fue uno de los focos del movimiento protestante del siglo XV. Su casco histórico está repleto de tiendas y bares, un lugar agradable y con ambiente para realizar una parada.

Excursión bajo las gargantas

La segunda etapa del recorrido siguiendo el cauce del Tarn ofrece un paisaje bien distinto al de los primeros pueblos. Las montañas se elevan y la carretera comienza a adentrarse entre las altas cimas de las gargantas formadas por las cadenas montañosas de Cervennes. La bonita estética de pueblos como Les Vignes o La Malène queda en un segundo plano ante la naturaleza, que acapara toda la atención al convertir el camino en el mayor espectáculo del viaje. La oferta de campings y zonas para caravanas es variada y de calidad, y forman ya parte del paisaje las palas de los que se suben a las canoas y las bicicletas de los que deciden hacer la ruta a pedaladas.

La última parada de la ruta es Sainte Enimie, uno de los pueblos más bonitos de Francia y corazón de las gargantas del Tarn. La población toma su nombre de Énimie, la princesa merovingia del siglo Vl que, tras suplicar a Dios que le quitase su belleza para no ser esposada por su padre con un barón importante, una mañana amaneció con su cuerpo cubierto de lepra. Ella quería dedicar su vida a Dios y, meses más tarde, un ángel le ordenó bañarse en la fuente de La Burle, en Gévaudan. Énimie se curó, pero cuando abandonaba su ciudad la enfermedad volvía. Entonces decidió fundar un convento de mujeres y un monasterio. De este último solo quedan tres salas: la entrada, la cripta y parte de la casa. Su vida está reflejada en una cerámica en la iglesia del pueblo, del siglo XlV.

Pueblos con encanto

Cerca de la zona del Tarn, hay algunos pueblos a destacar que merecen la pena ser visitados. Antes de iniciar la ruta, la imponente Catedral de Santa Cecilia, en Albi, es una impresionante infraestructura construida en 1282. Una obra que tardó dos siglos en finalizarse. Junto a ella, también se puede visitar el museo del Toulouse Lautrec, el conocido pintor y cartelista francés.

Próximo a Rodez, el pintoresco pueblo de Belcastel es considerado como uno de los más bonitos de Francia y hace viajar a los turistas a un lugar propio del mejor cuento medieval, destacando su imponente castillo del siglo Xl. Villefranche de Rouergue o Najac son lugares a los que merece la pena acercarse. El primero cuenta con un bonito centro histórico, con núcleo en la plaza Notre Dame, lleno de tiendas con productos típicos de la región: pato en sus muchas formas de elaboración y todo tipo de productos con violetas, típico en Toulouse. La cartuja Saint Sauveur o La Colegiata son dos construcciones del siglo XV que simbolizan el rico patrimonio arquitectónico de la regió de Aveyron. También Cordes-sur-Ciel es un municipio medieval situado sobre un monte, uno de los más bellos de Francia.

Por su parte Najac es un pueblo situado sobre el alto de una cresta rocosa, donde se alza sobre el resto de pequeñas casas un castillo real del siglo Xlll. Un símbolo del dominio monárquico después de los cátaros y donde los templarios fueron encerrados en 1307. Una calle principal recorre todo el pueblo, donde se pueden ver preciosas casas antiguas de la época medieval.

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios