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Jesús Ángel Ruiz resultó herido de gravedad.
«El reactor explotó y salimos por los aires, a más de 20 metros»

«El reactor explotó y salimos por los aires, a más de 20 metros»

Supervivientes del incendio de la fábrica Ripolín de Basauri recuerdan, cuarenta años después, un suceso en el que murieron seis trabajadores

LEIRE PÉREZ

Miércoles, 26 de abril 2017, 00:07

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En la memoria de Jesús Ángel Ruiz está marcado a fuego el 27 de abril. Mañana se cumplirán 40 años, en los que no ha podido olvidar. Cada día, mientras se asea o se pone delante de un espejo, retrocede a su juventud, cuando con 22 años volvió a nacer en el incendio que se registró en la fábrica de pinturas Ripolín, de Basauri. Y aunque todavía conserva las heridas que le dejaron las llamas en la cara y en los brazos, entre otros lugares de su cuerpo, es consciente de la suerte que tuvo. Seis trabajadores, entre ellos su compañero Marcos, murieron. Decenas de operarios más resultaron heridos a causa de la explosión del reactor de resinas y barnices. «Estuve dos meses en la UCI, hinchado, descojonado. No se me conocía, pero mi compañero tuvo peor suerte y falleció. Yo me libré porque no perdí el conocimiento y pude escapar», recuerda.

Eran las cinco de la tarde cuando un ruido ensordecedor recorrió la fábrica. El humo se propagó en cuestión de segundos; el cielo de Basauri se apagó de repente. «¿Cómo no me voy a acordar de ese día?», se duele. «Estábamos envasando barniz. Las máquinas no se podían dejar solas, así que nos turnábamos para fumar. Yo esperé a que volviese mi compañero para salir a echar un cigarro. Al pasar por al lado del reactor vi una niebla, fui donde Marcos y le pregunté qué creía que podía ser. Casi no pudo ni contestar, en ese momento explotó y salimos por los aires, a más de veinte metros», relata.

No era la primera vez que en esa zona de la empresa, en la que trabajaban más de trescientas personas, tenían un susto. La situación «era precaria, carecíamos de condiciones de seguridad, sólo importaba la acumulación de ganancias», denuncia. Pero este último episodio fue mortal para los operarios. La deflagración fue brutal y el fuego se propagó por el pabellón de fabricación de las pinturas y por el laboratorio. «El reactor trabajaba por encima de su capacidad, a destajo, no había salidas de emergencia ni de evacuación a pesar de que manipulábamos productos químicos altamente tóxicos», censura el afectado.

«Trabajaban con temor»

Ruiz fue uno de los heridos graves, pero se salvó. Permaneció un año de baja. Después de recorrer la fábrica consiguió salir por su propio pie. «Al llegar a la portería me desmayé. Me llevaron primero al hospital de Basurto y finalmente a Cruces, donde me hicieron un injerto de la pierna. Fue horrible, recuerdo cómo me quitaban los pellejos».

A pesar del trágico desenlace, la empresa estuvo cuatro años más en funcionamiento. Manu Imaz, administrativo, fue otro de los supervivientes. «Me acuerdo que nos subimos encima del pabellón y tratábamos de apagar el fuego. Estuvimos hasta que llegaron los bomberos», detalla. Perdió a dos de sus amigos; pero no a Ruiz, al que pudo visitar en el hospital. «No lo olvidaré nunca, me quedó grabada la imagen de su rostro, totalmente hinchado, desfigurado», rememora.

«Los operarios llevaban tiempo avisando de que cualquier día podía haber una tragedia. Trabajaban con temor. Hoy en día también hay accidentes, pero era otra época, no había medidas de seguridad, era la época de Franco», sentencia sobre un suceso que no quieren que caiga en el olvido. «Es historia de Basauri».

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