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ASIER ANDUEZA
GALDAKAO.
Jueves, 19 de octubre 2017, 23:49
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El panorama arquitectónico del centro de Galdakao se está transformando completamente con las obras que el Ayuntamiento ejecuta en una de sus plazas más concurridas, Lehendakari Aguirre. La Administración local invierte 987.000 euros en instalar una cubierta en la zona de juegos infantiles y en la construcción de una nueva haurreskola semisoterrada. Dos obras que llenarán este espacio con nuevos equipamientos, pero que ahora tienen abierta en canal la plaza Roja. Algunos de los residentes en la zona se muestran escépticos con el resultado, aunque son los hosteleros los más críticos con el desarrollo de los trabajos y urgen a que se acelere su conclusión.
Según lamentan, «nos dijeron que la plaza la iban a dejar libre para las fiestas, pero no fue así». «Las pérdidas desde que empezaron las obras son importantes, porque nos han pillado meses de verano y los 'Santacruces'», afirman antes de aclarar que «esperamos que los niños y, con ellos los padres, vuelvan a nuestros bares».
Mikel Sánchez, un joven residente en el entorno, señala que «no sabemos cómo va a quedar antes de ver acabada la obra, pero parece que está todo apelotonado». En la misma línea opina Mari Carmen, otra vecina, a quien ahora le parece un «caos», pero que confía en que «los técnicos habrán hecho las cuentas de cómo va a quedar». Una de sus preocupaciones, compartida con Vicente, es si los bancos retirados los van a volver a poner. Este galdakaotarra cree que «no cabrán dentro» de la cubierta, por lo que los acompañantes de los niños «se van mojar».
A su juicio, la «araña», en referencia al techado de la zona de juegos, presenta algunos «riesgos». «No entiendo por que había que usar más de 40 columnas», cuestiona en referencia a los pilares que sustentarán la estructura. Marije y Celestina, habituales de la plaza, aseguran que «todo el mundo comenta en el pueblo» las obras; también las de la haurreskola, que está previsto que terminen en menos de medio año. En este caso, además, el proyecto ha estado marcado por las críticas de docentes y familias, que consideran que, al tratarse de una instalación semisoterrada, «traerá problemas de humedades».
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