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Ropa molona, comida molona y discos molones... Todo se puede encontrar en Conde Duque, el barrio de las cosas bonitas.
Guía para descubrir el secreto madrileño de Conde Duque

Guía para descubrir el secreto madrileño de Conde Duque

Seis direcciones imprescindibles para disfrutar de esta efervescente zona capitalina, donde bon-vivants, hedonistas y modernos sin imposturas encontrarán pan, discos, quesos, tragos y ropa a su medida

Jorge Barbó

Viernes, 27 de febrero 2015, 20:18

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Las mismas cafeterías donde te escriben el nombre en un vaso de cartón, las mismas macburguesas, las mismas tiendas de ropa barata sueca y los mismos garitos de Don Amancio con todas sus versiones. Lo mismo por todo el mundo. Y el viajero ávido de llenar su Instagram con rincones especiales, ése que no ha hecho la maleta y ya está pensando en volver de su escapadita madrileña para contarle a Juana, la chica indie de contabilidad, que ha descubierto una joyita "super auténtica y sin turistas", vuelve decepcionado. Porque en Malasaña hay que esquivar a chicas que se guardan del frío castellano con abrigos leopardescos y hay que andar con cuidado para no pisar a esos perretes que tiran de modernos de bronceado filtro Amaro. Y en Chueca no cabe un alfiler, con excursiones guiadas de turistas en busca de la experiencia queer cañí y que acabarán hasta arriba de tapas modernísimas a precio de lágrimas de unicornio en la segunda del Mercado de San Antón.

Y en esas, cuando todo parece estar ya más que conquistado, el visitante de provincias, el mismo que frente al cartel de Schweppes o en Sol se siente como un Paco Martínez Soria sin borreguito pero con smartphone, va y descubre un pequeño secreto a voces. Allá donde el templo de Debod todavía no se divisa, allá donde la espina dorsal de la Gran Vía pierde su santo nombre, allá donde ya no se escucha brindar a la chavalería en las terracitas de Dos de Mayo. Allá donde Felipe V se empeñó en levantar un colosal cuartel para las Guardias de Corps, su realesco y personalísimo servicio secreto. Allá donde abren tiendas de ropa molona, de discos molones y de comida molona. Allá está Conde Duque, el barrio de las cosas bonitas.

Hemos zampado, nos hemos vestido y calzado. Pero Conde Duque, esa quinta avenida de lo chic, donde lo desagradable no da lugar, todavía esconde otros destellos. Uno no debería volver para el metro de Noviciado (o Ventura Rodríguez) sin vivir una 'petite morte' una de las crêpes de jamón y queso del Olive (Conde Duque, 24), sin dejarse llevar por ese aroma a quesazo de la Quesería Conde Duque (Conde Duque, 15) de la que es imposible largarse sin un buen pedazo de Comté, sin echar unos tragos de buen vinazo en Drink Fino (Conde Duque, 14) y sin dejarse caer por el Museo ABC (Amaniel, 29), dedicado a la ilustración y al dibujo. Para la próxima visita capitalina, el Instagram de aquel viajero inquieto quedará jalonado de estampas con marcos y bien de filtro Amaro. Y quizás para la siguiente pueda ir acompañado, cogido del brazo, de Juana, aquella chica indie de contabilidad. Ojalá.

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