Los picos de Las Esguinzas ofrecen una atrevida estampa desde Liérganes, entrada al valle del río Miera. Su cima más norteña es Peña Pelada. Un enorme peñón que se eleva 600 metros sobre el barranco y ofrece una imagen alpina a pesar de su modesta altura.

Este espolón protege un caos de dolinas y agujas calizas que culminan en Peña Herrera. En esta garma de complicado recorrido se refugió el grupo de huidos maquis más activo en los años que siguieron a la caída del frente norte y el final de la Guerra Civil. Desde el 1938, esta partida formada por guerrilleros como Juan Manuel, El Ferroviario y El Cariñoso (muerto en un tiroteo en Santander en 1941) se enfrentó a la Guardia Civil y al Ejército. Tras años de asesinatos, secuestros y represalias cesaron su actividad en 1948.

Rubalcaba es un pueblo pequeño a la orilla del río Miera con buenas casas. En un palacio destaca la conocida Cruz de Rubalcaba. En realidad se trata de un enorme escudo barroco del año 1717 que perteneció al capitán don Felipe de Miera Rubalcaba. Monumento desde 1994.

Pasado Rubalcaba, una pista sube por la derecha. El asfalto y la grava se cuartean en alguna curva pero permite llegar muy arriba con el coche. Pasa junto al desvío de La Quieva y alcanza las últimas cabañas de La Pereda, dos habitadas y el resto derrumbadas. Estamos enfrentados a las peñas de La Pelada y Castrejón. Pintura difuminada de un PR olvidado.

En la última borda comienza un sendero pasiego que sigue la media ladera. Cruza tres barrancos arbolados con sus arroyos y, siempre en flanqueo, desemboca en una zona de prados y cabañas (0h.22'). La primera es grande, está cerrada y mantiene el tejado de lastras. El resto se ha hundido, como las tapias. Abandono con argomales invasores quemados.

El sendero sigue prado arriba y alcanza un cruce de pistas (0h.30') pateadas por el paso de ovejas y vacas. Por la derecha sube hacia el hoyo Motejón y Las Esguinzas. Estamos encarados al Castrejón, una ladera pendiente cubierta de argoma y brezo que cubren la garma y con hoyos ocultos que complican la subida.Sin un camino claro remontamos la cuesta desarbolada para alcanzar la cima (0h.55'). Es amplia y venteada, con un hito en el centro. Ofrece un excelente panorama del laberinto de Las Esguinzas, Peña Cabarga y la bahía de Santander. Peña Pelada está enfrente, al otro lado de un collado con una cabaña.

Bajada sin sendero, con tramos muy pendientes. Llega a una alambrada, que da paso a un prado que llega a la cabaña (1h.15'). Fue grande y buena pero ahora está hundida. De allí mismo sube una senda de ganado que termina en un pastizal y un aprisco (1h.25'). Sigue una garma cuarteada y profunda en la que hay que ayudarse con las manos. Un esfuerzo y pisamos la cima (1h.35'), que cuelga sobre unas canales vertiginosas. Hasta aquí llegan las cabras. Hay un buzón del club Pies Cansados con la altura equivocada. Tiene excelentes vistas que abarcan la montaña de Cantabria excepto Alto Campoo. Se divisan Peña Labra, el Cornón de Peña Sagra, Picos de Europa, Castro Valnera, el Buciero y el mar. Rubalcaba está abajo.

Bajamos con atención por el camino de subida hasta la cabaña (2h.00'), que conserva la nevera en buen estado. Perdemos altura (dch.) por un sendero de ganado, embarrado y resbaladizo. Pasa junto a una cabaña derrumbada y una charca entre hayas y alcanza la tapia que cierra un gran prado. Hay más cabañas, todas hundidas. La senda bordea la pradera por la zona superior y sube en un tramo penoso, a media ladera, por terreno destrozado por las vacas que enlaza con el cruce al Castrejón (2h.25'). Desde allí volvemos a La Pereda (2h.50').