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Cesta con plantas aromáticas plantadas.
Las aromáticas, reinas del macetohuerto

Las aromáticas, reinas del macetohuerto

Tus barbacoas tendrán este verano un toque aún más personal. Olvídate de los tarros con hierbas secas del súper y cultiva en la terraza, o incluso en la cocina, orégano, albahaca y tomillo

josé ignacio martín

Viernes, 26 de junio 2015, 00:48

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Son, con permiso del perejil, tres de las aromáticas más populares. Y comparten con aquel y con el resto de la familia las características que convierten a este grupo de plantas en las reinas del macetohuerto: ocupan poco espacio, requieren unos cuidados mínimos y superan a cualquier rival que se les ponga por delante en cuanto a la cantidad de aplicaciones. Son el 'MacGyver' del mundo vegetal, como una navaja suiza. No solo embellecen y ambientan, sino que además tienen aplicaciones culinarias y en muchos casos, medicinales. Y ayudan a mantener la huerta libre de algunas de las plagas más habituales y dañinas. Vamos, que debería darme vergüenza hablar de tres especies juntas en un solo artículo que, además, espero no sea demasiado largo, una breve introducción sobre su cultivo.

Solo la información justa para que puedas empezar a experimentar y aprovecharte de unas plantas que tienen un valor añadido ahora que ha llegado el verano con sus parrilladas y comidas al aire libre. El orégano, por ejemplo, es uno de los principales ingredientes del chimichurri, el aderezo para asados típico de Argentina y otros países sudamericanos, así como de la salsa para el churrasco, en la que comparte protagonismo con el tomillo. La albahaca, por su parte, es la razón de ser del pesto italiano y elevará tus ensaladas a otra dimensión; sin ir más lejos, es probablemente el mejor acompañante del tomate. Por mencionar solo un par de usos, de entre los casi infinitos que encontrarás al abrir cualquier libro de recetas.

¿Tienes un día transgresor? Pues estás de suerte, porque con la propuesta que planteo en estas líneas vamos a medio romper una de las tres normas escasas que rigen el cultivo de las aromáticas. La primera de esas reglas sería asegurar una amplia exposición al sol, por lo que si se plantan en interior habrá que hacerlo junto a una ventana pero lejos de la cocina, la calefacción y cualquier otra fuente de calor. Y en primavera y verano siempre conviene sacarlas a que les dé un buen rato el sol. El segundo requisito es no pasarse con el riego, ya que el mayor peligro es que se pudran las raíces. Y el tercero, no mezclar especies vivaces -aquellas que duran más de dos años- con otras anuales, fundamentalmente porque la demanda de luz, y sobre todo de agua, es distinta en unas y otras. Por tanto, se puede optar por ponerlas individualmente en tiestos de un tamaño adecuado (unos 20 centímetros de diámetro estaría bien, pero si usas una maceta más grande se desarrollará mejor), o por preparar un mix de especies anuales en una jardinera y plantar otra con variedades anuales.

Tomillo en la imagen superior.

O puedes tirarte a la piscina y jugártela juntando unas y otras, a ver qué pasa. Es el componente lúdico de la agricultura urbana. Yo lo he intentado con una cesta que estaba ocupando sitio en el trastero y que antes o después iba a acabar en el contenedor de la basura. He forrado su interior con una malla tejida de rafia plástica, que evita que el agua se cuele entre los mimbres pero permite el drenaje a través de los poros, y la he llenado con siete partes de turba y tres de humus de lombriz, todo ello bien mezclado. Dentro he puesto dos plantas de albahaca, una especie anual; y tomillo y orégano, que si los mimas un poco viven cinco o seis años, si no más. ¡A la porra con la regla número tres!

Pero una cosa es enredar un poco y otra ser un kamikaze. La albahaca es de origen mediterráneo y no reclama mucho riego ("Ella misma te lo pide, enseguida agacha la cabeza cuando necesita agua", me advirtieron en la tienda donde la compré), pero sí más que el orégano y sobre todo que el tomillo, que tiene unas hojas diminutas y transpira muy poco, lo que le hace especialmente resistente a las sequías. Yo mismo lo he podido comprobar al sacarlo de la jardinera en la que lo tenía para trasplantar una parte a la cesta. El aspecto de las hojas, sin ser del todo boyante, no indicaba para nada la absoluta falta de humedad del sustrato.

