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Aitor Alonso
Martes, 27 de septiembre 2016, 15:06
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Algunos pintxos de las barras vascas se han ganado el apodo de 'los inmortales'. Son los más clásicos, los que nunca desaparecen de las cartas de sus bares y restaurantes y los que siempre están presentes en las listas de mejores creaciones de nuestros taberneros. Algunos, como la gilda, una de las grandes aportaciones vascas a la historia de la gastronomía, se caen de puro sencillo. Coja usted la mejor aceituna, la mejor guindilla y la mejor anchoa que se pueda permitir, ensártelas en un palillo y disfrute del vermú en compañía de un aperitivo insuperable. Otros, como el huevo frito de Senén González en el Sagartoki de Vitoria que abre esta personal y subjetiva relación, son casi I+D, ingeniería en los fogones. Pero así es Euskadi, tradición y modernidad de la mano.
El reto consiste en aproximarse en casa al sabor de la famosa salsa que baña el sandwich más famoso de Bilbao. Tendrán que probar y probar para acercarse al original, porque no hay receta que valga. Es una fórmula secreta, como la de la Coca Cola. El resto del bocado sí es conocido. Un buen pan de molde que soporte el peso y la humedad; una loncha gruesa de jamón de york y lechuga fresca y crujiente. Se acompaña de dos salsas, una roja y una blanca. Para la blanca, use mayonesa y leche. Para la roja, pimientos del piquillo, ajo, mostaza, pimiento choricero, agua... pruebe, quite y ponga hasta que dé con la que más le guste.
* Localización: General Concha, 5, 48008 Bilbao, Bizkaia
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