Orégano en la parte superior.

Volviendo al tema, ¿cómo aseguramos el riego suficiente a la albahaca sin ahogar al orégano y el tomillo? La solución que yo he elegido es poner la albahaca directamente en la cesta, y el tomillo y el orégano, en sendos tiestos que a su vez he semienterrado en el canasto. Una pequeña trampa que debería permitirme satisfacer las necesidades de riego de cada una de las plantas sin que afecte al resto, ya que el agua podrá calar del orégano y el tomillo a la albahaca, pero no al revés. Y en cuanto al sol, he comprobado durante todo un año que el tomillo, que es el que más exposición necesita de los tres, se adapta perfectamente a los requisitos de la albahaca -la que menos-, así que será esta la que marque la pauta. En el momento de escribir estas líneas acabo de empezar la prueba, y por tanto no garantizo que funcione, pero prometo avisar si el proyecto se va al carajo. En todo caso, si eres de los que piensan que con la comida no se juega, siempre puedes ceñirte a la norma y plantar cada cual por separado.

Reproducción sin semilla

Donde sí puedo asegurar el fracaso es si haces esto con semillas y no con trasplantes. Es demasiado tarde. El tomillo aún se podría sembrar, y quizás la albahaca, pero ya te puedes olvidar de que lleguen a tiempo para las parrilladas de este verano. Mejor. Así tenemos una excusa para experimentar con otros mecanismos de propagación. En este caso, el esqueje y la división de pie o de mata. En otra ocasión probaré también con el acodo, especialmente adecuado para el tomillo, la salvia y en general plantas con tallos largos y flexibles. Y no solo aromáticas.

El esqueje es un buen método de reproducción para cada una de las tres especies a las que se dedican estas líneas, y la primavera y principios del verano, la época idónea para llevarlo a cabo. Consiste en cortar una rama de la planta en cuestión y meterla en agua hasta que se genere una raíz lo suficientemente fuerte para garantizar la viabilidad del nuevo plantón una vez que se traslade a la tierra. Una ventaja obvia con respecto a la propagación por semilla es que no se tarda tanto tiempo en obtener una planta productiva, pero es que además hay casos como el del orégano en que las simientes resultan muy heterogéneas, por lo que los hijos pueden no heredar las características de la madre. Con el esqueje, y también con la división de mata y el acodo, se evita ese peligro.

Yo he empleado este mecanismo con la albahaca, aprovechando que a una de las dos plantas que compré le había salido desde el tronco una ramificación un tanto torcida. Conviene que tenga un tamaño de unos diez centímetros, y hay que 'amputar' justo por debajo de un nudo. A continuación se cortan las dos hojas y los brotecillos que pueden haber empezado a nacer en ese nudo, así como todos los de los cinco centímetros inferiores, y se pone el esqueje en un frasco con agua que cubra esa zona. No es necesario, pero si quieres acelerar el proceso, puedes diluir enraizante en la proporción recomendada por el fabricante. Conviene renovar el agua cada dos días, y al cabo de una semana más o menos empezarán a apreciarse las raíces. La última vez que hice un esqueje de albahaca, en quince días estaba ya lista. Espolvoreé las raíces con un poco de enraizante y la puse en una maceta con turba y humus (7+3). Pero los plazos son orientativos. Conviene no precipitarse, esperar a que las raíces estén suficientemente desarrolladas. La observación es el mejor método. El único.

En la imagen esqueje de albahaca.

Para el tomillo, en cambio, he recurrido a la división de mata, también llamada de pie o de macolla. Es un sistema aún más rápido que el del esqueje, y se puede aplicar a aquellas plantas tengan muchos brotes desde el suelo. El otoño es la mejor época para dividir las especies que florecen a partir de la primavera, como ocurre con el tomillo, y las que lo hacen en verano y otoño, en primavera. Una recomendación: regar la maceta unas horas antes para que la tierra esté húmeda y no se deshaga cuando la manipulemos. Con una pala, se desentierra la planta con un buen trozo de cepellón y con mucho cuidado para dañar lo menos posible las raíces. De verdad, mucho esmero. Acabo de cargarme media planta de orégano, y encima sin necesidad. Con una me valía. No la he dividido más que para hacer una foto para el artículo. Conclusión: abstenerse patosos y manazas.

Una vez que el tomillo o lo que sea esté fuera del contenedor, los distintos brotes se separan con las manos o con un cuchillo en dos o más bloques, cada uno con sus raíces y la tierra que lleven adherida. Perdona que me ponga pesado: ¡mucho cuidado con los cortes! Las plantas resultantes se trasladan a su emplazamiento definitivo, en una mezcla de sustrato y humus, enterrando los tallos hasta la parte en la que empiezan las hojas, y se riega. Y eso es todo. Ahora a esperar que arraigue y empiece a desarrollar el follaje.

En la imagen, división de mata en orégano.

Ya te habrás dado cuenta, si has leído con un poco de atención dos párrafos más arriba, que esta no es quizás la época que aconsejan los que saben para acometer una división de mata. En el caso del tomillo aún podría pasar, pero para el orégano resulta más propicio el otoño o principios de primavera. Sin embargo ya lo dije antes, hoy me he levantado rebelde, con ganas de explorar los límites de las normas. A ver si no me arrepiento. Por si tú prefieres no arriesgar, te dejo a continuación un cuadro con información práctica sobre las tres aromáticas en cuestión, elaborado a partir de datos que he extraído de diversas fuentes especializadas.

Cultivo del tomillo, la albahaca y el orégano

Tomillo

Propagación: Por semillas y división de mata, en primavera. Por esquejes, a principios del verano. Por acodo, en primavera u otoño.Trasplante: Entre abril y octubre.Floración: Desde marzo hasta principios del otoño.Cosecha: Todo el año.Exposición solar: Pleno sol.Riego: Muy escaso.Abono: Antes de la siembra. No es imprescindible.Poda: Después de la floración.Altura: 10-40 cm.Usos culinarios: Salsas y condimento y aromatizante para carnes y pescados, adobos, infusiones...Propiedades medicinales: Antisépticas, diuréticas y expectorantes.Beneficios para el huerto: Atrae abejas y otros polinizadores

Albahaca

Propagación: Por semilla, a finales del invierno y en primavera. Por esqueje, en primavera y hasta finales del verano.Trasplante: En verano.Floración: Entre mediados de verano y mediados de otoño.Cosecha: Desde julio hasta noviembre.Exposición solar: A pleno sol o a media sombra. No soporta las heladas.Riego: La tierra debe estar siempre húmeda, pero no encharcada.Abono: Antes de la siembra, y después fertilizar de forma moderada con abonos orgánicos.Poda: Recoger las hojas cada dos o tres semanas.Altura: 40-60 cm.Usos culinarios: Ensaladas, salsas, sopas, zumos, tortillas...Propiedades medicinales: Antioxidante, antiinflamatoria y antibacteriana.Beneficios para el huerto: Protege de pulgones y otros insectos a los tomates y pimientos, y actúa como un fungicida natural.

Orégano

Propagación: Por semilla, en otoño o primavera. Por esqueje, en primavera. Por división de mata, en otoño o a principios de primavera.Trasplante: En primavera y verano.Floración: En verano.Cosecha: Todo el año.Exposición solar: A pleno sol.Riego: Escaso.Abono: Antes de la plantación. No es demasiado exigente.Poda: Recortar la mata a la mitad en plena floración.Altura: 40-60 cm.Usos culinarios: Salsas para pasta, pizza o asados, ensaladas, aromatizante del aceite y el vinagre...Propiedades medicinales: Tónicas, digestivas, antisépticas y expectorantes.Beneficios para el huerto: Su olor atrae a abejas y otros polinizadores.

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